La verdad es que no me considero una persona deportista para nada. Jamás me ha gustado ningún deporte, ni practicarlo ni siquiera verlo. Me resulta tremendamente aburrido ver un partido de fútbol, o intentar practicar algún deporte. Ni siquiera de niño, a pesar de la insistencia de mis padres en apuntarme a balonmano, tenis, o cualquier deporte que estuviera de moda. Siempre acababa siendo el peor del grupo/equipo, y terminé cogiéndole manía al deporte en general.
Ya que tenía cero interés en el mundo deportivo, probé a intentar cuidarme de distintas maneras. Empecé a salir a correr hace algunos años, y me resultaba terríble, una tortura que odiaba igual el primer día que el último. He acudido al gimnasio por temporadas, en bloques de máximo 4 meses (unas 3 veces por semana), repartidos a los largo del tiempo.
Y me aburría muchísimo. Levantar pesas, hacer cardio en cinta, era aburridísimo. Sin embargo, era bastante más soportable que el running o cualquier deporte, por eso he entrado y salido de esa rutina muchas veces. Sin embargo, jamás le he cogido el gusto. Me aburre, no me gusta nada, no me distrae ni me relaja. No me gusta cansarme, no me gusta esforzarme, y da igual la de veces que lo intente o lo constante que sea, que no me termina de gustar nunca.
Incluso me forcé a ir al trabajo en bici, que son unos 15 minutos de ida y otros tantos de vuelta, y sigo odiando el puto paseito a pesar de que ya llevo casi un año yendo todos los días (excepto los días de diluvio, incluso con lluvia ligera voy en bici).
¿Hay algún momento en vuestra vida en el que ponerse en forma pasó de ser una tortura a ser algo agradable? ¿Os gustaba al comenzar? Porque sinceramente veo necesario cambiar mis hábitos de vida, pero es una pequeña tortura que me da mucha pereza afrontar otra vez...