Ojalá este otoño haya en los puestos unas castañas como esas.
Siempre midiendo hasta donde pueden aprovecharse de su cuerpo sin que las tachen de estar aprovechandose de su cuerpo.
Y el que no lo apruebe es un machista retrogrado opresor que no tiene corazón y odia a las mujeres.
Los que buscamos una que no busque la atención continua y aprovechada de gente que ni conoce ni mira por su bien, a callar y sonreir.