El olor de la Muerte (Partida de Rol narrativo)
Reglas:
- Dos tipos de intervenciones: narrativas y preguntas cortas. Ej:
Pregunta corta: ¿Qué veo? ¿Hay alguien más? Me fijo mejor en las expresiones del resto de compañeros.
Intervención narrativa: se expresan ideas, sensaciones como en un libro, SIN offtopic, diferenciando bien lo que se hace, lo que se piensa y lo que se dice mediante guiones. Si hay offtopic, se ha de separar claramente de la narración.
No hay tiradas, no hay fichas. Yo determino si una acción funciona o no.
Libertad media: puedes asumir que te gusta el tabaco, que odias las arañas, que guardas un diario en el que escribes... pero no puedes asumir que tienes una pistola, tres casas, que conoces varias lenguas, que sabes judo. Casi cualquier cosa que no te de un "bonus" es asumible y aceptable. Puedes inventar el trasfondo de tu personaje en cierta medida. Me reservo el derecho a obligar ciertos hechos en el transfondo de cada personaje.
Los personajes no se crean: se adoptan. Yo narraré la historia e irán apareciendo personajes. Cuando un personaje sea elegible por un jugador, el primero que postee, muestre interés y sea activo, se lo queda.
No se permiten dos posts seguidos de offtopic, ni discusiones sobre la partida.
Prefiero calidad que cantidad. Si tienes que tomarte varios días para escribir tu post, hazlo. No me gusta leer faltas ni textos que no están cuidados. Es un rol narrativo, la gracia es narrar con calidad.
¡Disfruta! Si mueres, siempre puedes coger otro personaje o seguir leyendo la historia
Chelmsford, 12 de Diciembre de 1918.
La Gran Guerra había acabado. Sir Alfred Crowfield paseaba inquieto esa fría mañana, mientras los copos de nieve que se observaban desde las ventanas de su pequeña mansión se posaban ajenos a su impaciencia.
No hacía falta conocer mucho al señor Crowfield para percibirlo. Sus grandes ojos azules se posaban sin cesar en varios rincones sin importancia de su habitación. Su mirada gris, perdida, dejaba ver que su atención estaba puesta en otro sitio. Recordaba historias de otros tiempos, oscuras y turbadoras. Ocasionalmente fijaba su interés en la carta que permanecía sobre su escritorio, una carta de impecable caligrafía cargada de olores de ambar y almizcle. Su color y su tacto denotaban la calidad del papel, y las molestias que el remitente se había tomado en elaborarla.
La carta, sin embargo, no era del agrado de sir Alfred. Su contenido era tan perturbador como su firma. Rezaba así:
Querido Alfred;
En mis viajes por el continente asiático he encontrado algo muy interesante. Creo que puede interesarle, ya que, si no me equivoco, guarda una estrecha relación con aquel "incidente". Me hospedaré durante toda la semana en el hotel Royal National, muy cerca de Covent Garden, en Londres.
Espero ansioso su visita. Disculpe la rudeza de mi llamada, pero es algo que debe ver. Lo comprenderá cuando lo tenga delante.
Un cordial saludo, su amigo y compañero
Sir Smith Jenkins.
El señor Crowfield no esperaba esta carta. Estuvo a punto de arrojarla a la chimenea en llamas en un ataque de ira tras leerla, cuando una gota de sudor frío recorrió su cabeza llena de canas. Pero Smith era un amigo, no podía ignorarlo. Un amigo que se había empeñado en indagar en asuntos truculentos a raíz de lo que pasó. Asuntos que era mejor dejar en paz y olvidar.
Personaje elegible: Sir Alfred Crowfield. 47 años. Vive sin demasiada opulencia de las rentas y en la mansión recibidos en herencia.
El incidente y la relación con el señor Jenkins se revelarán más adelante.