Querido Pep:
Cuando se es el mejor equipo del mundo se gana porque se es el mejor equipo del mundo. Cuando se es el mejor equipo del mundo no hay peros que valgan. Cuando se es el mejor equipo del mundo lo normal es ver la vida con perspectiva. Cuando se es el mejor equipo del mundo la vida ha de ser bella sí o sí. Cuando se es el mejor equipo del mundo lo aconsejable es no entrar al trapo por aquello de que el de arriba no tiene que hacer caso jamás al que va por debajo so pena de ponerse a su altura. Cuando se es el mejor equipo del mundo no precisas de ayuditas arbitrales porque eres el mejor equipo del mundo. Hasta Juan Perogrullo, querido amigo, suscribiría esta retahíla de obvias reflexiones.
Pero convendrás conmigo también que el hecho de que no necesites que te echen una mano los de negro no implica necesariamente que no te la echen y perdona por tanta obviedad tautológica junta. Eso es tan cierto como que dos y dos son cuatro. O como que con el poderoso, con el número uno, siempre se colabora más que con el menos poderoso o con el simplemente outsider. No es lo mismo enfrentarte a un juez siendo un yonqui de La Mina tipo El Vaquilla que presidiendo una gran empresa, un gran banco o una comunidad autónoma. Al poderoso se le perdona todo y al más poderoso, más. Sensu contrario, con los parias todo vale.
Tú mejor que nadie, que no tienes un pelo de tonto, sabes que los árbitros son personas y que las personas son falibles. Seguramente ni vuecencia estaría de los nervios por un quítame allá unas páginas de na en MARCA ni yo estaría en estos momentos enviándote esta epístola si el fútbol hubiera avanzado tecnológicamente a la misma velocidad que el tenis con el ojo del halcón, el baloncesto con los vídeos o el fútbol americano con los mil y un árbitros y las mil y una cámaras.
No entiendo pues por qué te ha invadido el baile de San Vito. Me parece tan encomiable que ruegues a tus jugadores que pasen del tema como censurable ese intento de buscar el enemigo externo donde no lo hay. Lo fácil, lo cómodo y hasta si me apuras lo cínico es echarle siempre la culpa al de fuera porque consigues un enormemente efectivo dos en uno: desvías la atención y además unes a tu grey en contra de una supuesta bestia negra común.
Es un mecanismo infalible a corto y medio plazo aunque no tanto a largo porque al final acaban pillándote sistemáticamente. Ya sabes, Pep, eso de que la mentira tiene las patas muy cortas. Yo que tú pasaría de todo y me dedicaría a eso que sabes hacer como nadie: entrenar, liderar grupos y conquistar títulos. No busques gato encerrado donde no lo hay, ni contubernios judeomasónicos donde sólo existe un intento de que la Liga sea más justa, ni tires de ese “Madrid me mata” que tan cachondo pone al nacionalismo victimista. Que el Barça cuenta en estos momentos con seis puntos de más gracias a la vista gorda arbitral no es algo que me invente yo sino purita constatación empírica de los 21 partidos jugados hasta ahora. La Otra Liga de MARCA va a misa te guste o no te guste, te piques o no te piques que ya sabes que el que se pica, ajos come.
Como incontrovertible es la científica certificación de que el Real Madrid cuenta en estos momentos con dos puntitos extra por obra y gracia de Don Victoriano Sánchez-Arminio. Como igualmente intosible es que en estos momentos sólo llevaríais uno de ventaja a los de blanco si los de negro no hubieran sido consciente o inconscientemente parciales. Vamos, que habría más Liga y, desde luego, veintisiete veces más partido en el Bernabéu el 11 de abril. Ésta es la única verdad te guste o no. Yo que tú me lo haría mirar porque los hechos son los hechos los diga Eduardo Inda o el porquero de Eduardo Inda. Vayamos al grano. A lo más recientito. No hablaré del penalti a Xavi el día del Espanyol, ni de lo de Gijón, ni tan siquiera de ese escandalazo del partido contra el Villarreal. Me limitaré a ese Barça-Getafe en el que la pistola aún continúa humeante. Tan discutible es la legalidad del gol de Messi aunque Ibrahimovic está en fuera de juego estorbando la visión del portero yo creo que el trencilla acertó como indiscutible el penalti de Abidal a Pedro Ríos en un pasaje del encuentro en el que os habrían empatado a uno como impepinable el que Rafa Márquez realiza sobre Soldado.
Pero lo que tiene narices es que te quejes, por Txiki interpuesto, de la expulsión de ese por otra parte excepcional zaguero que es Gerard Piqué. Sólo un desahogado o un hipócrita de tomo y lomo puede discutir la roja por una entrada que es de juzgado de guardia. “Las campañas desde Madrid son intolerables”, se quejaba Begiristain, “lo de Piqué es una entrada fuerte pero no sé si de roja”. ¿Qué coño tendrá que ver el trasero con las témporas? ¿No te parece, Pep? Si no sabes si es de roja, por qué negar la mayor, por qué desviar la atención a unas “campañas desde Madrid” que sólo existen en el coco de algún fresco. La prueba del nueve, el momento en que los mil y un comités se van a retratar, el instante en el que la Federación deberá cruzar el Rubicón, llegará esta semana. Será cuando se juzgue la coz de Piqué. ¿Le meterán dos partidos como al malo-malísimo de Cristiano? ¿O no le caerá ninguno? Tú puedes dormir a pierna suelta: mucho me temo que en el peor de los escenarios le sancionarán con uno para no dar que hablar más de la cuenta. Lo de juzgar a todos por el mismo rasero, olvídalo. A lo mejor tenéis más suerte -cuidado porque muchas veces al trato de favor le llaman “la suerte del campeón”- y le dejan irse libre y sin cargos. Dios, Ángel María Villar o quién sea dirá.
Y aunque sé que te saca de tus casillas la sola insinuación del tema no me resisto a volver a ponerlo encima de la mesa: así como hace años el Real Madrid era clara y ostentóreamente el equipo del régimen, ahora sois vosotros los que gozáis de esa cómoda condición. Donde antes había uno o mil gurucetazos, ahora hay uno o mil iturraldazos. Es lo que tiene estar a partir un piñón con la Federación en tu caso y es lo que conlleva no llevarte con la Federación como sucede con tus compañeros y, sin embargo, enemigos merengues. Es lo que ocurre cuando, como sucede con tu todavía jefe, te matas a besos con los gerifaltes de la UEFA. ¿O es que acaso también nos vas a hacer comulgar con las ruedas de molino de Tom Henning, el coco liso ese que os metió en la final de la Copa de Europa con un arbitraje más con pinta de tongo que de otra cosa?
Sostienes con esa mezcla de engolamiento y vehemencia que tan buenos réditos te ha proporcionado que los seis títulos “no han sido gracias a los árbitros”. “Detrás de todo esto”, apostillas, “hay mucho esfuerzo”. Nadie, salvo un loco de remate, defenderá jamás que los de negro regalaron la gloria al Barça. Maticemos: alguno sí podrá puntualizar que la Champions League se vino para la Ciudad Condal por obra y gracia del árbitro noruego. Para empezar, Didier Drogba, y para terminar, cualquier pelotero con dos dedos de frente. Que las otras cinco copas las levantásteis al viento legítimamente va a misa. Por eso, Pep, no abuses de esa demagogia que es como los chicles porque la puedes estirar hasta donde tú quieras. Más que nada porque, antes o después, se te verá el plumero. Permíteme un consejo: pasa de todo, porque si no, seguirás dando la impresión de que algo falla. De que ya no estás tan seguro como antes. De que el tema se te está escapando de las manos. Para ganar un título, el doblete, el triplete, el cuadrete o el heptaplete y perdón por tanto palabro te bastará y sobrará con continuar siendo el mejor equipo del mundo. Pero así como no por mucho madrugar amanece más temprano, no por mucho denunciar fantasmagóricas campañas vamos a dejar de denunciar los favorcetes que benefician al Barça, al Real Madrid o al lucero del alba. Y ten en cuenta por tu bien que se coge antes a un mentiroso que a un cojo.
Afectuosamente: Eduardo Inda.
PD: Soy consciente de que no me responderás porque los divinos jamás os juntáis con los mortales. Pero ahí queda.