Había una vez un hombre que tenía una flatulencia tan fuerte que una vez cuando se tiró un pedo, se abrió una ventana del vecino. Pero este hombre no estaba contento con su hazaña y quería superarse a sí mismo.
Así que decidió entrenar para ver si podía tirarse un pedo tan fuerte que pudiera apagar una vela desde varios metros de distancia. Después de semanas de entrenamiento, finalmente llegó el gran día.
El hombre se concentró, tomó una gran bocanada de aire y se preparó para tirar el pedo más grande de su vida. Pero cuando lo hizo, algo inesperado sucedió: la vela se encendió más fuerte.
Confundido, el hombre se rascó la cabeza y preguntó: "¿Qué pasó? ¿Por qué no se apagó la vela?".
Y su amigo le respondió: "Porque ese no fue un pedo, fue una explosión".