antes eché un cagadón que casi tuve que partirlo con la escobilla porque no tragaba el retrete y aún me noto en plan zen rollo como si hubiera hecho yoga nada más despertar
#49882 eso es porque no tienen argumentos de calidad e ideas interesantes que ofrecer, desde un punto de vista sociológico siempre se van a querer identificar con el rol de víctima, de oprimido, de atacado por loquesea-fobo, para atraer la parte más simple y visceral del populacho, porque esa parte no hace falta razonarla, solo sentirla para que su idea de cohesión de sociedad se vea amenazada y estén de acuerdo con esa forma de pensar, porque consideran que estando de acuerdo defienden a esas """""víctimas"""""
Dicho de otra forma, el problema no es de vox, sino de la gente que les sigue. Sin ofender a nadie que me lea.
#49890Wei-Yu:Lo mismo ocurre con la xenofobia, por ejemplo qeu se utiliza al de fuera como vehículo del perjuicio percibido, cuando realmente hay que encasillarlo en un marco macroeconómico y geopolítico super complejo, y de ahí ir derivando a la localidad del impacto socio económico de la proximidad individual.
si magdaleno es de vox seria una decepcion muy grande la verdad
metodo de reanimacion: bocadillo calentito con cocacola
que por mucho que haya gente que dice que todas las opiniones son respetables tolerar pensamientos intolerantes no hace bien a nadie
#49890 si, y que socialmente somos muy dados a generar vínculos tribales, cosa que los partidos políticos explotan muy bien, pero en cuanto te empiezas a dar cuenta de que te están polarizando para conseguir ellos un beneficio personal que no te incluye a ti como perceptor es "fácil" deslindarse del discurso de "ellos o nosotros" y pasar al concepto de pueblo vs políticos como clase gobernante y no como clase que trabaja para el pueblo.
Menos conocida es la paradoja de tolerancia: La tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia ilimitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de los tolerantes y, junto como ellos, de la tolerancia. Con este planteamiento no queremos significar, por ejemplo, que siempre debamos impedir la expresión de concepciones filosóficas intolerantes; mientras podamos contrarrestarlas mediante argumentos racionales y mantenerlas en jaque ante la opinión pública, su prohibición sería, por cierto, poco prudente. Pero debemos reclamar el derecho de prohibirlas, si es necesario por la fuerza, pues bien puede suceder que no estén destinadas a imponérsenos en el plano de los argumentos racionales, sino que, por el contrario, comiencen por acusar a todo razonamiento; así, pueden prohibir a sus adeptos, por ejemplo, que prestan oídos a los razonamientos racionales, acusándolos de engañosos, y que les enseñan a responder a los argumentos mediante el uso de los puños o las armas. Deberemos reclamar entonces, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes. Deberemos exigir que todo movimiento que predique la intolerancia quede al margen de la ley y que se considere criminal cualquier incitación a la intolerancia y a la persecución, de la misma manera que en el caso de la incitación al homicidio, al secuestro o al tráfico de esclavos.
Tenemos por tanto que reclamar, en el nombre de tolerancia, el derecho a no tolerar la intolerancia.