Una nuevo pollazo en la cara para todos aquellos que dicen que no es decisivo, que es un buen jugador sin más, que no es top10 ni del Fuenterrabía, que le regalan los balones de oro, que etc.
Una noche más, les toca morder la almohada fuerte mientras contienen las convulsiones en previsión del más que probable cuarto balón de oro para el astro portugués. Pero ellos seguirán, erre que erre, luchando contra molinos, demostrando su estulticia en base a estadísticas para mongolos mientras Ronaldo conquista todo lo conquistable.
¿Y qué se siente al ser del Madrid en estos momentos, e imaginarse la de noches sucesivas que llevan ya los culés sintiéndose indispuestos desde el 29 de mayo? Pues una felicidad plena, un gozo inconmensurable. Es que ni una alegría les han dado, oye. Ni migajas. Todo drama.