Iba con mi coche por la nacional, de golpe aparece una nave espacial. Un platillo volante con luces y compuertas que parecía un casino de aquellos de Las Vegas.
Bajan los marcianos, con la bragueta abierta, con cara de marranos y la picha muy tiesa. Yo empecé a correr hacia un bosque cercano, intentando proteger la decencia de mi ano.
Putos traterrestres, corrían como locos, sus rabos fluorescentes brillaban como focos. Oculto tras un árbol yo estaba, acojonao. "Si estos tíos me pillan, me dejan reventao".
Entonces me atacaron con un rayo muy raro, que me dejó en el suelo medio paralizado. Estaba acorralao y atado a un tronco, con el culo preparao pa entrarle hasta el fondo.
Entonces apareció una inocente pastorcilla con un monton de ovejas y un buen par de tetillas. Lo que allí ocurrió yo no lo puedo contar, pues no quedó un borrego que estuviera sin follar. Pero la pastorcilla, qué bien se lo pasó, le echaron 30 polvos y en todos disfrutó.
Aproveché pa huir de vuelta hacia mi coche. Me puse a conducir hasta que acabó la noche.
Los putos, los putos, los putos traterrestres. Los putos traterrestres, nos quieren violar, y si nos descuidamos por culo nos van a dar.