Resulta que tengo un perro desde hace varios años, y al cual no le hago demasiado caso.
Ronda siempre por mi casa como cansado, apático, sin ganas de correr o jugar. El típico perro de adorno, vamos.
El caso es que no suele entrar nunca en mi habitación... sólo alguna que otra vez que le moleste algo o tenga necesidad urgente de salir a la calle.
Teniendo en cuenta estos datos, me encontraba yo el otro día jugando al World of Warcraft a la vez que escuchaba música a un volumen infame, y noté de refilón que mi perro se adentró en mi morada. Esperé un poco a ver si reclamaba algo, si le dolía algo o si quería salir a correr un rato (parece que en la calle sí que le gusta correr). Nada, el perro no quería hacer nada de nada.
Seguí a lo mío, inmerso en mundos de facerolls y gankeos, cuando me dí cuenta de que ahora el perro estaba al lado mía haciendo algo sospechoso. Estaba lamiendo un Kleenex. "Qué raro", pensé. "Si hoy no he comido en la habitación, por qué relame restos de... ¡oh noes!"
Automáticamente me di cuenta de que lo que yo no soy capaz de hacer, lo estaba haciendo mi perro. Se estaba comiendo a mis hijos no natos. Y al hijo de puta le estaba encantando, porque se tragaba hasta el papel. Evidentemente le reñí, lo saqué de la habitación y cerré la puerta.
Pues lo realmente curioso viene ahora: he descubierto que mi perro, a pesar de todos sus defectos, tiene una gran virtud. Un sentido del olfato hiperdesarrollado. Y esto lo digo porque cada vez que me masturbo y eyaculo, ahí tengo al perro olisqueando y ladrándome en la puerta, esperando su manjar. Y lo peor de todo es que hasta que no tiro el papel a la basura y la bajo a la calle no para de intentar degustarme.
¿Alguien sabe cómo hacer que mi perro deje de ser una alarma para pajeros? Si alguien en mi casa consigue asociar ladridos con masturbación, mi privacidad se verá reducida a cero.
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