Bien, esta tarde a eso de las 19:30 me hallaba yo con un amigo por el centro de León cuando de repente se nos acerca un varón de unos 50 años en una silla de ruedas eléctrica. El pobre hombre padecía de esclerosis múltiple en avanzado estado que, para el que no lo sepa, es una enfermedad que dificulta en gran medida el movimiento de las extremidades y la lengua, con lo cual, prácticamente imposibilita el habla.
Se detiene delante de nosotros y nos hace señas, le preguntamos si necesita algo, nos habla (no entendemos nada) y señala una bolsa de cremallera que llevaba colgada de uno de los brazos de la silla. Nos señala uno de los apartados, lo abrimos, y dentro encontramos un papel con una dirección y un número de teléfono. Mi amigo llama al número de teléfono en cuestión y contesta una mujer con acento ruso, mi amigo le cuenta la situación y le pregunta si es un familiar, no se muy bien de que hablan pero escucho que mi amigo dice la palabra "anuncio" (dato importante). En ese momento el hombre intenta decirnos algo y mi amigo cuelga el teléfono para escucharle. Si no hubiese colgado el teléfono en ese momento, no nos habríamos llevado la sorpresa que nos llevamos posteriormente.
Pues bien, pensando que aquella mujer sería o bien una chica que se gana la vida cuidando de ancianos y minusválidos o bien, un familiar, nos dirigimos a la dirección en cuestión, que se encontraba simplemente cruzando al calle. Llamamos al portero automático, y nos responde una mujer con acento ruso, diciendo que el ascensor solo llega hasta el 9º, y el piso en cuestión era un 10º (un ático). Entramos, y ayudamos al inválido a entrar en el ascensor (tubimos que desmontar varias piezas de su silla de ruedas porque no cabía).
Al llegar arriba, descubrimos que del 9º al 10º hay muchos escalones, así que, mi amigo se queda con el hombre y yo subo a llamar a al piso para ver si alguien puede bajar a ayudarnos. Llamo al timbre, y, para mi sorpresa, me abre la puerta una de las mujeres mas tremendas que he visto en la vida en sujetador y en tanga, rubia, con unas tetas como balones de baloncesto y cintura de avispa. Apoya la mano en la puerta sin ningún interés en tapar sus verguenzas y me dice "pasa, pasa".
En ese momento acuden a mi mente las palabras "anuncio" y "acento ruso" y una nueva palabra aparece desde el fondo de mi mente "prostituta".
Le cuento toda la situación, y me dice que hay demasiados escalones como para subir a aquel pobre hombre, con lo que me despido (me vuelve a invitar a pasar) y bajo a contarle al sujeto en cuestión que es imposible subir, dado que una silla de ruedas eléctrica pesa un cojón, y, aunque mi amigo y yo estamos fuertes, luego el pobre hombre no podría bajar, y mi amigo y yo no teníamos la menor intención de quedarnos allí a esperar a que él terminara la faena.
Con lo cual, volvemos a realizar la maniobra para meterle en el ascensor y volvemos a bajar, nos despedimos del tipo y el muy cabrón nos dice "era puta", como si no nos hubiésemos dado cuenta ya. Cabe destacar, que no entendimos una palabra de lo que intentó decirnos en todo el rato que estubimos con él, pero la palabra "puta" la dijo nítidamente.
Mas tarde mi amigo y yo estubimos planteándonos la idea de volver a hacerle una visita a la moza en cuestión, pero al final la descartamos.