Pues eso, a ver si este año hay suerte y tras una larga noche de alcohol, drogas y desenfreno, acabo en casa de alguna jamona con pies agraciados que se dejen lamer para después dar paso a la cópula.
¿Alguien más comparte esta afición? Yo ya no concibo un buen polvo si los quesetes de la susodicha no están empapados de mi saliva.