¿Destruye la lotería de Navidad más vínculos que felicidad reparte?
Hoy mi madre ha recibido la llamada de una amiga indignadísima porque todos los años, un grupito de amigas que se reúne para tomar café los jueves por la tarde, juega el mismo número de la lotería de Navidad, que siempre le compran a una conocida (y no se puede conseguir en administración porque está reservado o no sé qué historias), pero este año resulta que a esa conocida no le quedaban boletos cuando fueron a por ellos, y de casualidad se han enterado de que dos amigas del grupo sí que habían comprado antes el número de siempre sin avisar a nadie porque una de ellas se cruzó con la que los vende por la calle y como llevaba cincuenta euros encima compró dos, uno para ella y otro para la otra amiga. ¿Si el número acaba saliendo premiado se tendrán rencor de por vida? ¿Habrá desplantes en la peluquería o se les escapará accidentalmente el carro de la compra cargado de sacos de patatas encima de las traidoras cuando se crucen en el súper?
Y vosotros, ¿conocéis algún caso de desestructuración familiar o de odio colectivo a estos traidores en grupos de amigos/trabajo/whatever? ¿Es la lotería de Navidad, en definitiva, una destructora potencial de amistades?