Y ya para acabar, el tío Paco metió la mano:
Ante esta situación, el presidente azulgrana Enrique Martí pierde los nervios e intenta traspasar los derechos del Jugador a la Juventus de Turín sin informar a Di Stéfano, lo que indignó al jugador. Ante la negativa de la Juventud de entrar en negociaciones por un jugador con una situación tan complicada, el Barcelona se pone en contacto con River Plate y pide la anulación del contrato y la devolución de los dos millones de pesetas de una forma y modo poco acertados a lo que el River Plate se niega. La FIFA nombra como mediador a Armando Muñoz Calero, expresidente de la Federación Española de Fútbol y que tanto había hecho para que Kubala jugase en el Barcelona. Calero toma una decisión salomónica: Di Stéfano jugará en el Real Madrid las temporadas 1953-54 y 1955-56, y en el Barcelona las 1954-55 y 1956-57, tras esto, ambos equipos deberían ponerse de acuerdo en decidir el futuro del jugador.
En un principio, ambos clubes acatan la decisión. sin embargo, había surgido un nuevo problema: el 24 de agosto de 1953 había entrado en vigor una nueva disposición legal de la Delegación Nacional de Deportes según la cual se prohibía el fichaje de extranjeros desde esa fecha. Aquí será donde se produzca la única intervención gubernamental en el fichaje de Alfredo Di Stéfano: la aprobación por parte de la DND de la posibilidad de que se permita la contratación de aquellos jugadores extranjeros cuyo fichaje estuviera en negociaciones antes del día 22 de agosto de 1953 y que si bien es cierto permitió el fichaje de Di Stéfano por el Real Madrid para la temporada 1954-55, era una medida general para todos los clubes.
O sea, el Barça lo fichó antes de la entrada en vigor de la Ley, ley que impedía que el Madrid lo pudiese fichar. Se hace la vista gorda con los 27mil euros, se obliga al Barça a compartirlo.