Bueno, os quiero contar una historia verídica, mi gente de Mediavida, allá va:
Tenía unos quince años y yacía con mi entonces novia realizando el coito. Todo iba genial, entramos en calor, inicié mis embestidas, ella me besaba, la puse sentada en mi cama y ya llegaba el momento de la liberación de los pronasciturus. En ese momento tan cálido dejé de pensar, tenía ganas de hacer muchas cosas a la vez, pero mi cuerpo reaccionaba realizando actos monótonos y repetitivos. Ya llegaba el momento, me estaba poniendo muy nervioso, cada vez lo estaba más y más, y más, hasta que llegó el esperado momento en la cúspide del clímax.
Pasados unos segundos de mi pérdida de capacidad de raciocinio, me entraron ganas de realizarle sexo anal, pero ella era reacia a practicarlo. No sabía qué hacer, era muy extraño todo, quería pero no podía. Entonces empuñé mi dedo pulgar y se lo metí a presión por el ano, ni siquiera lo pensé, fue un acto rápido y espontáneo. Ella me abofeteó y me exclamó "acaba". Pues eso, acabé, ella se fue al sofá, estaba cabreada y yo me sentí mal y bien a la vez.
¿Creéis que hice mal? A penas lo pensé. ¿Os ha pasado algo parecido?