La adición extrema a los videojuegos ha dejado funestas consecuencias en Taiwán, donde un joven ha fallecido después de jugar durante 40 horas seguidas al videojuego Diablo 3. Según informa la agencia de noticias United Daily News, el joven no paró ni siquiera para comer.
Una nueva mala noticia relacionada con los videojuegos ha sacudido a la poblacion taiwanesa y al sector del ocio electrónico. Según leemos en El País, un joven de 18 años llamado Chuang murió el pasado fin de semana después de pasar casi dos días jugando al Diablo 3 en su modo online. El fallecido reservó el viernes una sala privada en un cibercafé de su ciudad y pasó casi dos días de juego sin ingerir alimento alguno.
Tal y como relató una empleada del establecimiendo, el pasado domingo acudió a la sala alquilada por el joven y le descubrió dormido. Tras despertarle, Chuang se levantó por su propio pie pero acabó desmayándose momentos después de despertar. El joven fue trasladado al hospital pero finalmente falleció. El hecho de no haberse alimentado parece el principal motivo de la muerte, aunque aún no están claras todas las circunstancias del fallecimiento.
Desde Blizzard, compañía desarrolladora del título, han emitido un comunicado donde lamentan los hechos. "Nos entristece la noticia y queremos dar nuestro pésame a los familiares y amigos. Por ahora, no queremos realizar más comentarios sin saber las circunstancias que han envuelto al suceso", señalan los responsables de Diablo 3.
Un caso similar hace cinco meses
El caso de Chuang es el segundo que conocemos en el país asiático en apenas medio año. El pasado mes de febrero otro joven falleció después de pasar 10 horas jugando al World of Warcraft. En este caso el motivo del fallecimiento fue una parada cardiaca, pero el alto número de horas contratadas en el cibercafé (23 horas) antes de empezar a jugar indica las dimensiones de la adicción del jugador. Precisamente este último título es uno de los que más casos de adicción tanto en Asia como en otras partes del mundo se han reportado. En cualquier caso, ambas situaciones son muy puntuales pero sí muestran los peligros del abuso de este tipo de ocio electrónico.