Estaba en una relación "seria". Llevábamos 2 meses y no ha habido ninguna discusión. Me acaricia la cabeza, me da excelentes masajes, e incluso me trae comida cuando estoy demasiado quemado del trabajo como para salir.
Desde que me mudé a un piso, me ha dado mejores consejos sobre la colada que mi difunta abuela: "Mira, Ángel, primero tienes que coger y separar la ropa blanca de la ropa de color...". Gracias, abuela racista.
No la podía ver mucho porque hago muchas horas en el tajo, y la mitad de los fines de semana practico airsoft. Eso, juntado con su propio horario, no deja mucho tiempo para que nos veamos.
Dicho esto, el domingo acabamos pronto la sesión de airsoft que empezamos el día anterior, así que me dirigí hacia su casa. Iba por una carretara de 90 a 120 Km/h cuando unas luces azules empezaron a brillar en mi retrovisor. Joder, me iban a parar.
Según me detuve, el agente (de la Guardia Civil) me preguntó que qué tal estaba, y el habitual "los papeles y el carnet". Nada fuera de lo normal.
Como venía directamente del airsoft, tenía mi AK-47 en una bolsa, en el asiento del copiloto. Para evitar problemas, le estreché mi licencia deportiva, le dije que podía transportarla, y le alargué la bolsa.
Después de dejar la bolsa en el suelo y echar un ojo a los papeles, me miró la entrepierna.
"Voy a tener que pedirle que salga del coche, señor. Mantenga las manos donde pueda verlas."
O es un picoleto gay, o tenía algún problema con el arma.
Me dijo que pusiera las manos sobre el coche. Sacó el arma de la bolsa e intentó hacer unos tiros al aire (sin éxito, ya que el cargador estaba vacío y la batería estaba fuera).
"Me voy a quedar esto un momento mientras comprobamos las licencias, si no le importa. Puede volver a meterse en el coche."
Me senté y cerré la puerta.
Después de hablar con su compañero y por radio, volvió a mi coche.
"Bueno, señor Méndez. ¿Por qué iba usted tan rápido?"
En ese momento, mi generador de trolas se puso en marcha. Tenía todos mis puntos, pero no era un buen momento para pagar multas.
"Bueno, agente, mi trabajo me impide ver a mi novia. Ésta es la primera vez que voy a verla en mucho tiempo, tenía prisa por llegar a su casa y declararme. Pido disculpas por la velocidad, pero es que estoy muy emocionado por ver su cara y pedirle matrimonio."
"¿Tienes por ahí el anillo?"
"No agente, no puedo permitirme uno."
"Oh, pobre chico..."
Ahí había bajado la guardia. Era el momento de usar la psicología inversa.
"Ya. Bueno, ¿podría hacerme el favor de ponerme la multa? Me gustaría recordar este día y luego reírnos sobre cómo me multaron por ir demasiado rápido para pedir matrimonio a mi mujer."
Ahí iba mi farol. O me la ponía la multa o no. No tenía nada que perder.
"Ay, estos chicos... Mira, te diré que vamos a hacer. Ya que tienes tanta prisa, iremos delante de ti apartando el tráfico. ¿No sería mucho mejor anécdota?"
Mierda. Me había visto el farol. Lo que yo quería era ir a su casa a comer pizza, y si era posible, quitarme la multa. Pero no pedirle matrimonio... sólo llevábamos dos meses.
"Sí, agente, claro que lo sería."
Tras darle la dirección, sabían hacia dónde ir. Joder. Me metí en el coche y arranqué en el momento en que me adelantaron con la sirena puesta. Los otros coches se apartaban, encendían sus intermitentes, en los cruces se paraban... todo para que pudiera comer pizza con mi novia.
Al llegar a su casa, los agentes salieron del coche y llamaron a la puerta. Abrió ella, miró a los guardias civiles, y luego a mí con cara confusa.
"Hola. Hemos parado a este señor hace unos minutos porque tenía mucha prisa en llegar hasta aquí. ¿Méndez? ¿Continúa usted?"
Miré a Elena, y luego a los agentes, que no tenían pinta de querer irse. Intenté llevármela dentro, pero el que no había hablado todavía se puso en mitad de la puerta. Las cosas que hace uno por librarse de una multa.
"Bueno, Elena... sabes que nos conocemos desde hace muy poco. Pero, en este tiempo <introducir gilipolleces románticas>... ¿Querrías casarte conmigo?"
Ella no iba a decir que sí. Era mucho más joven que yo, sólo llevábamos dos meses y ella siempre hablaba de llevar mucho con un chico antes de comprometerse.
"Ángel... sí, me gustaría casarme contigo."
Los agentes sonrieron y aplaudieron. Elena me abrazó muy fuerte. Los vecinos, que llevaban un rato preguntándose qué coño hacía un Patrol de la GC con las luces encendidas frente a la casa, habían salido y empezaron a aplaudir también.
Sus padres salieron con el ruido. Cuando se enteraron de lo que había pasado, el padre me dijo que estaba orgulloso de que su hija hubiera encontrado un chico como yo.
¿Y yo? Me libré de una multa.
RPV: Me voy a casar por intentar evitar una multa.