como construyo una historia con esto

g0ttlich

porque a pasado la primera pagina i aun no he visto ningun +20?

podemos
V

granaino127

#31 Porque la mayoría de contestaciones son esperadas.

Podemos resumir en que el post es una mierda.

2
M1k4

Solo hay un post al que darle manitas : #27 y está hecho con una plantilla

o4colorxl

El universo es división.

Siempre lo ha sido, siempre lo será.

División entre vida y muerte, creación y destrucción, luz y oscuridad, orden y caos, materia y vacio...

Quizás sea ese carácter bipolar inherente al universo lo que hace que todo en nuestras vidas este ligado al hecho de elegir, de tener que decantarnos entre una elección u otra, lo que de lugar a que nuestras vidas sean una sucesión de bifurcaciones en el camino donde debemos tomar unas decisiones u otras, siendo absolutos desconocedores de las consecuencias que acarrearan.

Esta es la historia de una de esas decisiones:

Era una mañana de verano, de esas que no necesitas ver en el calendario que es Sábado porque se ve en el cielo. Una de esas mañanas brillantes, intensas, en las que los rayos de sol te gritan a los ojos que salgas a vivir y te atraviesan la piel inyectándote el calor en las venas. Una mañana bellísima, si señor.

Estaba disfrutando de esa tibieza luminosa a través de la ventana de mi habitación cuando escuche el móvil vibrando sobre la mesilla. No tenía intención alguna de cogerlo, pero sabía que si lo dejaba sonar terminaría cayéndose al suelo, así que en un par de zancadas me acerque a cogerlo. La idea inicial era meterlo en el cajón de los calcetines y olvidarme de él pero al ver en la pantalla el nombre de Marisa un calorcillo me recorrió el estomago y decidí que hablar con ella era una forma mas que agradable de continuar con aquella prometedora mañana.

Marisa era una amiga que me había presentado unos tres meses atrás un amigo común. Una chica normalilla, del montón, pero con una sonrisa encantadora y una mirada capaz de atravesar el alma. Me despertaba una simpatía natural por su forma de hablar tan dulce, su sentido del humor tan acido y su impulsividad irrefrenable.

Pulsé la tecla de llamada y descolgué el móvil.

  • Hola pequeña, buenos días.
  • Hola grande ¿Qué haces?
  • Nada, acababa de levantarme ahora mismo, estaba mirando por la ventana, pensando que hacer ¿y tú?
  • Yo llevo desde temprano despierta, tengo el día inquieto.
  • ¿Día inquieto? ¿Y eso? ¿Otra vez dándole al café frio?
  • Que va, anoche que vi la peli esa nueva de Pesadilla en Elm Street, la de Freddy Kruegger y ya sabes que soy bastante aprensiva con esas cosas... he tenido un par de pesadillas y he decidido quedarme leyendo desde las 6 de la mañana.
  • Mira que siempre te pasa igual, no sé cómo te atreves a ver esas películas sola.
  • Nada, cosas mías. Oye ¿vas a hacer algo entonces hoy?
  • No lo sé, te he dicho que me has llamado cuando estaba pensando en ello ¿Por? ¿Alguna idea?
  • Si, vámonos a mariscar
  • ¿Cómo?
  • A mariscar ¿no te gusta? Ya sabes, coger cangrejos y todo eso, en verdad es por dar un paseo por las rocas, me apetece, el día esta increíble
  • Bssssssssbueeeeno... venga. Vale. ¿Vamos a comer en la playa o será algo rápido?
  • Algo rápido ¿vale? Antes de comer estamos de vuelta.
  • OK, te recojo en una hora debajo de tu casa. Vamos en mi coche.
  • Venga
  • Hasta ahora pequeña
  • Hasta ahora grande

Colgué antes de que acabara la frase, siempre nos despedíamos así, además hablar con ella siempre he hacía sentir prisa, era como si me contagiara su nerviosismo y su impulsividad.

De haber sido más reflexivo sabe Dios como hubiera transcurrido el resto de mi vida. Alea jacta est.

Salí de la habitación con una camiseta de andar por casa, un vaquero pirata, las playeras y las llaves en el bolsillo. En mitad de la playa no me haría mucha falta el móvil ni la cartera así que me dirigí a la cocina, le di un sorbo al cartón de leche fría y cogí una bolsa de plástico de Mercadona. No tenía mucha confianza en que cogiéramos nada en la playa, pero por si acaso.

Al meterme en el coche hice un poco de orden, estaba realmente desordenado. Es lo que tiene el verano, vas de un lado a otro con cien planes diferentes y el coche es testigo de todos ellos, dando buena cuenta del ajetreado ritmo de vida estival con todos los trastos que van acumulándose en él: toallas, neveras, botellas de agua medio llenas (o medio vacías), balones, cd's piratas revoleados por el suelo... Pura vida.

Pensé entonces en que música poner para el camino. Encendí la radio y empezó a sonar un CD de David Bisbal que había metido una amiga de una amiga un día que fuimos de barbacoa. Ni loco. Bisbal por la ventanilla. Abrí el estuche de CD's y pensé si poner a Bob Marley o a Jason Mraz... No, Jason Mraz era muy cortavenas a veces. Bob Marley sería ideal.

En unos minutos estaba frente al portal de Marisa. Era una de estas unifamiliares clónicas de quiero y no puedo. La típica casa que se compra quien quiere un chalet pero no tiene como pagarlo. Bonita, resultona, pero más fachada que otra cosa. Toqué el claxon y esperé a ver si se asomaba por su ventana, y justo estando en esa estúpida posición mirando hacia la derecha por la ventanilla de pasajero, con el cuello estirado, la espalda doblada y la mano izquierda sobre el volante y la derecha sobre el cambio de marcha, sonaron unos golpes en el cristal a mi espalda. Me incorporé y era Marisa. Me saludaba con una mano mientras en la otra levantaba una bolsa de plástico del almacén donde se veían un par de bocadillos en papel de aluminio y tres latas de refresco.

Comeríamos en la playa.

Si, Marisa era encantadora y jodidamente impulsiva.

Subió en el coche y empezó a hablar como siempre, sin terminar ningún tema que comenzaba. Me hablaba de que había comprado los bocadillos y lo encadenaba con que la nevera de su casa estaba estropeada, me explicaba lo de la nevera lo asociaba con que acompañó a sus padres a comprar otra a MediaMarkt, se acordaba entonces de que en MediaMarkt había visto un MP4 que le gustó y se lo compró, eso le recordó que se estuvo descargando música con el Ares pero que no sabía cómo configurar el router para que fuera más rápido...

Así estuvo hasta que llegamos a la playa, momento en el que aparcamos el coche y cayó en la cuenta de que ni siquiera me había dicho de que eran los bocadillos. Tampoco importaba mucho.

Cogimos del maletero la bolsa de plástico y una toalla de las muchas que estaban tiradas dentro y fuimos andando hasta la zona de las piedras. Tal como llegamos allí la actitud de Marisa me confirmó sus intenciones de no mariscar en absoluto, sino de sencillamente dar un paseo por las rocas. Con el día que hacía era algo realmente relajante. El sonido del mar colándose entre las piedras, las olas rompiendo lejanas, el olor a mar inundando los pulmones, el sol calentando los miembros y Marisa con su verborrea recursiva acompañando nuestro inseguro caminar. Me alegraba de haber cogido el teléfono esa mañana.

Cuando llevábamos unos cuantos minutos decidí que ya que no íbamos a mariscar al menos podía aprovechar y buscar algunas piedras en las pozas formadas en la roca. Me gustaba coleccionar piedras muy blancas o totalmente negras, gastadas y redondeadas por el mar y los años. Así que empecé a mirar con más atención por allí por donde pisaba
Marisa seguía hablándome, concretamente de que su madre había decidido cambiar las cortinas del salón porque el gato las tenía destrozadas.

En una de las pozas vi un enorme canto rodado, negro azabache y del tamaño de un plato hondo, la brisa hacía que la superficie del agua estuviera algo movida y me fuera imposible determinar si era brillante o mate, así que directamente me arrodille e introduje la mano en el agua para sacar la piedra. Al alcanzarla sentí cierto desagrado por el tacto de la superficie, ya que era suave y resbalosa. Seguramente se habían formado una capa de finas algas tras tanto tiempo bajo agua. Decidí meter la mano bien atrás para coger la piedra con fuerza desde la base y noté más algas, aun más densas y largas, también resbalosas.

En ese momento era tal la repulsión que sentía por la piedra que decidí dejarla donde estaba pero justo al sacar la mano del fondo vi que la piedra se quebraba de repente por la zona inferior, de una forma lenta e ilógica.

Fue entonces cuando mi cerebro comprendió, al mismo tiempo que abría las puertas a un pánico cerval que paralizó mi corazón durante un instante, que lo que que estaba viendo no era una roca. Era una cabeza humana.

Me incorporé de un salto, incapaz de articular palabra y sin poder despegar la mirada de aquella horrible cabeza. Al hecho de que hubiera allí una cabeza cortada le acompañaba el desagradable detalle de que no era una cabeza normal. Parecía la cabeza de un niño africano con la mandíbula deforme y sin ojos. Su piel era tan negra que no podía entender si era la típica piel negra casi azul de los etíopes o los nigerianos, o es que con la descomposición había adquirido ese tono enfermizo de podredumbre.

Tuve que contener una arcada al darme cuenta de que lo que creí en primer momento que eran algas no era más que su pelo, y su piel ablandada por la descomposición.

De repente la vista se me nubló, la respiración se me acelero, el pulso me palpitaba fuertemente en las orejas y las piernas me fallaron. Iba a desmayarme.

Oscuridad.

Cuando me recuperé del desmayo me encontraba tan confundido que tuve que estar varios segundos mirando a mí alrededor, tratando de comprender que había ocurrido.
Lo primero que noté es que era noche cerrada. La marea había subido un palmo sobre el nivel de las rocas, dejándome completamente empapado por la espalda. La brisa de la noche hacia que aun sintiera más frio.

De repente recordé la cabeza y lo primero que pensé es que la marea la habría hecho flotar y estaría a mi lado, y ese pensamiento me hizo retroceder rápidamente sobre las resbaladizas piedras mirando hacia el suelo sin conseguir ver nada. Volví a levantar la mirada y me acordé de Marisa. ¿Donde estaba? Allí no había nadie en absoluto así que pensé que quizás me hubiera perdido de vista y estuviera esperándome en el coche. Me dirigí hacia la orilla y una vez sobre tierra seca comprobé que la llave del coche seguía en mi bolsillo. Si Marisa estaba en el coche estaría esperando fuera pero ¿como iba a irse sin mi?

Levanté la vista en dirección a donde recordaba haber aparcado pero allí... no había nada.

No había coche, no había carretera, no había pasarela de acceso. No había nada, solo arena y oscuridad.

De repente noté como el miedo volvía a galopar libremente por mi columna y traté de dominarlo antes de dejarme llevar por el pánico. Giré sobre mi mismo una vuelta completa para comprobar que estaba correctamente orientado. Y entonces la vi. No vi el coche, ni la carretera. Vi la ciudad.

A unos tres o cuatro kilómetros en la distancia vi una ciudad iluminada. No eran las típicas luces de ciudad, amarillentas y cálidas. Eran unas luces de una tonalidad celeste, muy brillantes y que parecía que obedecían a un latido que las orquestaba en una intensidad creciente y decreciente que hacía que fuera imposible apartar la vista de ellas.
Casi sin darme cuenta me encaminé hacia la ciudad. Allí estaría seguro. Lo sabía. Necesitaba creerlo.

Tardé una media hora en llegar a las afueras de la ciudad. Caminar por la arena dificultaba mucho el paso y a veces me giraba para comprobar que detrás mía no había aparecido la carretera o el coche. Ahora creo que estaba volviéndome literalmente loco.

A poca distancia de la ciudad ya me di cuenta de que la vista me había engañado. Lo que a la distancia la costumbre mi hizo creer que eran farolas o casas encendidas en la proximidad la vista me hizo comprender que eran esferas de luz, esferas intensamente brillantes que flotaban en el aire, a diferentes alturas entre un palmo escaso del suelo y unos cinco metros de altura. No podría decir que tamaño tenían ya que su brillo era tan intenso que dolía mirarlas, solo sé que emanaban calor y un leve sonido parecido al crujir de un leño ardiendo.

Estuve caminando sin rumbo entre ellas durante varios minutos, evitando mirarlas directamente, demasiado fascinado por lo que estaba viendo como para preocuparme por cualquier otra cosa, tratando de dar una explicación lógica de que eran esas luces y que hacían allí.

Andaba absorto en esos pensamientos cuando me golpeé contra un inmenso muro de piedra. El golpe no fue tan impactante como lo fue el hecho de ver una estructura tan colosal ante mí, surgida de la nada.

Levanté la mirada y contemple que aquello parecía una especie de torre o faro rematada en una cúpula brillante. Comprendí que si quería hallar una respuesta a lo que estaba sucediendo, la encontraría allí arriba. Rodeé la estructura caminando a tientas, acariciando la pared con las manos para captar cualquier apertura o cambio en la superficie. Tras unos pasos sentí como mis manos tocaban algo parecido a madera barnizada, así que me detuve y palpando aquella superficie encontré un tirador del que no dude en hacer uso.

Ante mi se abrió una estancia inmensamente mayor de lo que aparentemente podría parecer desde fuera de la torre. Me adentré cerrando la puerta tras de mí y grité un ¡Hola! que resonó varias veces antes de perderse en lo más alto de la torre.

Vi que a mi derecha, desarrollándose junto a la pared, se abría una escalera de caracol con peldaños metálicos y oxidados. Peldaños que en una situación normal jamás me hubiera sentido seguro de recorrer, pero que en ese momento vi con toda claridad que eran el camino que debía seguir.

Comencé a subir los peldaños, primero con cautela, luego saltándolos de dos en dos. Cuanto más me aproximaba a la cúpula de cristal mayor era la seguridad y el calor que sentía. Me estaba viniendo realmente bien ese ejercicio.

Cuando llegué arriba mi vista tardó unos segundos en adaptarse a aquel brillo uniforme y cegador. Al conseguir ver algo pude distinguir un telescopio enorme que se alzaba desde el suelo de la cúpula hasta más allá de una ranura vertical de un metro de ancho abierta en la misma cúpula. Empecé a fijarme en los detalles de aquel magnifico instrumento. Me recordaba a los catalejos que de pequeño veía en las ilustraciones de las novelas de aventuras de piratas, solo que su tamaño era mil veces mayor. Haría falta un mecanismo inmenso o un grupo de hombres realmente fuertes para poder manipularlo.

Justo terminaba de hacer esa reflexión cuando dirigí la vista a la base del telescopio y me sorprendí de ver a una mujer, de cuerpo joven, totalmente desnuda y tan absorta en la contemplación del firmamento que ni siquiera había reparado en mi presencia.

No sentí miedo, ni deseo. Solo curiosidad. Me acerqué a ella despacio mas por temor a sobresaltarla que por inseguridad, y cuando estaba a unos cinco pasos de distancia me dijo con una voz vieja como el universo -¿Donde estamos?-.

Era la última pregunta que hubiera deseado escuchar de ella. Yo, que había venido buscando respuestas, refugio, consuelo y entendimiento, me encontraba con alguien que según parecía tenía la misma idea que yo de la situación en la que nos encontrábamos. Decidí al menos responder, seducido por esa voz misteriosa y antigua que invitaba a obedecerla sin rechistar.

  • No lo sé, esperaba que usted pudiera decírmelo.
  • No me trates de usted, soy más joven que tú, o más vieja, o todo a la vez. No me trates de usted.
  • ¿Quien eres?
  • ¿No lo sabes? ¿No conoces el ciclo de la vida?
  • ¿Perdone? - Me sentía estúpido al no poder seguir la intención de sus preguntas. Estaba demasiado desubicado como para centrarme en nada.
  • Te he dicho que no tienes por que tratarme de usted. ¿Conoces el ciclo de la vida?
  • ¿Nacimiento, vida y muerte?
  • Y algo mas.
  • ¿Resurrección?
  • Quizás.
  • Lo siento, no se a donde quieres llegar... Solo quiero saber donde estoy, pero parece que tampoco sabes la respuesta.
  • ¿Quien te ha dicho que no la sepa?
  • Me has preguntado antes que donde estábamos. Supongo que no lo sabes.
  • Se perfectamente donde estamos. Te lo pregunto a ti. ¿Sabes dónde estás?
  • No. ¿No podrías sencillamente decírmelo?
  • Claro que podría decírtelo, de hecho podría contarte tantas cosas que necesitarías varias vidas para entenderme.

La conversación estaba alcanzando unos niveles de trascendentalismo que me costaba aceptar para estar hablando con una desconocida. Pero sin embargo me sentía confiado con ella, como si la conociera de toda la vida.

  • ¿Estoy muerto?
  • No.
  • ¿Eres... Dios?
  • Jajajajajajajaja - Su risa era fuerte y clara. No era una risa burlona, sino una risa sincera. - No. No soy Dios.

Tras decir eso se giró. Por primera vez le veía la cara. Lo primero que me pareció es que tenía algún tipo de retraso mental. Tenía esa mirada curiosa y dulce tan habitual de quien tiene Síndrome de Down, y los mismos rasgos faciales. Sin embargo su cuerpo era bellísimo y joven, y su voz profunda y anciana. Seguramente ya me había vuelto loco y ni siquiera lo sabía. De repente dijo:

  • Me llamo Redención.
  • Redención - Repetí su nombre como si intentase extraer alguna explicación implícita en él a todo cuanto estaba ocurriendo.
  • Si.
  • ¿Podrías decirme por favor dónde estamos?
  • No estás en un donde, estas en un cuando.
  • ¿Cómo?
  • ¿Que crees que son esas luces de ahí afuera?
  • Sinceramente, no lo se... Por favor no me haga más preguntas. Necesito saber donde estoy.
  • ¿Necesitas eso? ¿O volver a casa?
  • Volver a casa. Si... Claro.
  • ¿Que consideras tu casa?
  • ¿Mi casa? Pues... El lugar donde vivo con mis padres, donde siempre he crecido. Mi casa.
  • Si tus padres se mudaran de hogar. ¿Tu antigua casa seguiría siendo tu casa? ¿O sería la nueva?
  • La nueva.
  • Entonces ¿Tu casa la define un lugar? ¿O la define aquel lugar donde hay alguien que te acoge, que se acuerda de ti y que te quiere?
  • Pues... La segunda, creo.
  • Exacto. ¿Sabrías decirme ahora que son esas luces de ahí afuera?
  • ...
  • Son almas Eduardo. Almas.
  • ¿De quien?
  • De aquellos que no tienen hogar. De aquellos a quien nadie espera. Bien porque no tienen quien les espere, o bien porque quienes les esperan no saben que esas personas a quienes aman han muerto.
  • ¿Que eres tú?
  • ¿Sabes que es esta máquina? - Dijo acariciando el telescopio-.
  • ¿Un telescopio?
  • Casi. El telescopio acerca la imagen de aquello que está lejos. Planetas, soles, galaxias enteras, cometas, constelaciones... Esto acerca las almas de quienes están solos. Y yo soy quien las guarda en su soledad. Este objeto se llama compasión. Y yo soy la redención de estas almas. Yo las cuido en su soledad, las libero de su abandono, las acojo en mi seno cuando nadie las recibe en su memoria. Cada una de esas luces de ahí abajo es una alma en pena. Almas de vagabundos, de soldados sin hermanos ni padres vivos, de inmigrantes que pierden la vida, de enfermos en cuyos últimos días no han tenido la compañía de nadie.
  • ¿Que hago yo aquí?
  • Ser consciente
  • ¿Consciente de que?
  • De tu desprecio
  • ¿Desprecio? ¿A que?
  • ¿Que encontraste aquel día en la playa?

La nausea volvió a ascender llenando e impregnando mis fosas nasales como el olor del incienso. En parte por el recuerdo de la cabeza y también por como había formulado Redención la pregunta... ¿A que se refería con aquel día? ¿En que día estaba? ¿De verdad no estaba muerto?

  • Una cabeza - Respondí evitando recordar la imagen-.
  • ¿Sabes de quien era?
  • No.

En ese momento Redención, la mujer del cuerpo perfecto y la cara de síndrome de Down dio unos pasos hacia mí y me cogió de la mano, con firmeza pero con suavidad, y tal como lo hizo mil imágenes estallaron en mi mente. Claras y vividas como si siempre hubieran estado ahí.

Vi a una familia africana, de un poblado pobre, acunando a un niño de meses, negro como el azabache. Vi a esa familia jugando con el niño en las praderas de su tierra. Vi al niño convertido en joven jugando con otros jóvenes de su tribu, corriendo casi desnudos, sin preocupaciones. Lo vi también escapando de un hipopótamo a la ribera de un rio, subiendo a la copa de un baobab. Vi como una tarde con el sol rojo encendido un grupo de soldados bajaban de un jeep y acribillaban y mataban a machetazos a su padre, a su madre, a sus hermanos pequeños y al resto de su tribu ante sus ojos. Vi como lo reducían de un golpe que le rompió la mandíbula y lo raptaron para enseñarle a luchar y convertirle en soldado de una guerrilla a los 12 años. Vi también como una noche conseguía escapar en un camión, camino de Ceuta. Y vi por ultimo como una patera en la que había decenas de jóvenes y mujeres, africanos inocentes como el, volcaba en altamar ahogando decenas de ilusiones y vidas sin que nadie les ayudara ni comprendiera su angustia.

Vi todo eso. Y lloré.

Me derrumbé en el suelo y rompí a llorar, presa de la angustia y el miedo que estaba conteniendo por mi situación y del dolor provocado por lo que acababa de presenciar en unos instantes. Lloré como si me hubieran arrancado un trozo del alma. Lloré hasta que conseguí calmarme y quedarme vacio, mirando a Redención sin comprender. Sin entender que función cumplía yo en esa historia que me estaba mostrando. Fue entonces cuando dijo Redención:

  • ¿Comprendes ahora?
  • De el es la cabeza que vi en la playa ¿verdad?
  • Exacto
  • Pero... ¿Por que estoy aquí? ¿Que quieres de mi?
  • Asómate por la cúpula, observa las luces de abajo.
    Me asomé y volví a contemplar aquel baile majestuoso de almas.
  • Una de esas almas -Dijo Redención- Es la de el chico de la playa. Nadie tiene recuerdos de él. No existe nadie que se haga cargo de su memoria, que repita su nombre en silencio, porque has visto que fueron todos aniquilados, todos aquellos que pudieron alguna vez amarle.
  • Ya, y es verdaderamente triste pero... ¿Que hago yo aquí?
  • ¿Es triste Eduardo?
  • Claro que lo es
  • ¿Y es tristeza, o compasión, lo que sentiste al encontrar su cabeza en el agua?

Empecé a comprender la dureza de las palabras de Redención

  • No, sentí asco. Nauseas.
  • Exacto Eduardo. No te culpo, eres humano, sois egoístas y crueles. Y por eso te he traído. Quiero que te hagas cargo de su alma, de su recuerdo. Quiero que seas tú quien seas consciente de su dolor y su desgracia, y que su alma encuentre cobijo en tu memoria. Es justo si piensas que no has llegado a sentir compasión alguna antes. Solo asco por un ser humano que la desgracia a llevado a tus orillas.
  • Comprendo - Extrañamente una serenidad jamás sentida comenzó a invadir mi mente - Es justo.
  • Me alegra ver que lo entiendes. Me alegra ver que aún quedan personas como tú.

En ese momento una de las luces del suelo comenzó a desvanecerse y un calor fue recorriendo mi cuerpo, poco a poco, despacio, de una forma intensa y paulatina. Cuando la luz desapareció una nueva comprensión profunda formó parte de mi, y sentí paz.

Y de repente... oscuridad.

Lo siguiente que pude apreciar fue a una mujer bebiendo agua a los pies de mi cama. Estaba en una habitación de hospital y la persiana estaba bajada. Tenía una sed horrible así que le dije a la mujer:

  • Agua... Por favor.
  • ¡Ay! Espera hijo ¿espera eh? Voy a avisar a tus padres... ¿Espera eh? No te muevas

La orden de la mujer casi me hizo reír, me lo impedía el tremendo dolor de cuello y la implacable sed que me invadía.

A los pocos segundos mis padres entraron por la puerta de la habitación, y también Marisa. Estaban increíblemente emocionados y mi madre lloraba abrazándome. Según me fueron contando en el momento en el que me desmayé Marisa llamó a una ambulancia, ella si llevaba el móvil. Me golpeé la cabeza contra una de las piedras al caer y a raíz de eso estuve en coma diecisiete días.

En ese momento recordé las palabras de Redención cuando dijo lo de “aquel día”. Ahora todo tenía cierto sentido.

Tardé un par de días más en poder irme del hospital. Me mantuvieron en observación y me hicieron cientos de pruebas psicomotrices.

El día de la salida Marisa estaba conmigo. Íbamos por la sala de entrada y en la recepción se escuchaban a los Jonas Brothers en la radio, casi me resultaba irreal verme de nuevo en un entorno tan cotidiano. Cuando salimos a la luz del día vi que a mi derecha había una pareja de mujeres llorando. Una abrazaba a la otra mientras se consolaban, según parecía, por la muerte del marido de la que se veía más afectada.

Me acerque en silencio y poniendo una mano sobre el hombro de la que estaba siendo abrazada dije que lo lamentaba mucho y me di media vuelta.

Marisa se quedó con la cara algo descompuesta y me dijo:

  • ¿Las conoces de algo? ¿Sabías quien era su marido?

Y mirándola a los ojos, sonriendo respondí

  • ¿Acaso es necesario?

  • FIN -

24
Voorhees

#34 Te voy a ser doblemente sincero.

1- eres el amo

2- no me lo he leído

22
eNe

tu estas to crazy primo

yo creo que #34 se lo ha bajado de el rincon de el vago

7
BlackGun

ostia

Snorky

Es la primera vez que he tenido que hacer scroll 20 veces en un solo comentario.

#34 Tienes todo mi respeto.

banga

#37 La historia de #34 tiene 4.380 palabras, ¿y sólo se te ocurre decir "ostia"? Vergüenza debería darte.

1
EseLoKo

Freddy Kruegger se come niños africanos con mandibulas deformes mientras se masturba con cangrejos pensando en una mujer mirando por telescopio, con cara de retard, o con cara de haberle dado un pollazo en la cara aun estoy meditando..

A su vez un hipopótamo persiguiendo a un negro africano que ansía vivir en una ciudad iluminada se pregunta por qué el universo fue tan crúel con él por haberlo hecho nacer negro y tener una mujer bebiendo agua.

David Bisbal y Jonas Brother son grandes artistas.

Hazlo Blackgun. Hazlo.

Fin.

1
Pescaico

Yo creo que #34 ha puesto sólo cosas de la historia al principio y al final porque sabe que nadie lo leerá entero, lo demás es todo paste.

PD.: Eres un jefe.

Rionhi

Ya sabéis, si alguna vez vais justos de tiempo para hacer una redacción, #34 está a la orden

BlackGun

me lo he terminado de leer, está alucinante.

1
o4colorxl

#36 por creer puedes creer hasta que tu padre es tu autentico padre y no el butanero.

Ah ¿que no te gusta que te calumnien? Pues no lo hagas conmigo.

Si consideras que mi texto esta copiado de algun sitio copia cualquier frase, pegala en Google y a ver si encuentras algo aunque sea similar.

Me revienta las pelotas haberme llevado una hora escribiendo para que ahora sueltes esa gilipollez.

4
OvKeS

#34 Como te aburres eh? xddd

Pescaico

#44 Aunque no vaya dirigido a mi, ¿conmigo no te enfades va?, sólo bromeaba.
Me lo he leido y <3

Te quiero.

granaino127

Yo soy reacio a pensar que #34 es tan jodidamente amo de perder su tiempo inventando una historia sin ganar nada con ello para que en cambio otro si "gane" con ello.

Es una mezcla entre respeto y ¿pena? lo que siento :/

o4colorxl

#47 tengo un esguince en la rodilla derecha de ir a jugar al squash por lo que no puedo salir de mi casa, me he llevado un rato jugando al Fallout 3, acabo de llegar a Rivet City y me da muchisima pereza investigarme la ciudad entera, y no se me ocurre ninguna pelicula interesante para ver.

Si, le he dedicado ese tiempo.

Algo tenía que hacer :'(

joRdii16

#34 entiendes algo de montaje y desmontaje de equipos? (informática)

granaino127

Impresionante... yo por el beneficio de otro no lo hubiese hecho sinceramente.

Custom title: MV Altruista

o4colorxl

#49 Ehm... estudié la FPII de Informática de gestion. Ya sabes, arquitectura de ordenadores, programacion en C++, pascal, delphi, builder, cobol... informatica general.

Luego hice dos cursos, uno de tecnico de comunicacion de ordenadores en redes locales y otro de tecnico auxiliar en diseño grafico.

Despues empecé la carrera de ingenieria tecnica de informatica de gestión y tuve que dejarla en 2º de carrera porque nació mi hijo.

Desde entonces trabajé varios años como tecnico informatico para empresas, con todo lo que era montarles equipos, venderselos, repararselos, crearles redes, administrarselas en local o en remoto, etc.

Y aparte desde los 19 años llevo montando ordenadores y reparandolos a domicilio, para particulares, ya sabes, en negro, asi que... algo si que entiendo de informatica XD

¿Por que lo preguntas?

eNe

"sarcasmo"

joRdii16

Casate conmigo.

O en su defecto si te aburres muuucho, me puedes hacer un powerpoint sobre las placas base? :qq: :qq:

Sertkoc

#34 estas muy aburrido

pd. no me lo he leido

o4colorxl

#53 Bufff... ya hoy me gastado todo mi cupo de altruismo XD.

Mañana será otro dia

¿Para cuando sería ese trabajo? ¿Y de que debe tratar concretamente? ¿Del funcionamiento de una placa base? ¿De su evolucion historica? ¿De su fabricacion? ¿De todo un poco?

joRdii16

#55 de todo un poco, y el trabajo tendria que ser para la semana que viene, pero no quiero molestar eh, solo si te aburres mucho y te gusta el tema...

_dabla_

Tengo la sensación de que últimamente solo posteo para pedir títulos para la gente, pero tengo que hacerlo.

Para o4colorxl por su #34 mínimo el de "Chico de los Recados".

(El que viera Kanon lo entenderá xD)

ZJM003

#34

... necesitaba hacer un post quoteándote, aunque no tengo mucho que decir, no he podido dejar de leer después de haber empezado, formidable historia, la profundidad que tiene ha sido completamente inesperada. ¿Hay más?

L

#56 Y tú te haces llamar rLoad !?

o4colorxl

#58 Ehhhm... no. Lo siento :/

Me agrada que te haya gustado. Quien sabe, quizas en estos dias decido replantearla y darle mas extension y profundidad.

Gracias :)

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