Partida de Vampiro: La Mascarada [Hilo de Juego]

ruonory

Biografías

Nicolae Calugarul
Velkan Farkas
Durán Velasques-Quintana
Ian Viteazu
Danna

Reglas

  • Vuestra historia oculta es vuestro secreto, es decisión vuestra revelarla a vuestros compañeros.
  • En este hilo solo se puede rolear, cualquier duda, sugerencia o comentario que quiera hacerse como jugador, se hará en el hilo de debate.
  • Si no eres jugador pero te gustaría comentar lo que está pasando en la partida, eres bienvenido al hilo de debate.

Fichas de Personajes

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ruonory

Capítulo Uno: El arte del buen comer
Escena 1: En compañía de extraños

4 de Abril de 1444, en algún lugar de Rumanía

Hace varias semanas recibisteis una carta con el membrete de la familia Giovanni. En la carta se os invitaba a participar en una cena que tendría lugar en la mansión de Claudius Giovanni. Se trata de un hecho singular, ninguno de vosotros alcanzaría ni en sus mayores sueños a tener el prestigio necesario para participar en un evento así. Nadie en su sano juicio rechazaría semejante honor.

Después del largo viaje, llegáis a una posada, con la esperanza de poder pasar la noche ahí.

Las rugientes llamas del hogar mantienen alejado al frío de la noche y resplandecen en la espaciosa sala común de la Posada del Cordero Rojo, situada en los bosques de los Cárpatos, cerca de la mansión Giovanni.

Un hombre vestido con elegantes ropajes y una larga capa de terciopelo granate va anunciando el nombre de todo aquel que entra en la sala.

La posada se encuentra prácticamente vacía, varias mesas, bancos y sillas de madera llenan su interior. Algunas de las mesas tienen cuencos y cubiertos preparados, como si esperasen a vuestra llegada.

El lugar está prácticamente vacío, sus únicos ocupantes son:
-Un joven soldado, sentado en un banco de madera, sostiene una jarra en su mano. Su pierna muestra una horrible herida, posiblemente de combate.
-Un monje, vestido con tosco hábito. Sus facciones son duras y su expresión amarga. Tiene una larga melena que le cubre los hombros.
-Una anciana, sentada en un rincón de la posada. Sujeta entre sus manos un pequeño cuenco de madera, propio de los mendigos. Su mirada os inspecciona detalladamente.
-El posadero, que se encuentra en mitad de la sala, esperando a que todos los invitados vayan entrando.
-Algunos empleados de la posada que se encuentran en la cocina, tras la barra o limpiando en en varios lugares.

Una vez la posada se ha llenado con la presencia de todos los invitados, el posadero, que se frota las manos enérgicamente mientras os mira sonriente, se gira señalando un enorme caldero que sostienen dos de sus empleados y dice:
-¡Os ruego que disculpéis este simple estofado! No es nada comparado con lo que sirve el señor Giovanni, afortunados de vosotros… Pero os llenará hasta mañana.

El monje mira de soslayo al posadero, con una mirada despectiva, y escupe al suelo, después balbucea palabras inaudibles.


Sentíos libres de hablar entre vosotros, pero sobre todo, acercaos a hablar con los personajes que ocupan el lugar.

luismito

Durán Velasques-Quintana

Entro a la posada arrebujado en mi capa y sacudiéndome el frío de los huesos, sin haber terminado de cruzar el umbral un hombre anuncia mi llegada, pronunciando mi nombre con con el fuerte acento de la zona sin que se lo haya comunicado antes. Sorprendido pero con el gesto serio me dirijo hacia el centro de la sala donde diviso al posadero. Antes de llegar me cruzo con un monje y mecánicamente saludo agachando la cabeza en un fluido movimiento - Salutem reverendus frater - y continúo mi camino al observar la expresión del monje.

Al llegar al centro de la sala me dirijo al posadero - Saludos, veo que he llegado a la posada correcta, ¿sería posible beber algo caliente? - desde el centro bien iluminado de la sala veo al resto de personas que están en ella, mientras intento observar la horrible herida de un soldado sin que se percate noto un cosquilleo en la nuca, al girarme una anciana tiene sus ojos clavados en mi.

Mientras espero que algún trabajador de la posada me traiga la bebida me siento en la mesa preparada pero aún vacía, en la silla más cercana al chispeante fuego que inunda la sala, mientras el hombre que está en la puerta empieza a nombrar a más personas que van llenando la posada

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LoRieN

Nicolae Calugarul

Atravieso la puerta de la posada sintiéndome arropado por el calor de las brasas, cuando escucho entonar mi nombre en forma de presentación. Aquella humilde posada parecía incluso agradable, después de días de viaje. Así que avanzo con paso firme mientras observo discretamente la situación con la que me encuentro.

Lo primero que diviso es un monje, pero paso demasiado tiempo rodeado de ellos como para interesarme por él, así que inclino ligeramente la cabeza como saludo y continúo hasta el posadero.

  • Dulce y cálido cobijo en una helada noche posadero, ¿Qué tal un vino mientras empezamos con la comida?- Sigo observando el panorama: un soldado con una desagradable herida, un extranjero posiblemente de algún lugar de Italia, y una señora anciana con una mirada que posiblemente sea más desagradable que la herida.
    Así pues me dispongo a sentarme cerca del soldado mientras espero mi copa, asegurándome que se encuentra algún empleado de la posada en los alrededores también .Me gusta que me atiendan rápido en caso de que sea necesario, y necesito conversar después de tanto camino, es común que los soldados no siempre son buenos en ello.
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AmyMorgan

Danna se para ante la puerta de la Posada del Cordero Rojo después de un viaje agotador, sus dedos están helados y su nariz roja pero resopla y piensa en cuanta curiosidad le produce la carta de la familia Giovanni y no tiene intención de perderse el evento.
Nada más entrar, un joven de ropajes lujosos se encuentra delante de ella y escucha como otro hombre muy elegante empieza a anunciar su nombre y después el de ella. Danna echa un ligero vistazo a su capa de terciopelo y asiente con la cabeza al escuchar su nombre.
-Saludos- dice tímidamente y sigue observando a su alrededor, su mirada se pierde unos segundos en el fuego de la hoguera, pero vuelve en sí al escuchar la voz del posadero.
--¡Os ruego que disculpéis este simple estofado! No es nada comparado con lo que sirve el señor Giovanni, afortunados de vosotros… Pero os llenará hasta mañana.

Danna esboza una sonrisa falsa al posadero sin que se note mucho
-Gracias buen hombre, por recibirnos con un plato caliente- y mientras baja la cabeza como signo de gratitud da unos pasos al interior y observa a un soldado que parece estar herido, sus ojos se desvían hacia la jarra que tiene en la mano y eso le recuerda que tiene sed del camino, entonces escucha la voz del joven que entró delante de ella y su comentario le hace pensar que ella también quiere una copa de vino pero no es apropiado para una señorita, ve que Nicolae se sienta en una de las mesas con otro hombre que ya estaba allí y se acerca con timidez a la mesa
-Disculpen, caballeros, ¿hay sitio para uno más?- sonrie levemente mientras sus mejillas se sonrojan por el calor de la hoguera

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LoRieN

Nicolae abre bien sus ojos ante la llegada de otro invitado. Cabellos rojizos equiparables al calor de las brasas en una noche tan fría, y una mirada más agradable que el tacto de un buen vino. Esta noche estaba empezando y no hacía mas que sorprenderse.

Después de observar la entrada de la invitada con interés, Nicolae mira con elegante disimulo al soldado, intentando descifrar sus cicatrices para poder entablar una conversación con él. Cuando sin esperarlo una voz suave como la brisa irrumpe sus pensamientos:

-Disculpen, caballeros, ¿hay sitio para uno más?

Nicolae vuelve en sí lo más rápido que le deja su cabeza, y responde hábilmente:

- Por su puesto señorita, dejéme presentarme. Soy Nicolae Calugarul de Moldavia.- Deja una pausa considerada mirando de reojo al soldado para que intervenga y se presente ante la dama. – Siempre hay sitio para la buena compañía, ¿le apetece un vino? – Nicolae avista con la mirada al empleado de la posada de las cercanías y con un gesto elegante deja entrever que ponga otra copa más en la barra.

rayka

Tras un largo viaje, Velkan al fin llega a su destino: una lúgubre posada a las afueras del bosque de los Cárpatos. Aunque le gustaría echar un vistazo alrededor, el hambre unido al frío que siente se lo impiden, por lo que, tras amarrar a su montura cerca del abrevadero y servirle algo de paja, entra a paso raudo en la posada. -Ya habrá tiempo de inspeccionar, primero vamos a llenar el estómago y a entrar en calor, con este frío apenas puedo moverme.- Tras pasar el umbral de la puerta, un hombre vestido con ropa de calidad anuncia su nombre. -Vaya, por lo que se ve aquí también me conocen.-

Las miradas de varios de los presentes se dirigen hacia él: un joven de poco más de 20 años, moreno, con una perilla bastante elegante y una copa de vino en su mano. Por su aspecto, parece que procede de España o Italia; un monje con gesto sombrío que parece nervioso por algo; una atractiva dama de cabellos pelirrojos, sentada en una mesa junto a un tullido y otro hombre de complexión delgada y, por último, una vieja decrépita, situada en un rincón de la sala, que parece observar a Velkan con excesiva determinación y fijeza.

Ninguno de los presentes parece peligroso, aunque prefiere asegurarse dando un rodeo para comprobar si llevan algún tipo de arma. Pide, voz en grito, algo de beber al posadero:

  • ¿Es que aquí nadie sirve de beber? ¡Posadero, una jarra de hidromiel! ¡Bueno, mejor que sean dos! Y un plato de ese estofado del que hablabas..

    Mientras espera a ser servido, se acerca a la anciana del fondo y le ofrece una moneda.

- Lejos queda esta posada de cualquier tipo de civilización. ¿Cómo ha llegado hasta aquí una pobre anciana?.

Mientras espera su respuesta, observa, desde su nueva posición, a cada uno de los presentes. -Desde luego, por las pintas que tienen, me extrañaría muchísimo que alguno de ellos haya recibido algún tipo de formación marcial. Si entre estas personas se encuentran los demás invitados de D. Giovanni, no nos ha debido llamar para contratarnos como mercenarios... ¿Qué querrá de nosotros?-.

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Shincry

A Ian no le importaban los largos viajes...Siquiera el frío que le abrazaba, pero su estómago rugía en silencio y no pensaba pasar un segundo más sin tomar un buen plato caliente, así que cuando vislumbró la posada sus ojos brillaron brevemente.
No hacía ascos a ningún lugar que ofreciera cobijo y esta posada no iba a ser menos.
Con paso firme, entró a través de la puerta para escuchar su nombre anunciado, le dirigió una mirada seca al que lo hizo y procedió a observar el interior.

Sin mediar palabra, Ian decide sentarse alejado del resto, desde un ángulo en el que pueda observar bien al peculiar grupo que se juntaba.
Esperó con tranquilidad a que llegase la comida, estofado al parecer, y disfrutar del alimento caliente mientras miraba con especial interés al monje.

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AmyMorgan

Danna sonrie con timidez con las palabras de Nicolae y hace un pequeño gesto de saludo, luce un vestido negro largo propio de la época con unos adornos dorados
-Gracias, mi nombre es Danna- dice mientras mira a Nicolae y después desvía su mirada al otro hombre que hay sentado como esperando a que éste también se presente y se dispone a sentarse. -Bueno, no debería pero no creo que pase nada por un poco de vino- y carcajea levemente.
Parece que uno de los empleados de la posada se dispone a traer el vino a la mesa y Danna lo mira con deseo, por un momento olvida que está sentada rodeada de hombres y eso le da algo de miedo, tan sólo piensa en beber de ese vino y llegar cuanto antes a la hacienda Giovanni, poco sabe de los menesteres que llevan a cabo esos señores, incluso algunos, por sus desaliñadas pintas podrían ser hasta peligrosos, pero bueno, la noche aguarda, el calor del fuego calienta la sala y seguro que encontrará un aposento privado donde poder descansar antes de continuar hacia su destino. Danna juega con uno de los tirabuzones que se han salido de su recogido unos segundos y después recupera su postura al ver a dos hombres más entrar a la taberna y ser anunciados sus nombres, ambos de aspecto sospechoso, pero deben haber sido invitados a la hacienda Giovanni, eso le desconcierta, uno de ellos se acerca a una anciana con aspecto paupérrimo y el otro toma asiento alejado del grupo, también le observa con disimulo aunque no le ve bien de lejos

ruonory

Segismundo sonríe pletórico ante tal evento. La posada siempre ha ofrecido su abrigo y sus delicias a todo viajero que buscase pernoctar en un lugar agradable y cálido, pero ni en sus mejores días había gozado de la visita de tantos invitados. Giovanni era un hombre misterioso e incluso aterrador, pero a pesar de las historias que hubiese podido oír, era evidente que esa noche iba a ganarse bien la vida gracias a la misteriosa cena que tendría lugar al día siguiente.

Los invitados, que iban entrando de uno en uno paulatinamente en la posada, eran anunciados por el enviado especial de la mansión ¿Cómo podía ese hombre reconocer a simple vista los rostros de los invitados? ¡Algunos de ellos eran completos extranjeros! No importaba, la noche prometía.

Según veía acomodarse a sus recién llegados visitantes, gritaba a sus empleados para que sirviesen jarras de cerveza y vino, -¡Que nadie pase sed esta noche! -Gritó con una sonrisa que le deformaba la cara.

Se acerca mesa por mesa encargándose personalmente de llenar los platos del humeante estofado del que tan orgulloso se sentía, -Hay estofado para un batallón, no temáis en pedir cuanto queráis.

Cuando llega al joven Durán Velasques, se inclina mientras apoya un codo en la mesa y le sirve el estofado con una pícara sonrisa:

#3
-Ese rostro ha recorrido una distancia incalculable hasta este lugar ¿De dónde sois joven hombre? ¿Qué os trae hasta un lugar tan recóndito? No sé qué motivaciones han llevado al señor Giovanni a movilizar a un extranjero como vos hasta aquí, pero debéis ser alguien formidable. Y, si no es impertinente mi pregunta, ¿habéis oído hablar alguna vez sobre vuestro anfitrión?

#4 #5
Paul dio un trago a su jarra de cerveza, mientras escuchaba atentamente la lección de modales y cortesía que Nicolae estaba mostrando, ante la llegada de la mujer que había hechizado las miradas de los hombres desde que entró por la puerta, la cual se presentó como Danna.

-Es un placer que compartáis esta mesa con este humilde soldado. No he podido evitar ver cómo mirabais mi pierna al entrar, es lastimosa, lo sé, estoy acostumbrado a que la gente se compadezca de un soldado que difícilmente puede moverse. Luché en las batallas del cruzado Janos Hunyadi contra los invasores turcos; la luz del señor me acompañó y me dio fuerzas durante la batalla, pero en un estúpido momento de flaqueza quedé tullido.

Paul guardó silencio unos instantes ante las miradas de compasión de sus acompañantes, pero prosiguió diciendo con voz titilante: -Parecéis personas nobles y de buen corazón, ¿podría pediros un favor?

#7
Según entraban los invitados, todos dedicaban una mirada a la anciana, pero solo uno tuvo el detalle de acercarse a darle una moneda y dedicarle unas palabras. La arrugada mujer asiente en gesto de agradecimiento por su caridad, luego saca unas flores y se las entrega diciendo:
-Le ruego que acepte este humilde regalo, sé que no le serán de utilidad, pero puedo ver en su rostro que en sus días, ha aprendido a apreciar la belleza de ver cómo se agota la vida entre sus manos. ¿No es así?

Siguieron entrando más invitados en la posada y ocupando los rincones que quedaban libres. Algunos formaron grupos, pero unos pocos preferían la tranquilidad de la soledad. Al poco rato la posada estaba repleta de personas, en total habían llegado 13 invitados que ocupaban las mesas, la barra e incluso algunos permanecían de pie conversando. La vida ocupaba cada rincón del lugar, los camareros corrían de un lado a otro atendiendo los gritos que reclamaban más bebida.

#8
El hermano Clemente es un hombre de aspecto excéntrico y mirada perturbada. Paseaba de un rincón a otro escuchando con disimulo las conversaciones de los demás invitados y cada vez que oía pronunciar el apellido de la familia Giovanni, escupía al suelo y miraba con desprecio a quienes le rodeaban.

Se percató de la presencia solitaria de un joven de mirada sombría y aspecto cansado, así que se acercó a él y le dirigió unas palabras:
-Escúchame, hermano. Un mal ha entrado en la cristiandad desde las tierras del sur. Un maligno viento de las tierras paganas. ¿Sabes de qué viento hablo? Es el viento del diablo. Dime, ¿qué sabes de tu anfitrión?

luismito

-Gracias por el fuerte fuego y esta cena posadero, vengo de las tierras occidentales del Reino de Castilla, estoy en una misión comercial para evaluar la posibilidad de encontrar por estas tierras orientales arte y literatura con los que comerciar e importar a mi hogar igual que mi familia lleva haciendo generaciones en las repúblicas italianas y media europa.

Con el frío ya olvidado por el calor de la posada me alejo de la chimenea acercandome a los demás invitados mientras continuo hablando:

-No conozco a nuestro anfitrión, cuando salí de la amurallada ciudad de Gradec con destino a los monasterios de Bucovina recibí la invitación del siñore Giovanni, siempre está bien tener contactos aunque estos se hagan de manera tan… tan inesperada. Y por lo que veo, no soy el único extranjero, ¿Britania quizá? - Mientras hago un gesto con mi cabeza a la dama que ya le aventajaba con el vino.

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rayka

La respuesta de la anciana no era, ni mucho menos, la que Velkan esperaba. No obstante, había parte de razón en aquellas palabras y él lo sabía. Tras un instante de incómodo silencio, observa cómo se aproxima un camarero con el plato de estofado que había pedido y lo deja en la mesa más cercana. Sin dejar que su voz delatara su extrañeza ante tal comentario, asiente ligeramente con la cabeza hacia la vetusta señora mientras responde:

  • En efecto, anciana: la belleza se puede encontrar en todos los aspectos de la naturaleza humana, incluida la muerte. Especialmente en la muerte.

Sin esperar respuesta y dando por zanjada la conversación, se sienta a la mesa y comienza a picotear la comida, mientras recuerda situaciones dolorosas de su pasado que ya había apartado de su memoria. -Maldita vieja.-

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Shincry

Ian enarcó una ceja y luego esbozó una sonrisa al escuchar las palabras ''Viento del diablo''.

-Menos que tú por lo visto...No he podido evitar fijarme en tu actitud frente a la mera mención del susodicho-Tomó un poco de su estofado con tranquilidad, estaba delicioso-¿Debería saber algo sobre él?

A continuación hizo un gesto a uno de los camareros con la intención de que se acercase.

-Preferiría agua-Dijo Ian mirando su jarra con disgusto.

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LoRieN

Nicolae escuchaba distraídamente las palabras del joven soldado mientras observaba de reojo la variopinta situación de la noche. Los invitados del señor Giovanni no parecían tener nada en común. Desde hombres a los que en caso de cruzarse algún día por una zona poco iluminada no dudaría en agarrar su pequeña daga y huir a la mínima oportunidad, hasta otros provenientes de tierras lejanas.
Es precisamente cuando estaba absorto pensando en el italiano, cuando su mente de comerciante reaccionó sin pensarlo. “- …arte y literatura con los que comerciar e importar a mi hogar…” . .Nicolae tenía un olfato innato para los negocios. Entre toda la variedad de conversaciones de la taberna, teniendo a un soldado enfrente y a una preciosa damisela cerca, escuchó precisamente la palabra clave para él, negocios. Sin duda,lo llevaba en la sangre. Estaba ya planteándose un acercamiento con su posible cliente cuando el soldado terminando su historia pronunció:

  • ... Parecéis personas nobles y de buen corazón, ¿podría pediros un favor?-

Echó una rápida mirada de asombro a la recién conocida Danna tras escuchar la petición del soldado.

  • Una historia interesante para un tranquilo hombre de negocios como yo- mintió Nicolae fingiendo la atención que debía haber mostrado a su historia. -¿Cuál sería ese favor del que hablas caballero?.

Entre todo el ajetreo, el posadero sirvió un plato de lo que a primera vista parecía un rico estofado y relleno las jarras de vino que estaban vacías.

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AmyMorgan

Danna observa como se llenan las copas de vino y el posadero con una sonrisa de oreja a oreja comienza a repartir el estofado del que está tan orgulloso y pone cara de asco ya que no le gusta pero piensa comerselo porque tiene mucha hambre y el aspecto humeante que tiene lo llega ha hacer apetecible, ya que algo caliente siempre sienta bien con este frío, que parece haber sido calmado con la hoguera. El hombre sirve mesa por mesa hasta que le toca a ella, cuando se decide a coger la cuchara para probarlo el soldado comienza ha hablar, Danna no siente lástima por él aunque se imagina el dolor que ha podido sufrir y siente escalofríos. Ante la pregunta del soldado, Danna escucha la respuesta de Nicolae y le devuelve la mirada, después añade: -Así es, ¿de qué se trata?-

Ella no da una respuesta positiva sin antes saber qué favor tiene que hacer, después de todo lo que le ha ocurrido en su vida poco confía en la gente.

Después dirige la mirada a la conversación de Durán con el posadero y asiente ante sus palabras hacia ella
-De la misma Britania, señor Velasques- cree acordarse bien del apellido, ya que ha escuchado varios nombres en la sala

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ruonory

#11
Segismundo te sigue los pasos mientras dice:

-Ah... ese señor Giovanni... tch, tch... Yo no diría nada contra él, pero es muy raro.

Luego continúa su camino con la intención de servir estofado al resto de invitados.

#12
La anciana retrocede hacia su rincón y se encoje mientras sujeta el cuenco como ha hecho desde vuestra llegada.

#13
-¡Ignorante, necio! ¡Mañana entraréis en la morada del diablo! ¡Negadle! ¡Rechazadle! ¡Expulsadle! ¡No vayáis! ¡Claudius Giovanni (interrumpe su espectáculo para escupir al suelo) es el mismo Diablo encarnado!

El hermano Clemente se marcha dándote la espalda mientras continúa soltando insultos en nombre de Claudius Giovanni. Se sienta en un banco libre junto al fuego y continúa murmurando cosas para si mismo.

#14 #15
-No quisiera poneros en un compromiso, pero agradezco vuestro interés. No tengo educación, ni un oficio. No conozco más vida que la del soldado, y no puedo hacer largas marchas. He oído que el señor Giovanni está contratando a muchos hombres: si no me acepta, no sé qué puedo hacer. Si surgiese la oportunidad, ¿seríais tan amables de recomendarme para poder viajar hasta la mansión del señor Giavanni y así poder solicitar un puesto?

Paul os mira atentamente a la espera de vuestra respuesta.


El fuego continua calentando el ambiente y los invitados comen y beben recuperando fuerzas. Algunos han viajado desde muy lejos y el agradable recibimiento de Segismundo ha sido una de las pocas alegrías que han recibido en mucho tiempo.

En una mesa, dos chicos jóvenes de apariencia humilde, Florian y André, coquetean con Marianna, una hermosa joven de unos 16 años, de pelo rubio y piel blanca como la leche.

En la barra han formado grupo cuatro hombres de aspecto rudo. Argar, Marneus, Marius y Pavlov, no se conocían hace un rato, como el resto de invitados, pero ahora ríen y beben como si fuesen compañeros de batallas de toda la vida.

Otra joven, delgada y musculosa, Treia, vestida con pieles curtidas propias de cazadores. No es extraño que se mantenga sola en un rincón, su cara, llena de cortes y cicatrices mal curadas se hacen incómodas de mirar directamente.

AmyMorgan

Danna ya casi ha acabado con su plato de estofado, que para no gustarle se lo ha comido entero y se dispone a dar un trago de vino cuando escucha al soldado hablar, enarca una ceja ante su pregunta
-Pues, lo cierto es que no conozco directamente al señor Giovanni, de hecho he venido por una recomendación familiar, mi hermano insistió en que no debía perderme tal evento- dice la joven intentando disimular que en realidad desconoce del motivo de dicha cena.
-Pero, descuide soldado, si hablo con él personalmente le haré una buena recomendación- se detiene un segundo a mirar su pierna -¿Pero está usted en condiciones ahora?- dice refiriéndose a su pierna, despues ladea la cabeza hacia Nicolae esperándo que su respuesta sea similar, aunque en cierto modo se alegraría de que el joven conociera al señor Giovanni, quizás así podría cotillear sobre los asuntos que requieren tan importante evento.

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ruonory

#17
Paul:
-Los soldados en mi posición, parcialmente tullidos, que no somos válidos para el combate pero aun tenemos instrucción militar y voluntad por nuestro trabajo, guardamos esperanzas de optar a puestos como personal de guardia doméstica. El señor Giovanni está reclutando a muchos hombres y es probable que si alguien habla bien de mi, pueda optar a uno de esos puestos.

LoRieN

Nicolae estaba saboreando el delicioso plato de estofado, que aunque no admitiría en voz alta, era probablemente uno de los mejores estofados que había probado últimamente.
Mientras engullía su comida, presenció como Danna respondía rápidamente al ruego del soldado. Sin duda la petición de Paul sonaban como las moribundas palabras de un sentenciado a la horca. Para un soldado que había dado su vida en el campo de batalla, alejarlo de él sería como si a Nicolae le quitarán su capacidad de leer o de hablar.

  • Sinceramente , no tengo relación ninguna con el Señor Giovanni, sin embargo, si está en mi mano hablar bien sobre usted para que le recomienden lo haré, a la primera oportunidad que se presente. Puede contar con ello. dijo Nicolae de forma sincera. Y después de una prudente pausa continua hablando - Hablando del Señor Giovanni, ¿ Conoce usted algo de él, o del motivo de las celebraciones de cenas tan interesantes?. Por lo que parece, es una importante figura en la zona, para bien o para mal. Al decir para mal, Nicolae desvía su mirada sutilmente hacia el hermano Clemente.
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luismito

Con una amplia sonrisa inmaculada observo a todos los que están a mi alrededor -Mañana va a ser un día curioso, nadie conoce directamente a nuestro anfitrión, pero somos una reunión de lo más variada, va a ser muy interesante - continúo comiendo el estofado de sabor muy distinto a los que estoy acostumbrado.

Mientras voy apurando mi plato no me resisto a ver como si fuera un espectáculo circense los esfuerzos de dos jóvenes rondando a una chica, distraído en mis pensamientos recordando tiempos pasados en tierras más cálidas un movimiento en un rincón me saca de mi ensimismamiento, hay otra muchacha en una esquina cubierta de pieles y cueros.

Lleno mi copa con más vino y busco otra en la mesa, la lleno y me dirijo hacia la muchacha, según me acerco la miríada de cicatrices que cubren su rostro, no aparto la mirada eso supongo que sería peor, me pongo en frente de ella y le ofrezco la segunda copa qué llevo en mis manos - ¿Vino?, es una noche muy fría para estar sola mi señora -

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ruonory

#19 Paul:
-Mi más sincero agradecimiento. Si hay algo que este pobre soldado tullido pueda hacer por vosotros, no dudéis en pedírmelo.

#20 Treia agacha la mirada y se encoje de hombros. Parece que no esperaba que nadie le dirigiera la palabra.
-Em... sí... sí, gracias...
Levanta la mirada fugazmente para mirarte a los ojos, pero en cuanto vuestras miradas coinciden, vuelve a bajarla como un acto reflejo.
-Le ruego que me disculpe. -Dice casi tartamudeando. -No recuerdo la última vez que estuve en un sitio con tanta gente al mismo tiempo. Normalmente paso más tiempo rodeada de animales que de humanos. ¡Oh! ¡Disculpe! No quiero aburrirle con mi estúpida vida.

luismito

Miro a la muchacha que rehuye mi mirada - Disculparme mi señora por ser tan brusco, mi nombre es Durán, es un placer. ¿Es usted de estas tierras? ¿Si es así conoce a mi anfitrión el siñore Giovanni? -

Me siento a su lado y puedo observar las pieles con las que va cubierta y más de cerca sus cicatrices no me parecen tan grotescas recordandome los mapas más antiguos con los que había comerciado - Veo buenas y cálidas pieles, ¿son estos los animales a los que se refiere?

Miro a la mesa que he abandonado pensando en el pobre soldado, desde luego no había nada que pudiera hacer por él, por lo menos sin conocer a mi anfitrión más que de una simple invitación y repaso más atentamente con la mirada la humilde posada intentando aprender todo lo que pueda antes de mi encuentro del día siguiente.

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Shincry

Ian sacudió la cabeza al oir los improperios que soltaba el pobre hombre.
Desde luego no sería blanco con el hombre que les traía aquí, pero de todas maneras, nunca habían sido blancas las cosas en su vida.
Buscó con la mirada a los camareros nuevamente.
¿¡Donde estaba su agua?!

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rayka

Mientras degustaba el sabroso plato de estofado, Velkan no pudo evitar oír la alocada (y corta) conversación que el sacerdote mantuvo con un hombre de aspecto sospechoso.

Sin ninguna mujer a la vista a la que tirarle los trastos, decide llamar la atención del hermano Clemente para entretenerse con ese loco y, de paso, averiguar la causa de su trastorno.

- Eh, amigo. ¿Por qué dices que el Sr. Giovanni es el mismísimo Diablo?-.

No pudo evitar poner voz de ultratumba y hacer algo de teatro al preguntar:

- ¿Acaso tiene rabo y cuernos y va asustando a los niños gritándoles ¡Uuhhh, uuhhhh, vais a ir al infiernoooo!-

La carcajada que siguió a continuación fue audible en toda la taberna.

- Venga, venga, relájate, tan sólo bromeaba. ¡Tabernero! Una jarra de cerveza para mi amigo. Ahora, cuéntame qué sabes sobre Claudio Giovanni.

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ruonory

#22 Treia:
-Sí, bueno, no es que me dedique a despellejar a los animales que me rodean, en realidad son como mi familia, estos son algunos que cacé por necesidad. Soy de un lugar que está bastante lejos de aquí, pero por su acento diría que es usted de algún lugar muchísimo más lejano.

Sonríe levemente y agacha la cabeza a la vez que se sonroja, luego continúa diciendo:
-No sé nada sobre ese tal Giovanni. Hace meses encontré a un hombre en mitad del bosque, iba vestido con ropajes dignos de un noble, me dijo que llevaba mucho tiempo buscándome y que su señor me había elegido para formar parte de un grupo de selectas personas con un noble cometido. Me entregó este papel (saca la carta de un bolsillo) y me dijo que la guardase, luego me entregó algo de plata y me dio instrucciones para llegar aquí... No sé por qué le hice caso, sinceramente, pero su forma de hablar, esa seguridad, parecía que realmente era importante, así que aquí estoy.

#24 Hermano Clemente:
-Hijo, no te atrevas a bromear con el Diablo a menos que estés dispuesto a que él bromee contigo. Sé de buena tinta que en la mansión Giovanni se realizan sacrificios humanos para ensalzar la figura de demonios y criaturas del averno. Claudius Giovanni hizo un pacto con el mismísimo Satanás, celebra banquetes en los cuales se sirve de beber sangre humana y se come carne de personas en una burda parodia de la Última Cena de nuestro señor. ¿Crees a caso que eres su invitado? ¡Estúpido!

El Hermano Clemente se echa las manos a la cabeza y se marcha revolviéndose los pelos de su larga y tupida melena de pelo cano.

Por un momento se escucha de nuevo el sonido del viento azotando el exterior y, de repente, volvéis a escuchar la voz que os recibió:
-¡¡¡Sir Lothar!!!
Tras este, entra otro hombre y dos soldados más, pero no se anuncian sus nombres, parece ser que es un honor para unos pocos escogidos.

Soy sir Lothar, mayordomo del señor Giovanni. Fui yo quien os seleccionó a vosotros trece de entre las masas para conocer al Amo. Este es Roderigo, el cochero, cuya misión es llevaros mañana a la mansión del Amo.

Lothar es un hombre bien vestido y de complexión delgada, cuyas aristocráticas facciones están estropeadas por una profunda cicatriz que recorre todo el lado derecho de su cara, desde el cuero cabelludo hasta la barbilla. Roderigo es un joven alto y rubicundo, vestido con ropa de cuero de un cochero, que lleva un gran crucifijo de madera en torno al cuello.

Se acerca a Marianna, sujeta su mano izquierda entre las suyas y dice:
-Sé bienvenida a las tierras del señor Claudius Giovanni. Me complace que nos honres con tu visita, y espero que tu estancia sea grata y memorable.
Al mismo tiempo alza la mano de la muchacha hasta su cara y la mira fijamente mientras parece olerla. Marianna sonríe con educación y dice:
-Es un honor para mí haber sido invitada a semejante evento.

Lothar camina entre los invitados mientras continúa hablando:
-Me alegro de que estéis reunidos. Nuestro señor espera ansioso el placer de serviros en la cena de mañana. Sois muy afortunados de haber captado su atención: éste es un día que vuestros seres queridos recordarán durante mucho tiempo.

Finalmente se sienta en una banqueta y observa a todos mientras sonríe. El resto de invitados continúa con las conversaciones que mantenían antes de la interrupción y los acompañantes de Lothar permanecen de pié cerca de la entrada.

#23 Un chico larguirucho y muy delgado llega hasta ti corriendo con una jarra de cerveza, pero llena de agua. -Le pido disculpas por el retraso, nadie pide agua, así que no la tenemos a mano.

LoRieN

Nicolae observa la llegada de Lothar y sus acompañantes con un enorme interés, por fin da señales de vida el señor Giovanni antes sus invitados. Mientras pensaba esto ,observando la diversidad de la sala, se vuelve a centrar en el rincón de la anciana.
Un incómodo escalofrío recorrió su cuerpo al comprobar que mientras todos festejaban y comían, ella seguía en su rincón con un cuenco.Demasiado tiempo viviendo cerca de monjes pensó haciendo una mueca con sus labios.

– Perdone camarero, sería tan amable de servir estofado y vino a la señora mayor de la esquina. Corre de mi cuenta por supuesto. Es una noche demasiado fría para tener que pasar hambre.

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AmyMorgan

Danna sonrie educadamente a Paul tras su amable ofrecimiento cuando Lothar entra en la sala junto con dos soldados y comienza a dar su discurso, por un lado, se siente aliviada de saber ya por fin alguna noticia del señor Giovanni, pero por otro siente desconfianza, tanta desfiguración facial en la sala le hace preguntarse el porqué. ¿Son personas peligrosas, luchadores, o simplemente tienen cicatrices accidentales? Danna frunce el ceño al dudar de su respuesta. Cuando el señor Lothar deja de hablar y se sienta, viendo que todos han vuelto a sus conversaciones, decide levantarse y acercarse a la chica que parece estar hablando con el hombre al que presentaron como Durán. Si siente curiosidad qué mejor que preguntarle a otra dama, ya que se siente aliviada de no ser la única mujer de la sala.
-Disculpe, señora mi nombre es Danna, perdone que me entrometa pero ¿podría saber que le pasó en su rostro?- dice a Treia con algo de miedo ante su reacción pero decidida a satisfacer su curiosidad

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rayka

Aún estaba intentando salir del estupor ocasionado por las estupideces vertidas por el Hermano Clemente cuando un tal Lothar, el mayordomo del Sr.Giovanni, hace su aparición. Su aspecto le resulta bastante extraño, no era común ver a un aristócrata marcado por una gran cicatriz ya que suelen cuidarse mucho de no estar en primera línea en las batallas. Velkan lo sabía bien, ellos no forman parte directa del juego, simplemente son las manos que mueven las fichas. Aunque pensándolo detenidamente, Lothar no era más que un sirviente del Sr. Giovanni, con cierto poder, sí, pero sirviente al fin y al cabo. Tus ricas vestimentas y pomposas palabras no son más que adornos para tratar de aparentar lo que no eres, un simple esclavo.

No obstante, quería averiguar la razón de por qué su señor les había seleccionado precisamente a ellos, un grupo de lo más variopinto y sin, aparentemente, nada en común. Así pues, se dirige a la banqueta donde estaba sentado Sir Lothar y le pregunta:

- Estoy muy agradecido -mintió- por tener la oportunidad de compartir mesa con el Sr. Giovanni pero, si no es indiscreción, ¿cuál es el motivo de esta cena? En la carta que recibimos no se detallaba la causa de tal honor.- Mientras esperaba con cierta impaciencia su respuesta, recordó la presentación que había hecho de Roderigo: "Este es Roderigo, el cochero, cuya misión es llevaros mañana a la mansión del Amo." ¿Es que acaso no vamos a ir por nuestros propios medios? ¿Qué voy a hacer con Red Hare, mi caballo? Tengo que hablar con el posadero para que cuide de él hasta mi regreso.

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luismito

Me horroriza la forma tan directa que tiene Danna de preguntar a la joven Treia el origen de sus cicatrices, para evitarla mas incomodidades a la joven pido disculpas a las dos damas y me esculpo para buscar otra copa de vino, tomo la jarra y al no ser los vasos de cristal no lleno mi copa, parece que estar sereno va a ser buena idea entre la gente tan desconcertante que me rodea.

Al ver la familiaridad con la que Lothar habla con Marianna me hacerco a los dos jóvenes que la rondaban - Disculpen jóvenes antes estaban hablando con la bella joven de rubios cabellos, parece que trata con mucha familiaridad con el enviado del siñore Giovanni, ¿hay algo que puedan contarme hacerca de esa joven o de mi anfitrión? - Me siento junto a ellos en el sitio vacio que dejó la joven y lleno los vasos de los jovenes con vino a la espera de su respuesta

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Shincry

-Ya estoy acostumbrado...-Dijo Ian en un susurro inaudible.
Ian analizaba la situación con detenimiento.
No le gustaba el hecho de que viniesen soldados para acompañar a un mayordomo, aunque realmente, lo que no le gustaba era el mero hecho de tener que lidiar con soldados, suelen tener el sentido de la justicia muy ligero y con cualquier cosa te empiezan a cuestionar y mirar demasiado.
Tomó un trago de agua, un poco nervioso a pesar de todo, no era supersticioso ni nada similar, pero un loco gritando que iban a la boca del lobo, cuando realmente, las situaciones que se estaban dando eran de verdad extrañas, no era tranquilizador.

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