Es lo que tiene el tiempo, una unidad incontrolable y ficticia, creada para medir ciclos. Unos ciclos que pueden ser mejores o peores, tiempos de paz o de guerras, de amor u odio, de barreras o de libertad. Hoy en día nos encontramos sin duda en la parte negativa del ciclo y sólo nosotros tenemos el poder para cambiarlo.
Pero claro, como todo en esta vida, lo que mucho perjudica a una gran mayoria, más aun beneficia a la pequeña minoria restante, por lo que se antoja complicado luchar contra las voces de carácter oficial, que nos dictan constantemente lo que está bien y lo que está mal, sin contar en ningún caso con el pensamiento independiente. Lo único importante para mantener ordenada una sociedad es hacerle creer que tiene libertad y el poder en sus manos cuando realmente es todo lo contrario.
Asi que, llegado este momento, debemos elegir entre tener ese poder ficticio que puede hacerte sentir bien de manera artificial o encontrar el verdadero poder, aquel que se encuentra en perfecta aromnía con el planeta y su naturaleza. Y es que no hay más poder que la no necesidad de amoldarlo todo.
Venid hermanos, yo os traigo el camino hacia la libertad...
Seguiremos en contacto.
Palabra de Dios. Amén.