Quiero iniciar un debate, pero antes:
Mi nombre es gadafamor y para los que no lo sepáis mi nick viene de Gadafi mon amour. Hace veinticinco años nací de una mujer, a una edad muy temprana y tras los dolores.
Toda mi vida he sido pobre, no pobre de solemnidad, sino un pobre informal, los reyes magos atacaban con su horda materialista y yo siempre recibía calcetines y calzoncillos.
Mi padre pronto cayó enfermo, una fuerte esquizofrenia paranoide acompañada de obnubilación le hizo comportarse como un integrante del film: Alguien voló sobre le nido del cuco, así que a la edad de diez años tuve que asumir el papel de líder de mi casa y dirigir a mi madre y a mi seis hermanos.
Hice lo mejor que puede, no dejé que ningun chico se acercara a ninguna de mis cinco hermanas y traté de educarles en la dureza de la vida, hacerlos autarquicos como escarabajos chilenos, no lo conseguí. Mi hermano menor empezó a robar y pronto se dio de bruces con la ley, se abrió la cabeza con un codigo de leyes de la estantería, de cuando mi padre era abogado. Lo declaramos pródigo y se puso a dilapidar los bienes, cierto le dijo a mi madre: el matrimonio es un conjunto de males y mi padre desde ese día no volvió a ser la misma.
Hemos sufrido. Todas mis hermanas estudiaron magisterio y cuidaron niños por las tardes. No tuvieron la virtud de ser hermosas pero acabaron conociendo a tipos más o menos entrañables a los cuales aun tengo amenazados.
YO por mi parte nunca conocí el amor, centrado siempre en proveer para los míos el único capricho que me concedía era un cigarro de vez en cuando y algún libro de filosofía de segunda mano. Y así pasaron los años hasta que vi como los pajaritos estaban prontos a volar, mi padre a punto de morir y mi madre centrada en sus nuevas amigas de la jubilación.
Decidí estudiar las religiones y hacerme teólogo comparado pero pronto recabé en que no había nacido para ello: tenía el entrecejo muy enjuto. Así que tras vender mis exiguas pertenencias decidí dedicarme al vagabundeo y no faltó quien me tacho de crápula y de vendimiamontes.
Mis cinco hermanas ahora tienen prosperas carreras y hermosas viviendas adosadas, incluso mi hermano que se metió a lumpen ahora es un relevante testigo de Jehova con 300 puntos acumulados.
Quiero ofrecer esta queja al mundo, a mis 25, siento haberlo dado todo por los demás y no tener nada para mi, nada propio, como Jacob cuando el dijo a Laban: dejame irme, para trabajar para mi casa. Jacob, que tipo, un tipo listo, no como yo.
Y entonces, mientras caminaba por la calle tuve está apreciación: El nirvana no es para todos. Os ofrezco la siguiente pregunta.
¿Cual es el sentido de la vida?