Y otro que come jamón...
Corría el año 2001, un chico rubio con ojos azules de apenas metro y medio de estatura tenía doce años. Estaba en las Fiestas de las Lindes como cada mes de agosto en los míticos juegos (arrasando en carrera de garrotas, comedores de chocolate, rotura de botijos…). Un día llegó el “palo ensebao”, un poste bien grande, lleno de sebo y que patina la de Dios, eso si con un jamón arriba esperando para el que llegue a tocarlo. Debajo una cola de chavales esperando a su turno para intentarlo, allí pasan los minutos y poco a poco se va limpiando pero flipa lo que patina, tres o cuatro chicos llegan mas arriba que los demás. El rubio sube bastante bien pero tiene el brazo corto, no llega al tan ansiado botín. En cinco minutos todo cambia de color una cara de frustración tremenda. ¡Que mierda! han llegado al jamón.
El chico rubio se marcha para casa lleno de mierda y encima mosqueado porque ese jamón tenía que ser suyo, tenía que celebrarlo y no pudo ser pero al menos sus “rivales” saben que pal año siguiente existe un duro competidor.
Llega el año 2002, ha crecido cinco centímetros como mucho, pero ya tiene trece años, sigue siendo el mismo pieza de siempre y lo da todo el los juegos de costumbre ganando en varios de ellos pero el quiere lo suyo, el quiere el jamón.
Al fin es el día y corre la noticia de que en vez de un jamón este año hay nada más y nada menos que tres. Podemos hacerlo, tenemos muchos intentos para ello y en uno de ellos de repente ZAS! El rubio sube a la altura del jamón pero no le da el brazo, no llega y está paralelo ¡se le va a acabar el palo! Al ver que está arriba y el problema es por el brazo corto debido a su temprana edad le dan el premio. Corre a casa lleno de mierda pero muy feliz, lo ha conseguido, en casa de la abuela están todos y le ven aparecer. ¡Alegría! Ya tenemos algo que celebrar y el rubio trae la comida.
En el año 2003 el pequeño ya sabe lo que es comer el embutido y la gente por la calle sabe que tiene dotes de escalador. Preguntan y le animan a ir a cogerlo, en casa dicen que quieren hacer un festejo al igual que el año anterior. Todos van a ver como sube y le animan. Le dicen que esté tranquilo que patina mucho pero el sube y sube hasta que vuelve a tener su premio. Otro año más risas y festejo…
En los años sucesivos no hacen el palo ensebao debe de andar caro el jamón o mal la economía de las fiestas, se echa de menos pero de repente se publica el cartel de las fiestas 2008. ¡Hostia! Es el sábado, no voy a poder ir, trabajo, después fiesta... va a ser que no. Su padre le dice ‘’te crees tu que subirás ahora como antes’’ “no lo coges que pesas mucho” y cosas por el estilo, es un reto personal aunque el sábado es inviable.
El rubio ha crecido y tiene diecinueve recién cumplidos, aparece como cada domingo por casa de la abuela donde todos comen y le dan la noticia. ¡Ayer llovía y pasaron los choricillos y el jamón para hoy! Les mira anonadado. Ha dormido cuatro horas como muchísimo y la noche del sábado fue durísima (lamentable, lamentable, según Himak) Está cansao y no le apetece ir a por el jamón, le apunta su primo, se pasea por el terreno de juego lo ve más fácil que otros años pero no quiere ir de gallo porque a todos les cortan la cresta. El palo tiene un pringue de la virgen y comenta antes de cambiarse que no va a tener cojones a subir y se va a quedar con el molde.
Le gustaría hacer como Michael Phelps o Usain Bolt y tener una abrumadora victoria. hacer que parezca que todo es muy fácil. Dicen que la cosa va a comenzar, el rubio se va a cambiar de ropa y aparece por allí. Hacen el amago de subir tres chicos pero no hay manera, en vez de subir, van para abajo. Le llaman y dice que la cosa está muy chunga, pero va a ello… Se agarra a la estaca con ayuda del primo y comienza a subir, es el primer intento pero va bastante bien aunque patina y se ríe sabiendo que volverá a bajar resbalando como los que lo intentaron primero. A la mitad patina muchísimo y arriba ya es demasiado pero el va pa’rriba como la hierba mala. Ve que puede y lo da todo, llega al jamón, sonríe y se pone a golpearlo. ¿Así tan fácil es? Al primer intento el jamón al bolsillo. Es una victoria con una parsimonia y un dominio abrumador. Increíble. Se baja, saluda al público allí presente, se ríe de lo fácil que ha sido y de las bocas que ha tapao. Coge el jamón y se va para casa a duchar. Si hay alguna otra vez, volverá (si puede).
Cada uno es especialista en lo suyo y se puede decir que a mi me gusta el jamón. Esta vez hay vídeo de la impresionante subida, tenía que haber grabado a alguno de los que intentaron subir para comparar y ver el medio metro que subían a empujón. Lo ves y parece fácil pero si tan fácil crees que es vete el año que viene y veremos lo que subes.
Y otro que come jamón y otro que come jamón señora.