En realidad no. No hay recompensa porque soy pobre. A no ser que mi amor eterno cuente como recompensa. Pero quiero mi puto abrigo. Era el mejor abrigo del mundo y me lo han robado, cuando todavía estaba sobrio. De hecho ahora no estoy demasiado ebrio.
¡Quiero mi abrigo!
Última vez que fue visto: en la Imprenta, Salamanca.
(En serio, estoy jodidísimo por mi puto abrigo. Lo quiero, lo amo, lo deseo. No es coña.)
Para más datos era así impermeable, calentito y verde. Con muchos bolsillos. Era guay. Yo lo quería por lo que era y alguien se lo llevó sin saber valorarlo. Estuve tres o cuatro veces preguntando en la Imprenta pero nada. Me voy a dormir porque no se qué más hacer.
PD: Mi mundo idealista se está viniendo abajo, algunos sabrán de lo que hablo. Y todo por un puto abrigo.