Quedaba una hora para el partido inaugural de la temporada y el Míster tenía que hablar de inmediato con el Presidente del club. Al Presidente no le había parecido lo más óptimo dado que había que centrarse en el primer partido y en los jugadores: mucha gente iba a ver el encuentro. Pero el Míster es un tío metódico: “Mejor tenerle contento”, pensó mientras se terminaba la caña de cerveza en el bar del estadio.
No había terminado de tragar cuando apareció con paso firme el Míster. Cara de preocupación, sudadera del equipo con el cuello del polo por fuera, pantalón del chándal perfectamente alineado con los calcetines, y las zapatillas a juego con los cordones atados por un marinero experto. Cada dos pasos levantaba la vista de su pizarra magnética y movía alguna ficha, algo le preocupaba del partido. “Otra vez no…”, pensó el Presidente.
- Presi, al fin te encuentro. Verás, tengo unas sugerencias de última hora.
- Buenas tardes Míster, ¿no deberías estar en el vestuario con los chicos? En nada tendrán que empezar a calentar.
- Les he dejado un vídeo con las jugadas a balón parado del rival, no te preocupes.
El Presidente puso los ojos en blanco.
- Mira Presi, tengo dos personas por puesto, como te exigí hace dos meses… Y te lo agradezo. Pero en el centro de la defensa tengo dudas, Sergio últimamente no está centrado, habla mucho con los demás de una tal Pilar… Ha faltado a algún entrenamiento poniendo excusas que no me convencen… Y no está rindiendo en los entrenamientos y amistosos del verano. Lo cierto es que el que le suple no da la talla pero como haya alguna baja durante la temporada me temo que tendremos un agujero ahí.
- Míster, ya hemos hablado de esto, el equipo es el que hay, no va a haber más incorporaciones, no ha sido posible y no lo será… Lo importante es que ellos se diviertan jugando, ¿no?. Además, puestos a hacer una incorporación ahora… ¿No debería ser en el mediocentro o incluso arriba? Ese delantero que has traído…
- No Presi, ya sé que el francés no parece un nueve, ¡pero cómo baja hasta el área a recibir! Es un nueve moderno, confío en él. Para el mediocentro me gustaría un chaval un poco raquítico que he visto en el equipo rival, échele un ojo que me gusta.
- Ese jugador es de segundo año, creía que querías todos de primero para tener un equipo de futuro...
- Tranquilo Presi, yo controlo.
Y el Míster, obviando que el Presidente negaba con la cabeza y torcía el gesto, se encaminó a los vestuarios. Los jugadores se encontrarían ya calentando en el campo guiados por su segundo de abordo.
El calentamiento había finalizado, un par de vueltas al campo, unos rondos a dos y un toque, juegos de posesión reducida, ejercicios de finalización… El equipo estaba enchufado, hoy era el día.
Cinco minutos para el comienzo de la temporada, el Míster los reunió a todos en un corro.
Equipo, hemos preparado este encuentro durante el último mes. Presión fuerte los primeros minutos, no dejamos huecos en las líneas interiores, ayudamos al compañero en la banda en el dos contra uno. Recordad las permutas. Cuando tengamos el balón quiero jugadas en máximo dos toques, apoyos en corto, desmarques de ruptura para los extremos…
Míster, ¿qué son desmarques de ruptura Míster?
Lucas me cago en dios, que estamos ya para empezar, no me jodas.
A Lucas se le humedecieron los ojos, el Míster lo apreció. Le regaló una sonrisa, le puso la mano en el hombro y le dijo:
Tranquilo Lucas, yo controlo.
El Míster siguió con la retahíla de las pautas de juego seguido de las jugadas a balón parado: nada más y nada menos que diez diferentes para córners y faltas laterales.
Los jugadores del equipo lejos de tranquilizados estaban cada vez más nerviosos, no entendían la mitad de las cosas que decía el Míster, pero después de lo de Lucas nadie quería preguntar.
- Y recordad, lo más importante es asociarse, confiamos en ti, jefe. - Dijo el Míster mirando al delantero, que en ese momento estaba hurgándose la nariz y el asunto le pilló desprevenido.
El partido terminó 1-3 para el equipo rival.
El Míster, desolado, llegó a casa y tiró la carpeta contra la pared de su cuarto, desperdigando por el suelo las anotaciones que había hecho su segundo de a bordo: estadísticas propias y del rival, pases acertados y fallados, regates completados, tiros a puerta, etc.
- No lo entiendo, hemos jugado mejor, más posesión, más pases clave, ¿en qué he fallado?
A medida que no encontraba respuestas para sus preguntas, una rabia iba creciendo en su interior, los párpados cada vez se le abrieron más y una enorme sonrisa macabra se dibujó en su maníaco rostro.
- Quizás no sepa cómo hacer para que ganen mis prebenjamines, pero hoy… Los del foro se van a cagar.