#30 ?? Los incas y sus palos trueno te maldigan
#31 Por cierto, si transfieres el save del CK2 al EU4 prepárate para disfrutar con los países americanos. Lo hice una vez para probar y tal y me quedé a cuadros cuando descubrí el pastel que había preparado Paradox. Muy currado para un DLC que no suele jugar nadie y que sin duda alguna puede ser el peor valorado de los juegos de Paradox (que a mi no me gusta, pero la idea de crear escenarios no históricos molaba y la han desechado por completo). No lo explico por no spoilear a gente que quizás lo quiera descubrir por su cuenta, es un easter egg curioso.
4. 2 de Septiembre de 792 - 3 de Enero de 802 CARTHAGO DELENDA EST
Nada más conocer la enfermedad que le consumía, Elpidios decide traer a un gran médico de la época, Zenon el Monje, el cual le receta un tratamiento paliativo de la enfermedad que reconforta bastante al strategos. Las primeras tropas del Emperador desembarcaban en Bizerte, la capital del Califa Alim, mientras Zenon el Monje procedía a realizar el peculiar tratamiento, no menos efectivo por ello, reconfortando y calmando los males de Elpidios de momento. El gran ejercito imperial reclutado por Christophoros desembarcó finalmente, seguros de su victoria sobre los mahometanos...
Pero la desgracia se cernía sobre los hombres que acaban de llegar a asediar Bizerte y devolver Cartago a su legítimo propietario. La comadreja de Alim llegó a convocar más de 11000 guerreros sobre las tierras africanas, escondiéndolos a la vista de todos y cogiendo desprevenidos a los asediantes de Bizerte. Apenas muchos de ellos recién desembarcados de las naves, la masacre fue atroz y terrible, conociéndose desde entonces como La Masacre de Bizerte. No serían pocas las madres de los griegos que lloraban a sus hijos, muertos en el lejano desierto africano masacrados por la locura de un emperador y la malicia de un hereje. Tras conocer la noticia de la enorme derrota imperial, cualquier atisbo de duda sobre la decisión de no ayudar a Christophoros se esfumó de la mente del strategos. No arriesgaría sus hombres ni sus hijos en una campaña de locos en una tierra que ya habían perdido hace tanto tiempo. Noticias no menos preocupante llegaban del lejano norte, más allá de la Germania. Los pueblos bárbaros de la fria Escandinavia, habían comenzado una campaña de saqueos e invasiones por todo el norte, algo que quizás le pillaba muy lejos, pero cuya ferocidad y ansias de conquista habían llegado hasta la isla de Sicilia. Se llamaban a si mismos vikingos. Por otra parte, una de las naciones paganas de Europa del Este, los Avaros, se habían convertido al cristianismo, algo a priori bueno para la paz en la región...pero habían decidido obedecer al Obispo de Roma y no a la iglesia de Constantinopla. Pero las malas noticias de los lugares lejanos eran recompensadas con las buenas nuevas de la thema. El heredero de Elpidios, Konstas, había alcanzado la mayoría de edad y se desposó con una familiar del Conde de Apulia, un lombardo que gobernaba un condado cercano a las posesiones de Elpidios. Aunque el matrimonio no le garantizase una gran alianza, Liutpire, que así se llamaba la chica, era un prodigio de sabiduría, una genio según algunos. El strategos, cansado de tener que gestionar todas sus posesiones con la agotadora enfermedad que le mataba día a día, decidió darle el condado de Rhegion a la nueva pareja, esperando que el mando mejorase las capacidades de su heredero.
La incursión de Christophoros a Cartago estaba a punto de terminar en un total y completo desastre. Casi todas las batallas habían sido contadas por derrotas por Constantinopla, siendo las bajas muy numerosas y creando un descontento que lo iba a pagar muy caro el Basileus, que continuó con la guerra a pesar de estar claramente perdida. La época de expansión del Islam, aunque ya divididos en varios estados, no había acabado y arrebataron el riquísimo condado de Toulouse al Duque de Borgoña, recientemente independizado del Rey Karloman de los Francos. Una auténtica vergüenza para el heredero de Carlos Martel...
El 25 de Abril del 795, como si las malas noticias no fuesen solas, un mensajero le entregó a Elpidios, muy enfermo ya de su mortal viruela, la noticia más triste de toda su vida. Su amado heredero, Konstas, había desaparecido sin dejar rastro con solo 17 años, dándole todos por fallecido. Aunque algunas malas lenguas de la corte pensaban que era obra de su tercera esposa, Latsuinda, que no dejaría que el hijo de otra heredase las ricas tierras del strategos, Elpidios hizo oídos sordos a los meros rumores y nombró heredero a su segundo hijo, Makarios, el cual se comprometió con la mujer de su difunto hermano, un miembro más de la familia Kalopragmon a pesar de no haber dado un nieto. Tal era la gravedad de la enfermedad, que Elpidios legitimó el que sería su último hijo, Traianos, a pesar de que era poco probable que hubiese sido él el padre. Ni siquiera se planteo que no lo fuese...
De la lejana India y China, llegaban noticias preocupantes. El llamado Dragón Durmiente de Asia, el Imperio Chino, tan antiguo como el Romano, había estabilizado sus revueltas y había despertado tras muchos siglos de conflictos. Su expansión por la lejana Bengala había sido enorme y ahora sus súbditos eran aún más numerosos. La debilidad del imperio había llevado incluso a que los súbditos del Califa Árabe declarasen la guerra por ciertas zonas de Anatolia, envalentonados por las noticias de las derrotas de Christophoros. Por fortuna, el Califa estaba ocupado y no entró en la contienda, lo cual habría llevado al desastre absoluto al Imperio. Como si las calamidades fuesen un reclamo de más de ellas, en el 796 una vieja conocida de Elpidios, la Viruela, que le había ayudado con sus primeras conquistas, volvía a aparecer y con fuerza por las tierras sicilianas. Por fortuna, durante estos años, el strategos había construido hospitales por toda la isla, no así por los dominios peninsulares, que sufrieron más la enfermedad
Cuando parecía que Dios había abandonado a sus fieles en la Tierra, por fin los mensajeros traían noticias favorables a la cristiandad. Los mahometanos, tanto en Hispania como en África, sufrían unas guerras civiles enormes, que les hacía imposible de cualquier manera continuar con las conquistas y aprovecharse de la debilidad imperial. Debilidad que no había sino aumentado, tras firmar una humillante paz con el Califa Alim. Esta paz trajo el descontento por todo el Imperio, desde Ibiza a la lejana Georgia. Dos enormes revueltas, la tercera contra el tiránico gobierno de Christophoros y otra para colocar a un nuevo pretendiente al trono imperial, desgarraron el Imperio en su totalidad, muriendo en los campos de batalla de Grecia los que no habían muerto aún en los desiertos africanos. Elpidios, como había hecho durante su vida, rechazó involucrase en una carnicería absurda. Las tropas de la thema siciliana estaban ocupadas tomando tierra en la Isla de Malta, donde el strategos estaba cada vez menos contento con la gestión del heredero del fiel Drosos, el conde Alexios de Malta. Como una ironía del destino, su Magistros llegó con la esperada reclamación sobre Amalfi, cuando le resultaba del todo imposible lanzarse a la conquista de los mercantes. Decidió postponer la invasión de Amalfi hasta terminar con el asunto maltés.
Dispuesto a librar a su descendiente, Makarios, de los males de las mujeres que le había caído durante su vida al strategos, decidió quemar a su prometida por haber cometido el mayor de los sacrilegios posible: apostatar. Habiéndose convertido a las maneras ortodoxas, se le encontró escritos pertenecientes al obispo de Roma, algo inaceptable en la corte siciliana. Su hijo Makarios no protestó mucho sobre la decisión de su ya anciano y enfermo padre, pues rápidamente este le encontró una bella franca con la que contraer nuevas nupcias, también de gran inteligencia y sabiduría. Finalmente, el asedio de Malta terminó con la captura del último condado que quedaba bajo los dominios de Elpidios, otorgándoselo este a la nueva pareja, como anteriormente había hecho con su querido Konstas, esperando que Dios le concediese un mejor destino
Y así sucedió, el 18 de Mayo del año 800, recién comenzado el siglo, nace un niño en la pequeña isla de Malta destinado a grandes gestas, el segundo de su nombre en la casa Kalopragmon, Elpidios II, nieto del strategos de Sicilia. Desde su nacimiento, se ve que el niño había sido bendecido con los dones de Dios. Como si estuviese esperando la muerte a concederle una última noticia feliz en una vida agridulce, el 3 de Enero del 802, Elpidios Kalopragmon, Strategos de Sicilia y Calabria, Conde de Brendision, fallecía a la edad de 66 años, contento por tener la certeza de que su estirpe continuaría con su obra y su familia. Ese día murió Elpidios, pero nació algo mucho más grande que él y del cual sería recordado como el fundador y primero de su nombre: la Casa Kalopragmon. Y su familia, había llegado para quedarse en la historia...
Pues aquí termina la vida de Elpidios, victima de la violencia feminazi y del espionaje mercante (más de 30 años para una reclamación que no va a heredar Makarios...). Aunque su expansión ha sido limitada, he desarrollado bastante la isla de Sicilia y ahora gano más de 15 ducados al mes, al llegar apenas llegaba a unos 3 o 4. También ha mejorado la leva una barbaridad, de apenas unos centenares de hombres que disponíamos al principio a los casi 2500 que tendrá su sucesor a su disposición. Espero que el RNG me sea favorable y Dios-Paradox me conceda prontas reclamaciones para sacarlos a pasear XD
Por cierto, ni se paga a que Paradox me la lía cuando convierta la partida y me encuentre a la mayor monstruosidad en China que la imaginación puede soñar XD
#33 Es una pasada, y la verdad es que tengo mil ganas de que conviertas las partidas a ver como van cambiando y evolucionando en otros juegos
5. 3 de Enero de 802 - 29 de Mayo de 812 EL ABURRIMIENTO DEL GUERRERO
El 29 de Enero del 802, el Emperador Christophoros otorgaba los títulos de Strategos de Sicilia y de Calabria a Makarios, la nueva cabeza de la casa Kalopragmon. No le quedaba más remedio, al estar todos los condados bajo el control directo de Makarios. Ese día se vistió con las enseñas y ropajes de su difunto padre, legitimando lo que nadie dudaba que era suyo por herencia. Makarios no era Elpidios, pero al igual que el, lucharía por continuar con su legado.
Quizás no tan versado en las intrigas, sin duda su aspecto fuerte le dotaba de un don para la guerra, algo nada desdeñable en los tiempos que corrían. También era conocido por todos su fe en la iglesia, siendo un ferviente siervo de nuestro señor. Por eso, a finales del año, tras aposentar sus dominios, decidió marchar a Tierra Santa, a la lejana Jerusalem, a ver los lugares santos. Desoyendo el consejo de sus allegados, partió a finales de año hacia las peligrosas tierras. Tras un par de meses de travesía, llego a la sagrada ciudad, maravillándose al encontrarse en los mismos lugares por donde pisó Jesús.
Sin duda algunas, el viaje y la aventura habían endurecido al joven Makarios de forma muy notoria. Cuando volvió de Tierra Santa, era un hombre cambiado, fanático de su fe cristiana y mucho más diestro en el combate. A pesar de todo, fue bastante menos seguidor de otras normas de la iglesia...
Pero la fe no bastaba para eliminar a los enemigos de Cristo, en la lejana Hispania, el Reino de Asturias había quedado reducido a dos condados separados entre si, habiendo quedado reducido al tamaño de cuando comenzó la rebelión de Pelayo. Mal futuro le aguardaba a sus sucesores...
Makarios comenzaba a sentir la desesperación que recorrió durante años a su padre Elpidios, su magistros no lograba de ninguna forma encontrar una reclamación contra esos malditos comerciantes amalfitanos. Tampoco podía declarar la guerra a los lombardos, aliados con el poderoso Karloman, Rey de los Francos. Transcurrió el tiempo en la tranquila sicilia, mientras Makarios aumentaba su familia y el imperio volvía a sufrir su enesima guerra civil contra el infame Christophoros, que había sobrevivido contra todo pronostico a todas las revueltas. Muchos murmuraban que sus victorias solo eran contra su pueblo...
Tanta calma para una personalidad aventurera y aguerrida como la del strategos le hizo caer en los vicios, en concreto en la bebida, tras perder a su amigo Nikephoros. Algo que sin duda no sería bueno...
El 22 de Noviembre del 809, Christophoros El Carnicero decidió cargar el peso de la culpa de las derrotas contra los infieles y de las continuas plagas y guerras civiles al pueblo judío, decretando su expulsión de todos sus dominios. Makarios tuvo que despedir a algunos cortesanos judíos que habían llegado con los años a la corte de Siracusa, pero también despidió la deuda de 350 ducados que su padre le había dejado en herencia...
El 12 de Marzo del siguiente año nació su primera hija, Damiane, lejana de la sucesión de los títulos con sus dos hermanos mayores. En aquel mismo año, una noticia alegraba el ambicioso corazón de Makarios. El anciano Karloman, tuerto de un ojo en las tantas guerras civiles y defensivas contra los paganos,
había aceptado participar en la defensa de Córcega, recientemente objetivo del Califa Alim, que parecía resistir a los conflictos internos tan bien como Christophoros. Esperaba con ansia que el viejo rey franco falleciese en esta guerra y que su reino se dividiese entre los múltiples herederos que tenía, como era costumbre entre los francos. Pero sobretodo eso acabaría con la alianza entre francos y lombardos, permitiendo lanzar los planes de conquista de Makarios sobre el sur de Italia.
A diferencia de su padre Elpidios, Makarios favoreció las artes, ejerciendo el mecenazgo de obras religiosas a expensas de las arcas de los Kalopragmon.
Contraviniendo una extraña advertencia de su difunto padre, contrató a un herrero para que le forjara una espada para los posibles conflictos. No quería nada ostentoso, simplemente algo sencillo y eficaz. Mientras tanto, la guerra entre el Califa Chii y los francos y lombardos marchaba bastante bien para los cristianos. Al parecer, esos feroces guerreros mahometanos no eran tan fieros lejos de sus tierras hostiles
A finales del 811, la fiebre tifoidea azota las tierras de Sicilia y del Lazio italiano, aunque la red sanitaria creada por su padre había librado a la isla de males mayores. En el aburrimiento del encierro en su castillo durante la plaga, Makarios encontró un entretenimiento muy curioso. Decidió construir un observatorio, como había visto en su viaje a Tierra Santa que tenían los príncipes árabes. Quizás lograría ver a los ángeles, quien sabe que descubrirá con esta novedosa y extraña afición. Tampoco dudó en ayudar a la investigación de la medicina, preocupado tanto por la plaga que le rodeaba como por las tantas que azotaron a su padre. Sin duda, sus tierras parecían pródigas a la enfermedad. Aunque también había nuevas noticias, una nueva villa, la primera construida por los Kalopragmon, se había creado en el condado de Siracusa, aumentando las riquezas de la familia.
Nuevamente, a finales de Enero del 812, Christophoros, que había terminado con la última de las guerras civiles que sufrió, decidió apoyar al Kan de Jazaria contra el Sultanato Armenio. La historia de esta guerra es curiosa, sobretodo del Kan de Jazaria. Durante las previas guerras civiles que sufrió el Imperio, el Khaganato de Jazaria invadió Abjasia, una lejana thema caucasíana del imperio. Uno de sus líderes decidió asentarse y abandonar el nomadismo, fundando el Kanato de Jazaria, de mismo nombre, pero muy distintos. Este Kan decidió convertirse al cristianismo ortodoxo y respetar las costumbres de los habitantes de sus dominios, evitando la furia del Basileus tras ganar la guerra civil y volver a poder reconquistar el territorio perdido. Este Kanato Ortodoxo, recibió al poco tiempo la guerra por parte del Sultanato Armenio, de súbditos mayoritariamente cristianos pero cuyo gobernante era musulmán. Para afianzar esta relación entre los jázaros cristianos y el imperio, Christophoros se decidió a ayudar al Kan en su guerra. En Febrero, Makarios recibió su nueva espada, tal y como la había pedido, mientras el Khaganato de Jazaria, los hermanos paganos del Kanato, decidieron no intervenir en la guerra, alejándose de forma definitiva de sus hasta entonces hermanos. Su hijo, Elpidios, que está destinado a ser el segundo de su nombre de su casa, crecía de forma majestuosa, siendo obvio para todos las grandes capacidades del niño. A la edad de 12 años, Makarios decidió encargarse personalmente de su educación, enfocándolo a ser un gran guerrero como lo era su padre. Como continuaban encerrados, Makarios también continuó con su hábito de mirar las estrellas por las noches, comenzando a hacerse preguntas sobre que era lo que lo rodeaba...
Y así es como tener un personaje con 24 de marcial no te sirve para absolutamente nada gracias a que los distintos diplomáticos son incapaces de lograr una reclamación (con porcentajes de 24% y así XD). Rezando estoy por que muera de una vez Karloman y se acabe la alianza con los lombardos. Ya por si solos me superan en numero casi en 2:1, pero si tengo que sumar a los francos es imposible del todo. Y ojalá hubiese una opción de arrasar hasta los cimientos Amalfi, para cuando les toque la hora...que cruz de reclamación...
#35 Yo empecé como duque de Abjasia, así que todo el follón con los jázaros, armenios y musulmanes de la zona me resulta familiar, menudo pollo tengo liado xD.
¿Has pensado en iniciar reclamaciones por tro condado? Ahora una duda de enfoque de partida con cada rey. ¿Cómo sueles decidir que foco le dedicas a tu personaje?
A ver que tal nos va sin los judíos y sus buenos impuestos.
#35 te va a tocar una excursión al sur... Al menos conseguirás fe y casus belli ya tienes
#36 El otro condado que me interesa obtener es Nápoles, que también está bajo los malditos amalfitanos. Y me interesa antes que nada por la sencilla razón de que en cuanto entre un emperador que no sea un tirano psicópata prohibirá las guerras entre vasallos y solo me quedará la expansión exterior (que por otra parte también enriquece al emperador, nada bueno pensando que me tendré que independizar de el tarde o temprano...)
Lo de los focos, en general considero que hay 3 tier de focos: el 1 es militar y administración, te da más levas y más dinero, poco más que añadir, en el segundo pondría diplomacia y intriga, el primero te mejora la opinión de todo el mundo, nada desdeñable, y el segundo te permite hacer intrigas y defenderte de ellas. Luego iría aprendizaje, que lo considero algo secundario, pero te da decisiones bastante chulas y con buenos bonos, como el observatorio o el peregrinaje. En general intento mantener que el personaje esté equilibrado y no tener ningún atributo por los suelos, por eso he pillado los de aprendizaje, para intentar dar un poco menos de pena XD. En caso de dudas, negocios y a ver como te llueve el dinero, aunque acabará el personaje con estresado, nada que no quite la fiesta, la familia o la caza.
Lo de los judíos, me ha venido bien y mal, bien por que me libro de la deuda, aunque el negativo a las relaciones con la iglesia es totalmente soportable. Por otra parte, me viene mal por perder una fuente rápida de ducados en caso necesario, que nunca se sabe.
#37 Para mi desgracia, necesito tanto una flota como más levas para llevarlo a cabo. El cabroncete de Alim, al ganar la guerra contra el emperador, se llevo bastante prestigio y piedad y a pesar de estar palmando la guerra contra lombardos y francos por Córcega, aún tendrá fácilmente sus 8000k de bichos del desierto. Desembarcar en África es para ganar sin contemplaciones, sino podría acabar como acabó Christophoros y me obligaría a tirarme años reconstruyendo. Otra opción que había pensado era Cerdeña, la cual es bastante montañosa y si logro pillar los desembarcos del Califa quizás tendría más oportunidades, pero necesitaría tener una flota grande para poder mover todas las levas, sino me arriesgo a que me desembarque en Sicilia y me haga un hijo. Si esto fuera el EU4 le construía una armada de galeras que no salía de África y me llevaba Cerdeña de gratis, pero como según Paradox no existen las batallas navales en el medievo, pues...
6. 29 de Mayo de 812 - 21 de Febrero del 817 CRUCES Y ARMARIOS
Lo que todos preveían y anunciaban, finalmente había ocurrido. El poderoso Rey Karloman había muerto y su reino, según las costumbres francas, se había dividido entre sus hijos. Cinco nuevos reinos surgían de la herencia de Karloman, las Tres Francias, La Occidental, La Media y la Oriental y los Reinos del Sur, Aquitania y Borgoña. Esa forma de gestionar la herencia de los francos solo podría traer inestabilidad y problemas a sus sucesores. Pero la desesperanza recorría a Makarios en su encierro en Siracusa, rodeado de enfermedad. El condado de Drepanon incluso sufría varias de ellas al mismo tiempo, todo un castigo divido el cual no comprendía Makarios por que había sido provocado. Ni siquiera los precarios hospitales bastaban para contener la enfermedad. Durante su reclusión, fue planeando distintos posibles movimientos de conquista cuando las pestes dejasen de incordiar: Cerdeña, Cartago o Calabria. Todos ellos parecían más cercanos que nunca al llegar las noticias de las tierras lejanas. El rey de los lombardos, tras conseguir una victoriosa defensa de Córcega frente a Alim, murió en la celebración, dejando el Reino de Lombardía a su hija pequeña, Geila. Aún así las tropas lombardas eran aún numerosas y no había signo de rebelión entre ellos, preocupados aún por las hordas chiies. Pero su preocupación era absurda, el Califa Alim no pensaba volver a intentar la conquista de Córcega, simplemente estaba ocupado. En Junio del 814, el Sultán Sa'daddin de Andalucía atacaba al Califa, con la intención de invadir la Mauritania. Todavía lamiéndose las heridas de la derrota contra los lombardos, tenía que preocuparse de la invasión del loco sultán, que atacaba mientras las plagas recorrían las tierras.
Cuando las últimas carretas cargaron los cadáveres de las victimas de las pestes, Makarios salió del encierro en su castillo y comenzó a reunir las tropas de sus dominios. Más de tres mil hombres acudirían a su llamada desde todas las regiones de Sicilia y Calabria, a pesar de todas las calamidades.
"Hijos de los griegos de Occidente, no os convoco a la guerra por capricho. Esto no lo haréis por mi, vuestro Strategos ni por el Emperador Christophoros, esto se hará por nuestro señor Jesucristo, aquel que murió por nuestros pecados. Y nosotros moriremos si hace falta, para devolver las tierras de la isla de Cerdeña a los dominios de la verdadera fe. Los infieles guerrean entre ellos mientras Dios les castiga con las más mortales pestes, no habrá mejor oportunidad para los hombres de la Magna Grecia para demostrar su fe y convencer a nuestro Señor de que nos aleje de la muerte que azota Europa. ¡Deus nobiscum!
El 19 de Abril del 815, Makarios Kalopragmon, Strategos de Sicilia, declaró la guerra al Califa Alim por la isla de Cerdeña, una Guerra Santa.Las tropas se disponían a reunirse en Siracusa, donde tendrían que formar tres ejercitos para desembarcar progresivamente en Cerdeña, debido a la escasa flota siciliana. Noticias llegaban de Oriente, el Emperador, conocedor de la expedición de Makarios y celoso de su fama, decidió declarar la guerra al Khagan de Jazaria, el lider de los jázaros paganos. Parece que el viejo Christophoros no se daba por vencido en sus ambiciosas campañas militares. En Octubre del mismo año, las tropas del strategos asediaban el sur de Cerdeña con poca resistencia salvo las localidades amuralladas y escasos hombres en el norte de la isla. La flota siciliana, aunque escasa, vigilaban las costas africanas para prevenir un posible desembarco del Califa, aunque parecía ocupado en su guerra con el Sultán de Andalucia.
Durante su campaña en Cerdeña, su esposa dio a luz a un nuevo hijo, Michael, y cuando la noticia llegó al ejercito que comandaba Makarios le acompañaba otra más inquietante. El Basileus Christophoros había muerto, habiéndose nombrado sucesor su hijo Loukas, un gran guerrero que su padre utilizó en sus locas campañas y que se encontraba herido cuando recibió la noticia de la muerte de su padre. De su padre también había heredado la guerra por Crimea contra los jázaros. En las largas esperas de los asedios, Makarios no olvidó su afición por el estudio de los astros, llegando a una conclusión que lo inquietaba: había descubierto que la Tierra era redonda, no plana como defendía la santa iglesia. Además, por si fuese poco, giraba en torno al Sol en vez de ser el centro de la Creación. Decidió parar en su progreso y dedicar sus esfuerzos en mejorar la riqueza de su reino, conservando ese conocimiento para lo más profundo de su ser, esperando que no ofendiese a su Señor. No sería el que anunciase al mundo ese conocimiento, aunque plantaría la semilla del interés de los Kalopragmon por los astros...
El avance siciliano por la isla era totalmente imparable para las fuerzas del Califa en la isla y no había ni rastro de los refuerzos. El 15 de Agosto del 816 se aniquiló a las últimas fuerzas leales a Alim en la isla, solo quedando algunos reductos bajo asedio. En el lejano Oriente, Loukas, el nuevo Basileus, conseguía vencer definitivamente a los jázaros mas allá del Don, logrando la conquista del Ducado de Crimea y el sueño de su difunto padre de conseguir una conquista.
Para celebrar el triunfo contra los nómadas de las estepas, Loukas decidió organizar un Gran Torneo entre todos sus súbditos. Elpidios decidió tomar parte,
abandonando a sus tropas en la tarea de terminar con los últimos reductos de Alim en Cerdeña, buscando la gloria en el torneo y demostrar sus habilidades marciales. Mientras se dirigía al torneo, un mensajero llegó de Cartago. El Califa Alim, entre insultos, aceptada lo inevitable: la derrota en Cerdeña y el control de Makarios de la isla. El acuerdo de paz se firmó y ahora Makarios tenía cinco nuevos condados bajo sus dominios y una isla entera. Pero Makarios estaba lejos, en la capital, donde rodeado de fornidos guerreros estaba descubriendo que albergaba más secretos de lo que esperaba...tantas aventuras rodeado de hombres le hacía sentir cosas extrañas...
Tal como había hecho su padre con el hace ya tantos años, Makarios concedió una isla para gestionar a su primogénito, Elpidios II. Pero no le dio la pequeña Malta, sino la nueva joya de la corona de los Kalopragmon, Cerdeña, recién conquistada a los infieles. Lo que a vista de todos era una gran herencia para un joven, Makarios le ofreció a su hijo una tarea digna de sus habilidades. Una tierra que no seguía la verdadera fe y que había sido arrasada por la guerra y la enfermedad. Incluso aún quedaban algunos herejes en el norte de la isla, sin contar de que el resto seguía las doctrinas del obispo de Roma y no eran griegos, sino italianos, los descendientes de los antiguos romanos.
Aunque le concedió a Elpidios los condados de Cerdeña, Makarios creó y conservó el título de Duque de Cerdeña para si mismo. A diferencia de los títulos de strategos, este título lo había ganado por derecho de conquista y no dependía de la aprobación del emperador que sus hijos lo heredasen, junto con sus posesiones. Debido a estas ventajas, que tan hábilmente había encontrado su consejo, lo tomó como su título principal, pasando a ser el Duque de Cerdeña.
Pero todo esto tenía trampa, el consejo había apoyado esta decisión sin duda debido a que este nuevo título, según las viejas legislaciones romanas, le daba más derechos y prerrogativas al consejo, debilitando el poder absoluto que hasta entonces habían tenido los Kalopragmon...
21 de Febrero del 817
Pues al final me decidí por lo más fácil y seguro y ataqué Cerdeña mientras el Omeya me ayudaba bastante distrayendo a Alim. Ha sido la cosa un poco descafeinada por que no ha intentado ningún desembarco de Normandia ni nada el muy cobarde, pero he conseguido 5 nuevos condados y un título que no dependa del Emperador. Ahora me surgen dudas sobre las heredades, no se si cuando muera Makarios lo heredará todo Elpidios sin problemas o el Emperador pasará de devolverme los títulos de Sicilia y Calabria, aunque controle los condados. De momento el bueno de Makarios está celebrando en la capital su nueva conquista saliendo del armario entre rudos hombres XD
#39 jajja que bueno que sea gay.
¿Que es lo que pasa si publicas que la Tierra es redonda?
#40 Consigues bastante prestigio, unos 200 o así, un apodo y que te odie toda la cristiandad, básicamente XD. Lo habría hecho, pero con lo capillita que me había salido Makarios...hasta descubrir que le gustan los aguerridos soldados griegos claro...XD
Por cierto, se cumple lo previsible de cualquier partida del CK2, ya lo puso The Chapel en una viñeta, solo hay que cambiar Carlomagno por su hermano XD
No podias resurgir la Magna Grecia sin homosexualidad, es como hacer una revolucion comunista sin que mueran miles por el camino... las tradiciones son las tradiciones.
#42 Tengo unas ganas locas de que esto llegue al Victoria y empezar con la política bien en profundidad y eso que soy aún peor jugador de Victoria que de CK2, pero solo imaginarme acabar esto en una dictadura fascista o comunista me alegra los pensamientos jajajaja
#43 Y lo que molaba en el HOI 2 jugar con la república española y aliarse con Hitler? XD
#44 Creo que le he dedicado como 4 o 5 veces más horas en los HOI al Kaiserreich que al juego normal, fuera de bromas XD. Soy un apasionado de la historia que desarrollaron para el mod y me hubiese encantado hacer un AAR bueno sobre ese universo, pero hace falta tener bastante conocimiento de los cambios históricos que realizan en el mod o no entiendes nada y parece todo un sindios. Y ponerse a explicar todo es, literalmente, tirarse horas y horas traduciendo eventos, agotador de solo pensarlo...
Si llegase tan lejos como el HOI, si me plantearía una conquista mundial, sobretodo si lo paso al HOI4, que es bastante más fácil, pero eso es hablar de algo muy muy muy lejano XD
Por cierto, si alguno sabe como va bien estas heredades, me encantaría una aclaración, por que aún estoy pensando si la he liado o no. El titulo de Duque de Cerdeña es heredable, no es un virreinato del Imperio, pero no se si cuando muera mi sucesos heredara solo el Ducado de Cerdeña o el Emperador me dará los ducados de Sicilia y Calabria de nuevo...de momento estos dos últimos sitios los dejare sin condes, gestionandolos directamente, no vaya a ser que cuando la palme se le ocurra darle los títulos a un conde mio o algo así, que me conozco el juego...
7. 21 de Febrero del 817 - 28 de Abril del 825 DÉSPOTA
Makarios no solo trajo del torneo y de la lejana Constantinopla sus nuevos gustos carnales, también se ganó el respeto y la admiración de la corte tras una actuación memorable durante el torneo. Lleno de confianza y de ambición, poco después de desembarcar en Siracusa se declaró Déspota de Cerdeña y Córcega, título que hasta entonces descansaba en el Califa Alim, demasiado ocupado con la invasión Omeya. A sus 35 años, Makarios había demostrado ser un digno sucesor de su padre y había logrado afianzar el poder de la familia Kalopragmon en el Mediterraneo Central de una forma contundente. Poca reacción podía hacer el Basileus, ocupado con una de las múltiples revueltas que azotaban el Imperio de forma periódica, esta vez incluso a las puertas de la capital imperial. Poco después, el nuevo déspota renombró su nuevo título y se hizo llamar Déspota de Cerdeña y Sicilia, aunque nunca renunció a las legítimas reclamaciones en la lombarda Córcega.
A su alrededor, los sucesos seguían ocurriendo. El vencedor contra el Basileus Christophoros, Alim, había sido derrotado y ahora el Magreb había caido bajo la posesión de los Omeyas, que ampliaban su ya poderoso reino. Los vasallos del Califa, cansados de las derrotas tanto en Cerdeña como en el Magreb, se declararon en rebeldía contra su señor, volviendo a convertir el antiguo territorio de Cartago en un campo de batalla. Otro suceso curioso ocurrió en la antigua Roma, donde los clérigos seguidores del obispo de Roma lo habían expulsado de la Ciudad Eterna y se habían declarado independientes, al mando de un humilde clérigo. Más al norte, los sucesores de Karloman se repartían los reinos francos en una mezcla de intrigas, guerras sucesorias y extrañas heredades. Al este del continente, los reinos paganos afianzaban su poder, especialmente el Reino de Bohemia, que había capturado el eterno rival de los francos, el Reino de Sajonia.
Mientras tanto, por el Imperio, no solo tenía que hacer frente a las múltiples revueltas crónicas, sino también a la nueva invasión árabe por el sur de Anatolia, confiados con la debilidad acuciante que recorrían los territorios del Basileus. Por fortuna para los cristianos, los árabes también sufrían revueltas y intrigas entre ellos, aunque no bastó para evitar las derrotas imperiales contra los mahometanos. Preocupado por las noticias que le llegaban y mientras se moría de aburrimiento en uno de los continuos encierros por las famosas plagas sicilianas, Makarios decidió fundar una guardia personal, compuesta apenas por guerreros escasamente equipados y algunos arqueros. Aparte de para garantizar la seguridad personal, Makarios pensaba usarlos para apoyar a sus levas en futuras campañas...cercanas campañas...
En Enero del 820, la fortuna sonrió a Makarios. La plaga que azotaba Sicilia comenzaba a remitir, mientras el caos invadía el reino de los lombardos. Había sido heredado por una niña pequeña, provocando las revueltas de muchos vasallos que no aceptaban su autoridad y se peleaban entre ellos por el debilitado reino. Nada más llegar las nuevas a Siracusa, Makarios declaró la guerra a los lombardos, con la intención de proteger a los griegos de Calabria y devolver todo el ducado a su legítimo propietario. La nueva guardia del déspota ejerció su función de forma magistral, adelantándose a los ejércitos griegos y descubriendo lo que Makarios sospechaba, el sur de la península itálica estaba desprotegido. Como una señal de la divina providencia, Elpidios el Joven,
su hijo, le presentó a la continuación de la estirpe: su nieto Aristeides, nombrado a ser el continuador del legado Kalopragmon. Una nueva orden de expulsión de judíos llegó desde Constantinopla, una vez más acusados de todos los males que recorrían el Imperio y una vez más que Makarios se libraba de devolverle el dinero de los préstamos.
Las tropas griegas llegaron a su objetivo, Catanazaro, el condado de Calabria en posesión lombarda. Casi 4000 hombres se dispusieron a asediar la plaza fuerte, confiados en la superioridad y en la falta de resistencia lombarda. Makarios, aunque deseoso de tener una batalla digna después de la sencilla campaña de Cerdeña, dejó el asedio en manos de sus comandantes, pues un asedio era de todo menos una batalla digna y no sería honorable morir de tal infame forma. Pero los lombardos tardarían en presentar oposición a la invasión de Makarios, su reino seguía desangrado por la guerra civil y las revueltas de los vasallos contra la Reina niña. Las fortalezas y lugares fieles a los lombardos comenzaron a ser derrotados y ocupados por las tropas del Despotado, tierras y lugares que había perdido hace décadas el Imperio.
Durante la contienda y la espera a la decisiva batalla anhelada por Makarios, sus deseos carnales le jugaron una mala pasada y no pudo evitar caer en la tentación de acostarse con el lejano Conde Hippolytos, de visita por las tierras del Oeste. Se arrepentiría de caer en la tentación del demonio, pues su esposa Gisela descubrió lo que había sucedido y, cargada de furia y venganza, proclamó a los cuatro vientos la aventura del Makarios con Hippolytos. Las miradas de desprecio y asco fueron el día a día del Déspota, aunque ninguno se atrevió a mencionar el suceso en su presencia. Pero lo que más le dolió fue acabar con la relación con su amante, que huyó aterrado y avergonzado de que se supiese públicamente su perversión. Por fortuna, la campaña militar en el sur de Italia continuaba lenta pero implacable, sin encontrar oposición lombarda destacable y logrando la captura de Salerno, una importante localidad del sur del dominio lombardo
Makarios paseaba inquieto por la corte de Siracusa, cansado de las miradas de desprecio a su alrededor por sus actos carnales y cansado de no lograr una batalla digna donde demostrar su valor como guerrero y acabar con las malas lenguas que susurraban por su alrededor. Pero una vez más, sus súplicas fueron escuchadas y un correo llegó desde la lejana Salerno, donde habían localizado un ejercito lombardo en el sur peninsular. Estaban intentando recuperar Tarento, que había caído bajo las tropas del Despotado. Makarios cabalgó de inmediato sin descanso hasta llegar al campamento de sus tropas, donde se dispuso a comandarlas en la batalla largamente esperada. Las tropas del despotado, compuestas principalmente de infantería pesada, marcharon hacia Tarento dispuestos a aniquilar al ejercito lombardo y terminar con el asedio a su reciente conquista. La batalla comenzó en contra de los intereses de Makarios, pues los lombardos tenían posiciones defensivas en las colinas en torno a Tarento, pero la superioridad numérica era favorable al déspota. Pronto se decantó de forma clara hacia los griegos, cuando Makarios rompió el centro del ejercito lombardo haciendo que huyese, dejando a sus flancos totalmente vendidos hacia la furia de los griegos.
La huida de las tropas lombardas les previno de una derrota aún mas contundente de la que sufrieron en Mottola, aunque quedó demostrado para todos la absoluta victoria de las tropas sicilianas frente a las huestes lombardas. Continuó la cacería de las huestes enemigas por el sur de Italia, pero fueron más masacres que batallas, haciendo inevitable la rendición de la reina lombarda. El 8 de Marzo del 822, con apenas 12 años de edad, la reina lombarda Geila se rinde ante el avance griego en el sur. Acepta el legítimo dominio de Makarios sobre Catanzaro, nombrado Kroton tras su conquista, tal y como era conocido cuando era parte del Imperio. Las gentes celebraban el triunfo de los griegos en Italia, pues desde los lejanos Belisario y Narses las victorias del imperio en Italia habían sido pocas, no así las derrotas y las retiradas. Makarios decidió disfrutar de las treguas con sus enemigos, los mahometanos al otro lado del Mediterraneo y los lombardos al Norte y continuar con el desarrollo de sus vastos dominios, los más poderosos de todos los vasallos del Basileus.
En la lejana Hispania, los Omeyas sufrían de las eternas revueltas entre los herejes, mientras los últimos herederos de Pelayo luchaban contra lo inevitable en las montañas de Navarra. La última luz del cristianismo que aún se mantenía en la península estaba a punto de desaparecer y quedar solo como una revuelta temporal en los dominios Omeya. Los francos tampoco se libraban del descontento general en estos años y habían permitido asentarse y controlar el ducado de Touluse, poderoso y rico territorio en Aquitania. Por Oriente, se escuchaban las nuevas de los árabes más fanáticos y radicales que se habían levantado contra el Califa de Bagdad. Sin duda un respiro para el Imperio, que aún se ahogaba en las luchas internas. Más preocupante y cercano eran las noticias que le llegaban de los lombardos, donde la reina había sido finalmente depuesta y ahora gobernaba un usurpador llamado Desiderius II. La tregua conseguida contra los lombardos se había esfumado y aunque ahora parecía débil el poder del usurpador, no había que subestimar a los lombardos
La reina Gisela, todavía resentida por la aventura homosexual de Makarios durante la campaña de Kroton, había decidido recluirse en la religión y abandonar toda relación con su marido, volviendo también a las costumbres del obispo de Roma en el exilio. En el noreste del continente, una noticia conmocionó las cortes de toda Europa: el Rey Klukis el Gordo de Polonia, que había profesado el paganismo eslavo, había decidido convertirse a la fe de los mahometanos. El pánico y el terror recorrieron las cortes cristianas, ya angustiadas por el avance del Islam por Hispania y por Asía, como para tener un nuevo enemigo en los bárbaros eslavos. Por si fuese poco, para aumentar la alarma y la emergencia, el 23 de Julio de 823 los Omeya derrotan a las últimas huestes del Reino de Asturias que aún se defendían en las montañas navarras. El Sultán de Andalucía declaro a Hispania al fin en paz, libre de las revueltas internas y del largo conflicto con el reino cristiano de Asturias. Ahora el poderío Omeya amenazaba el Occidente del mundo conocido, con un territorio que va desde Touluse al Norte de África. Makarios decide realizar un atrevido movimiento para intentar parar lo que parece el inevitable triunfo del Islam. Decidió mandar sucesivos misioneros a los reinos paganos del Este, temiendo que alguno siguiese los pasos de Polonia y acabase también siguiendo el Islam. El primer objetivo, con poco éxito, fue el cercano Reíno de Serbia. Por desgracia un mal futuro aguardó a esos misioneros pioneros...
Por fortuna, su segundo intento fue bastante mejor. Mandó otro misionero al poderoso Reino de Bohemia, con pocas esperanzas de convencer al rey pagano de formar parte de la iglesia de Cristo. Pero una vez más, Nuestro Señor dispuso todo para convencer al pagano y nos permitió difundir la verdadera fe en sus tierras, incluso siendo bautizado poco después. Aunque la mayoría de la población continuó con las ancestrales y paganas costumbres eslavas, Makarios había creado un poderoso contrapunto cristiano ortodoxo al Sultanato de Polonia, aparte había impedido la captura del territorio bohemio por los francos mediante una guerra santa. También resultó exitosa la conversión de los búlgaros, que antaño habían entrado e invadido los dominios de Dacia y hacía décadas que se habían asentado. Esto también cortó las posibilidades de fácil expansión del Basileus, aunque poco pudo hacer este para impedirlo, pues era una obra del Señor atraer a nuevos fieles a la iglesia.
La paz llegó al fin a los dominios del Basileus, cuando el Patriarca Ecuménico le revocó la excomunión al nuevo Emperador resultante de las distintas sucesiones y revueltas, Sabas, quien había heredado el Imperio de su hermano y había reconstruido el mermado ejército. Después de mucho tiempo, se volvía a tener algo de estabilidad y un Basileus fuerte. Para demostrar la recuperación que había logrado, se decidió a apoyar al Kan jázaro, como había hecho anteriormente su familia, en una de sus tantas guerras por el Cáucaso.
Los continuos misioneros de unas y otras iglesias por las tierras del Norte y del Este de Europa provocaron una reacción inesperada de los llamados "vikingos". En el extremo norte, estos bárbaros paganos decidieron crear una iglesia a semejanza de la nuestra, pero sin duda llevados por las influencias del demonio. Su líder se había proclamado como Fylkir en Abril del 825, una especie de hombre santo, y ahora se veía en la legitimidad de declarar guerras santas contra cualquiera que se opusiera a su demoníaca fe. Sin lugar a duda, el mundo se dirigía a un nuevo siglo y a una nueva época...donde Makarios lucharía por colocar a su familia en la mejor posición posible.
Pues aquí traigo un episodio más, tras una larga espera, pero me merecía unas buenas vacaciones alejado del CK y desde el móvil se hacen estas cosas demasiado engorrosas. Espero que el tiempo de espera no haya echo desistir las ganas de continuar con las andanzas de los griegos occidentales, que por fin tengo un ejercito en condiciones para poder comenzar a repartir. Me parece que el RNG de Paradox esta haciendo de las suyas y parece que me va a tocar una campaña profundamente ahistórica...no por ello menos interesante y curiosa
Mis dieses a esos polacos sunnies y al monstruo que se está convirtiendo el Califato Omeya, que ha terminado con Pelayo y sus cosas de un plumazo y de paso se ha llevado por delante al califa chii...será curioso si nos acabamos encontrando, espero que aún no XD
Espero traer pronto algún episodio más y darle caña estas navidades para avanzar bastante. Aún así esto va para muy muy largo, mi tiempo libre es limitado, como el de todos supongo XD
#47 primera vez que veo que los germánicos reorganizan la fe por su cuenta, además bastante rápido... A ver en que queda eso porque puede salir algo genial xD
#49 En la partida que terminé anteriormente los que lo consiguieron fueron los tengristas...todo risas hasta que llegaron los mongoles con la religión reformada y un poco más y se comen el mapa entero...
Como curiosidad, no ha sido la histórica casa de Münso la que ha logrado todo eso. Mirando la historia de los títulos, Sigurd Anillo murió pronto y Ragnar nunca fue Lodbrok, murió con apenas 6 añitos, desapareciendo la mítica casa con ellos. No es partida para los personajes históricos...salvo para Abdelrahman, que se la ha sacado de forma muy basta en la Península XD
Si mi partida fuese por el Norte de Europa, especialmente por las Islas Británicas, estaría bastante preocupado...aunque con la IA del CK nunca se sabe...
8. 28 de Abril del 825 - 23 de Octubre del 828 ¡NIKE! ¡NIKE! ¡NIKE!
En la primavera del 826, el nuevo Basileus volvió a sufrir la eterna maldición de su casa y su cargo: una vez más, se levantaron en su contra a pesar de estar aun en la campaña de ayuda a los jázaros. En aquellos tiempos, el Imperio era una perpetua tormenta de rebeliones y intrigas. En Marzo, tras la celebración de los 16 años de su hija Damiane, los sirvientes descubrieron a la esposa de Makarios, Gisela, muerta en sus aposentos. Entristecido por la muerte de su esposa,
a pesar de los problemas que tuvieron cuando conoció su condición de sodomita, llevó a Makarios al abrigo de la fe y la religión aún más que antes, evitando de nuevo el matrimonio. El Déspota se vió atraído por la congregación de San Basilio, una orden que abogaba por el trabajo y la oración y decidió unirse a ellos en busca de su destino.
Durante esa estación, Makarios rechazó la "oferta" de servir como comandante de los ejércitos del Basileus en la guerra que asolaba Anatolia y poco podía hacer el emperador para impedirlo. Que hubiese sido leal al Imperio no significa que fuese a morir por los problemas del Emperador. También decidió otorgar el más lejanos de sus dominios, Brendision, a su Mariscal Simmachos de Lipari, un gran comandante de sus ejércitos que había demostrado gran competencia para su cargo. Recordaba las advertencias de su padre sobre las intrigas de los condes, pero Makarios no veía el peligro en la gratitud de Simmachos y si era una forma de no tener que gestionar unos territorios que se le comenzaban a hacer demasiado grandes para sus habilidades. La congregación no tardó en pedir a Makarios una muestra de fe, en forma de reclusión donde purgar sus pecados y meditar sobre el Señor y su eterna bondad. El Déspota no dudó en aceptar la petición, buscando congraciarse con sus hermanos de fe y buscando la redención de sus múltiples pecados.
A comienzos del 828, un mensajero llegó cabalgando al castillo de los Kalopragmon. En el morral de su montura, albergaba la más ansiada noticia que podía albergar la familia. La venganza de Elpidios había sucedido y finalmente, el Magistros de la corte sicarusana había encontrado las pruebas definitivas contra los mercaderes amalfitanos. Tal fue la noticia que sin dudar alteraron la reclusión de Makarios, que no dudó en redactar órdenes para sus tropas, pues no podía mancillar su honor saliendo del castillo. La congregación no estaría nada contenta de saber que ha mancillado su palabra para atacar a un hermano de fe. Pero las órdenes de Makarios eran bien claras y declaró la guerra contra la República de Amalfi, que vieron aterrados como su eterno rival por fin había logrado su ansiado premio. En Enero del 828, los mercaderes de las grandes familias amalfitanas decidieron reunir sus ahorros y contratar a una banda mercenaria de 2500 hombres para intentar protegerse contra lo inevitable. A pesar de que tardarían tiempo en organizarse, su número preocupaba a los comandantes del despotado, que aún reunían las levas de las posesiones de Makarios. El 29 del mismo mes, las tropas sicilianas, sardas y maltesas marcharon hacia la ciudad de Amalfi, defendida por los mercenarios. Más de 4000 hombres, incluidas las primeras levas de catafractos y caballería con arco, se prepararon para conseguir el eterno sueño de los Kalopragmon, que había durado dos generaciones.
Durante la marcha al Norte, Makarios fue informado de una argucia por parte de los astutos comerciantes. Usando su enorme flota, habían embarcado los mercenarios de Amalfi y ahora navegaban por el estrecho de Messina, planeando un desembarco en las tierras del despotado. Makarios no dudó en hacer regresar su ejercito y mantenerlo cerca del estrecho, aguardando la llegada de las tropas enemigas. La estrategia le salió como esperaba y el 6 de Abril el ejercito de Makarios comenzó la Batalla de Rossano, donde los ejércitos griegos se encontraron con las tropas mercenarias amalfitanas, aún organizándose tras el desembarco y compuesta principalmente de infantería ligera. Los mercenarios no dudaron en huir en cuanto pusieran, pues les doblaban en número y se enfrentaban con tropas fuertemente equipadas. Rossano fue una contundente victoria, pero no bastó para destruir a los mercenarios, que huyeron con 2000 hombres al sur, a las tierras de Sicilia, perseguidos por las tropas de Makarios. De mientras, este continuaba con su retiro y su encierro, aunque todos los días exigía las nuevas de la campaña contra Amalfi. En uno de los paseos por los alrededores del castillo, decidió reformar el jardín, apenas un huerto con algunas flores que había cerca de su dormitorio.
Makarios comenzó a tener problema cuando comenzó el ayuno de su periodo de reclusión y no tardó demasiado en caer ante la gula, la tentación del Demonio, a pesar de quedar en ridículo ante todos y no cumplir su promesa. Esperaba que estas noticias no llegaran a la congregación, quienes sin duda no iban a estar orgullosos del Déspota. De Occidente había llegado un barco mercante de las remotas Baleares, donde mandaban un aviso al Basileus de lo que sucedía en la Hispania. El Badshah Sa'daddin el Cazador de Brujas, de la familia Omeya, habían proclamado la grandeza de sus dominios y habían declarado el Imperio de Hispania, que decían que ensombrecería los logros de la antigua Roma y que continuaba ampliando sus dominios por Aquitania y el Norte de África. Makarios siempre había planeado la invasión de las Baleares, pero tras conocer estas noticias, no quería tener nada que ver con el poderoso enemigo que acechaba en las tierras de Hispania. La persecución de las tropas sicilianas continuó en la batalla de Agrigenton, donde se capturaron prisioneros de guerra, aunque poco valiosos para los mercaderes, decisivos para mantener la resistencia contra Makarios. Cansado ya de la tardanza de la campaña, los mensajeros llevaron a las tropas las ordenes de dirigirse a Amalfi y conquistarla cueste lo que cueste.
Las tropas mercenarias continuaron respetando su contrato, pero si al comienzo de la guerra poco podían hacer contra las entrenadas tropas sicilianas, su estado ahora apenas ofrecía una resistencia al avance de los ejércitos del Déspota. Aunque su encierro de expiación había acabado en fracaso, Makarios continuó trabajando en su jardín, creando una auténtica maravilla reconocida incluso en tierras lejanas. Pero dicha obra fue una enorme sangría para las arcas de los Kalopragmon, que pasaron de más de mil ducados a apenas unos doscientos. Cuando las tropas del déspota llegaron a Amalfi, la ira de los Kalopragmon llegó a la ciudad. Las órdenes de Makarios eran claras, tomar la ciudad a sangre y fuego, costase lo que costase y los comandantes se dispusieron a ello. Ni siquiera ofrecieron la oportunidad de rendir la plaza, los más de 4000 guerreros sicilianos se lanzaron a las murallas amalfitanas al asalto, sin preocuparse por su seguridad y azuzados por sus oficiales. Los poco más de trescientos hombres que defendían la plaza apenas podían contener la marea que les asaltaba.
El asalto a Amalfi costó la vida de 72 hombres, pero el sueño de Elpidios se había cumplido y las tropas sicilianas entraban en la ciudad, tras aniquilar hasta el último hombre a la guarnición que la defendía. No dudaron en saquear las ricas casas de las familias de mercaderes, que habían huido antes de la caída de la ciudad hacia la cercana Neapolis. El 23 de Octubre ocurrió el último y más sangriento acontecimiento de la guerra. Las tropas de Makarios, dispuestas a obedecer las órdenes de su señor hasta las últimas consecuencias, se lanzaron al asalto de la baronía de Sorrento, mucho mejor defendida que la ciudad de Amalfi. Casi seiscientos hombres murieron en las murallas de Sorrento contra una guarnición que murió luchando hasta el último hombre, sabiendo el destino que les aguardaba, pues había llegado las noticias de la caída de Amalfi. Sin lugar a dudas, esos mercantes habían sido un rival digno, pero no podían resistir ante la ofensiva de los sicilianos. Ese mismo día, los representantes de las familias mercantes amalfitanas, refugiadas en Neapolis, firmaron la rendición y la cesión de Amalfi al Déspota Makarios. La noticia de la victoria corrió por toda la península itálica y por los dominios de Makarios, donde las gentes salían a celebrar el triunfo contra los codiciosos mercaderes. La República de Amalfi, un gobierno contra natura, había terminado y uno de los nobles pasó a ser Dux de Amalfi, refugiado en Neapolis.
"Hombres griegos de Occidente, la familia Kalopragmon llegó a estas tierras para recuperar lo que perdió el Imperio ante los bárbaros lombardos. Hijos de Belisario y Narses, juro ante nuestro Señor que mis descendientes y yo lucharemos para recuperar lo que una vez fue vuestro. Hoy hemos terminado con la codicia de los mercaderes amalfitanos, pero se ha logrado algo mucho más importante. Los que murieron en las murallas no lo hicieron simplemente por la gloria de conquista y la ambición de vuestro déspota, esos hombres murieron por la gloria de una vieja idea. Nosotros somos los herederos de los griegos que antaño llegaron a estas costas y fundaron nuestras ciudades. Con el control del importante puerto de Amalfi, este sueño ha renacido para nunca morir.
Por la gloria de los griegos que antaño defendieron estas tierras, sus tierras, contra los bárbaros. Por la gloria de aquellos que lo harán en el futuro. Por todo este legado, proclamo el retorno de la Magna Grecia y seré conocido a partir de ahora como el Déspota de los Griegos Occidentales, el Déspota de la Magna Grecia"
Una nueva corona, que se complementaba con la encargada por la posesión del Reino de Cerdeña y Córcega, fue colocada en la cabeza de Makarios, que escuchó un antiguo grito que antaño habían escuchado otros tantos guerreros griegos victoriosos y gloriosos. El grito fue ejercido al unísono por las tropas griegas que asistían a la coronación de Makarios y le puso los cabellos de punta y emocionó a los asistentes.
¡NIKE! ¡NIKE! ¡NIKE!
Makarios recordaba los relatos del gran Alejandro de Macedonia y del grito de batalla de sus temibles falanges...quizás, había llegado una nueva era para los griegos, pero no hacia Oriente, sino hacia Occidente...aunque él ya pasaría a la historia como Makarios I Kalopragmon El Habilidoso, Primer Déspota de la Magna Grecia.
ALABADO SEA EL SEÑOR, LLEGÓ LA MALDITA RECLAMACIÓN CONTRA LOS AMALFITANOS :qq:
Yo comenzaba a sospechar que era un bug o algo, me parecía una patraña llevar dos generaciones para conquistar un puñetero condado...pero por fin, coronando la guinda del pastel, han caído bajo Makarios. Pues llegamos al primer objetivo de la campaña, lograr el Reino de Sicilia, renombrado como Magna Grecia y tener una posición fuerte al sur de la Península y en el Mediterráneo Central. Ahora toca continuar hacia proyectos mayores. Sin lugar a dudas, nos queda bastantes pero bastantes guerras contra los lombardos, que ahora mismo están tranquilos y reforzando las tropas. Sin rebeliones de por medio no termino de fiarme de lanzar una campaña contra ellos, quizás ahorrando un tiempo y teniendo un colchón de ducados por si hace falta llamar mercenarios me haga replanteármelo.
Con el Imperio ahora tenemos una decisión difícil. Por una parte estoy deseando declarar la independencia y mandar al Basileus a tomar viento, con sus constantes peticiones de ser comandante o entrar en su consejo, pero siendo realistas ahora mismo tiene demasiadas tropas para enfrentarnos solos contra el resto del imperio y nos sirve de paraguas de momento contra los musulmanes y los lombardos. Aún podemos continuar expandiéndonos por los dominios bizantinos, como Neapolis que aún pertenece a los amalfitanos (en cuanto termine tregua me los zampo) o Creta, como comentamos anteriormente. Incluso no vería mal del todo mantener una cabeza de playa en Épiro, aunque simplemente como una marca fronteriza al otro lado del mar.
Las Baleares son tentadoras, pero no me veo defendiéndolas contra el monstruo Omeya una vez que logre la independencia...y ni con la ayuda del Basileus, sinceramente. Otra opción es la Ciudad Eterna, Roma, donde tengo ahora a mi Magistros. Ha vuelto al redil del Papa, pero no tiene demasiadas tropas, aunque no estoy seguro de si eso enfurecerá a los católicos de alrededor. Tampoco estoy seguro si conquistar Roma bajo el paraguas bizantino le de demasiado poder al Basileus, el cual ya está ganando bastante con mi lealdad hasta la fecha. Por ahora lo veo el objetivo más sencillo y es probable que volvamos a la capital imperial.
La opción africana continua siendo difícil. Aunque Alim ha perdido guerras, aún mantiene 10k de tropas y mi flota es demasiado escasa para llevar mis tropas de un solo viaje. Los desembarcos en estos juegos los carga el diablo y no poder retirar mis tropas si llegase el caso no me atrae demasiado. Cartago tendrá que esperar.
Por cierto, planeo mantener a los rentables comerciantes de Amalfi, pero esta vez trabajando para mi .
Por si no lo manejáis demasiado del juego, las repúblicas mercantes son una auténtica máquina de producir ducados y estaré encantado de ir llevándome las ganancias poco a poco. Lo cual me hace recordar que existe otra república en el juego...la lejana y naciente Venecia...interesante...
Espero que esos enemigos poderosos como los Omeyas, los Árabes y los vikingos se mantengan hasta llegar al EU, estaría fenomenal no llegar como una super potencia y estar rodeados en Italia de enemigos por todos lados. Dejo un extra sobre los amigos del norte, que ya están llegando al sur...los francos lo van a pasar en grande...
9. 23 de Octubre de 828 - 23 de Junio de 338 REVUELTAS
La nueva corona conseguida por Makarios otorgaba prestigio a su familia, pero también era una pesada carga.El déspota había conseguido sin duda alguna una gran legitimidad en las reclamaciones sobre el sur de la península italiana, pero durante su glorioso camino se había ganado múltiples y poderosos enemigos. Los lombardos hacía tiempo que habían terminado con sus revueltas y esperaban el momento de lanzarse a recuperar lo que consideraban suyo, así que Makarios optó por enfocarse en la verdadera pasión de su vida, la fe y la congregación de San Basilio. Pronto se hizo evidente la buena sintonía entre el déspota y el líder de la congregación, Methodios, lo que le sirvió para sentirse integrado y continuar ayudando en la sagrada orden. Pero las cosas lejos de la Magna Grecia no eran tan calmas. El Imperio, sumergido en una eterna decadencia, volvía a sufrir su mal eterno, la guerra civil, esta vez contra el Basileus Sabas, intentando apartarlo del trono para colocar a la Princesa Anthe. Una vez más, el déspota, absorto en los asuntos de la congregación, desistió de participar en la absurda contienda.
Las tropas rebeldes se habían alzado desde la antigua ciudad de Atenas, un lugar de indudable simbolismo. Luchando en las mismas calles de la ciudad, consiguieron una aplastante victoria contra el ejercito imperial del Basileus Sabas. La guerra continuó durante meses, hasta que en la Batalla de Paphlagonia el ejercito imperial consiguió una milagrosa victoria en las colinas. Derrotó al ejercito de la Princesa Anthe, muy superior en número, acabando con la mayor fuerza de la rebelión, a pesar de que aún continuaban resistiendo en múltiples territorios. Makarios durante este tiempo, se dedicó a la meditación y a la celebración de banquetes y fiestas populares, esforzándose por mantener contento a sus vasallos y a las gentes de sus nuevos dominios. Pronto, las noticias llegaron desde la capital. La rebelión había terminado, pero algo terrible había sucedido. El Basileus Sabas, envalentonado tras la victoria de Paphlagonia, se había puesto a la cabeza de sus ejércitos para terminar con los partidarios de la Princesa Anthe para siempre. Pero el joven emperador no contaba que en la batalla, siempre se corre peligro, y durante una contienda de menor grado por las tierras griegas, sufrió una terrible herida que obligó al medico a amputarle una pierna para salvarle la vida. Este traumático suceso alteró para siempre la forma de ser del Basileus, que juró vengarse de los que le habían causado tan profundo sufrimiento. Y tanto que fue así, pues tras terminar la guerra y rendirse las últimas fuerzas de Anthe, ordenó cercenar los miembros de decenas de presos, ganándose el terrible sobrenombre de "El Mutilador"
Esta crueldad del Basileus no le sería de gran ayuda, pues provocó la alteración de todos sus vasallos, temerosos de los castigos del trastornado emperador. Una nueva revuelta no tardó en surgir, a pesar de que contaban con la garantía de la crueldad de Sabas con los prisioneros. Aunque las revueltas eran algo común en la época. En los reinos francos, el Rey Pepin de Francia Occidental había luchado durante años para lograr reunificar los reinos de su antepasado Karloman, pero también había sufrido las revueltas de los nobles descontentos con el avance Omeya y que creían que era causa de la debilidad del rey franco.De Cartago sin embargo, si llegaban buenas nuevas de los cristianos que aún residían allí. El mil veces maldito Califa Alim había muerto de anciano y le había sucedido su hijo Sadiq. Aparte de que no era ni la sombra de su padre, era por todos conocido que el nuevo Califa era un decadente, no seguía fervorosamente los designios de su fe. Esto, sin duda alguna, alegraba el corazón de Makarios, que había perdido un terrible enemigo.
Aunque a vista de todos el déspota se había retirado de sus ansias de conquista y expansión, nunca abandonó la lucha por aumentar el legado de su familia. Tampoco se libró de las antiguas malas compañías de su padre, que habían sido de gran ayuda a la casa en algunos momentos. En una reunión en el más estricto secreto, les envió a una misión en la lejana Croacia. Tiempo atrás, había casado el último de sus hijos con la hija mayor de la Duquesa de Croacia. Aunque el ducado era lejano, hereje y poco provechoso para ser parte de la Magna Grecia, Makarios ansiaba expandir su familia más allá de las fronteras imperiales, sobretodo para difundir la verdadera fe entre los paganos eslavos. Aparte le otorgaría así al último de sus hijos varones antes de entrar en el celibato una auténtica heredad propia, la cual tendría que gestionar para sus descendientes. Por esos motivos, comenzó a planear la muerte de Adriana de Croacia. Tras la reunión, también le advirtieron sobre su heredero Elpidios, que gestionaba la isla de Cerdeña. Aunque sin duda alguna era un más que competente gestor, las malas lenguas decían que se encontraba deprimido y poseído por el demonio y esos rumores se habían expandido por la isla como una plaga. El déspota escuchó las noticias con amargura, poco podría hacer contra su primogénito y nunca le había dado motivos de encarcelarlo o quitarle la herencia, aunque sabía que lo odiaba desde hace tiempo. Makarios confiaba en que su hijo usase los dones que Dios le había concedido para continuar con el legado de los Kalopragmon y no dudó en rezar por ello. El último rumor que escuchó le preocupó a pesar de la lejanía del suceso. En la lejana Isla Esmeralda de Irlanda, la tierra de San Patricio, los bárbaros paganos vikingos habían conquistado el extremo sur. Esos salvajes continuaban expandiéndose por los mares del Norte y masacrando a los fieles de Cristo...
El 25 de Diciembre del 835 , Makarios celebró el vigésimo sexto cumpleaños de su nieto, el primogénito de su hijo Elpidios, Aristeides. Su nieto había asistido de mala gana a la fiesta en su honor, pues su educación había estado a cargo de Makarios desde pequeño y este no había dudado en intentar sacarle todas sus cualidades, ganándose la enemistad de su nieto. Pero al menos, sin lugar a dudas, Aristeides era un verdadero seguidor de la fe cristiana,
Makarios no tenía duda alguna. Meses después, el 17 de Febrero del 836, su hijo menor Michael partía hacia la lejana Croacia con su enfurecida esposa. El plan de Makarios había funcionado, pero tras asesinar a Adriana, se supo de inmediato la participación del déspota en el asunto. Makarios vivía ajeno a las malas lenguas y las miradas envenenadas de la corte y en el fondo su alegría era inmensa, pues había logrado que su progenie continuase más allá de las tierras del Basileus. Durante ese mismo año, sucede un episodio curioso en Siracusa. En uno de los tantos encierros por plagas en la capital de la Magna Grecia, el segundo hijo del déspota, Isidoros, que había adoptado los hábitos y perdido cualquier posibilidad de heredar los título de su padre, le pidió permiso para abandonar el encierro sin dar demasiadas explicaciones. Aunque desconfiando de las intenciones de su hijo, Makarios le otorgó permiso para abandonar el castillo..
Isidoros volvió al castillo poco después, acompañado de una campesina. Sintiéndose responsable del despropósito de su hijo, aceptó que permaneciese en el castillo junto a Isidoros siempre y cuando se mantuviese en secreto. La pareja se abrazó con alegría, pero Makarios solo preveía más preocupaciones y problemas...y no le faltaba razón. Poco después el déspota fue informado de que su hijo se había casado en secreto con la campesina, pero aún mantenía los hábitos. Makarios llamó inmediatamente a sus aposentos a su hijo Isidoros, el cual comenzó a darle explicaciones a su padre sobre lo sucedido. Lo cierto es que Makarios lo mantuvo en sus cargos y esta experiencia sirvió para forzar una amistad entre el déspota y su hijo, pues pronto fue olvidado por todos el detalle de que tenía esposa y continuaba ejerciendo de monje y de consejero espiritual de la Magna Grecia.
Desde el Reino Lombardo llegó una noticia que causó estupor en la corte. El joven rey lombardo, Desiderius III, heredero de su padre el usurpador, había decidido adoptar el celibato como prueba de su fe y intentando conseguir el apoyo de Dios en su lucha. Sin heredero ninguno, forzaba a que la sucesión fuese a una de sus hermanas o a su hermano pequeño, un simple barón. Makarios confiaba en que esto condujese a la debilidad o a la fragmentación de los dominios lombardos, pero no actuó de forma alguna, guardando las apariencias. Los reinos francos, en la cuerda floja, habían caído en la anarquía total tras la muerte de Pepin. El reino había caído bajo una casa secundaria de los Karling y se forzaba en eliminar la herencia franca. Las revueltas de los restantes miembros de la familia Karling y de los nobles francos no tardó en surgir, provocando la desintegración del reino y la guerra civil total, aun a riesgo de llamar la atención de los poderosos Omeyas. Sumándose a la ola de locura y sangre, Sabas el Mutilador convocó a las tropas para una campaña en las lejanas estepas, provocando el descontento a lo largo de todo el Imperio...
Como era previsible, no tardó en surgir una enorme revuelta, aunque la intensidad de esta era notablemente superior a otras vividas. La guerra volvió a surcar los campos de Anatolia y de Grecia, aunque no llegó a la aislada pero próspera Magna Grecia. Makarios deseaba en el fondo de su corazón que los rebeldes venciesen y acabasen con el tiránico reinado de Sabas y su locura, aunque eso fortaleciese al Imperio. Por otra parte, le llegaba la noticia de que su hijo Michael había tenido una nieta con su apellido en la lejana Croacia. La habían llamado María y era la heredera legítima de Croacia, la primera de la casa Kalopragmon en esa tierra. Pero Makarios aún esperaba que su hijo consiguiese un legítimo heredero varón, lo que haría perpetuarse a su dinastía. Aunque mantener la neutralidad en la guerra civil que asolaba el Imperio había sido enormemente beneficioso para la Magna Grecia, mermó notablemente el espíritu guerrero y ambicioso de Makarios.
Los espías cargados de noticias llegaban de la lejana Hispania, donde el poderoso Imperio Omeya había perdido a su lider, estando ahora gobernado por su hijo. A pesar de su juventud, era un buen gobernante, pero su familia comenzaba a ganarse la enemistad de muchos en sus tierras por no respetar las costumbres del Islam y entrar en decadencia. Se avecinaban problemas en la lejana Hispania...
Sintiéndose seguro de si mismo y aprovechando para meditar de los múltiples sucesos que acontecían las tierras lejanas, Makarios decidió volver a intentar la reclusión que le había ordenado la congregación de San Basilio. Pero tras pocos días, el déspota comenzó a sentirse mal.
El médico de la corte te transmite la mala noticia. Makarios padece de gota, no mortal, pero extremadamente dolorosa e incomoda y tendrá que aprender a convivir con ella. A pesar del inmenso dolor, no dudo en saltar de alegría cuando los mercaderes de Atenas llegaron con las noticias del Imperio. Sabas el Mutilador había perdido la guerra y todos los títulos y había sido forzado a abdicar en favor de su hijo, Christophoros II
La posición inestable de Christophoros II no aguanta demasiados meses, cuando cede ante las presiones del Duque de las Islas Egeas, Neophytos, de nombrarlo Basileus. Este había sido mutilado en la terrible guerra civil que llevó a la caída de Sabas y fue apoyado por muchos que pensaban que el hijo del tirano no debía continuar en el trono imperial. La casa Isauros, descendientes de bárbaros extranjeros, dejaba paso a la griega casa Krateros de las islas Egeas. Makarios confiaba en que el imperio volviese a resurgir con fuerza tras deshacerse de los Isauros y de la locura de Sabas. Durante días, rezó para que su legado no se corrompiese y se perdiese, aunque no esperaba que Dios le otorgase su dicha de una forma tan macabra. El 23 de Junio del 838, a la corte de Siracusa llegó la noticia de que en la isla de Cerdeña había fallecido el primogénito del déspota, Elpidios. Makarios mostró tristeza y pena ante la noticia, pero internamente se encontraba satisfecho de librarse de un gran problema. Elpidios era una bendición de Dios que se había corrompido totalmente y no dudaba de que su temprana muerte era designio del cielo. Su nieto, Aristeides, aunque le odiaba igual o más que su padre, no pondría en peligro el legado de los Kalopragmon
Dejo este regalo de navidad, que lo tenía listo para copiar y pegar desde antes de la cena . Una década un poco sosa en lo bélico, pero bastante movidita tanto en el Imperio como en los reinos fronterizos. Al menos me he librado de Elpidios II que estaba poseído, deprimido y cualquiera sabe cuantas cosas más. Los herederos no salen demasiados contentos con la educación de Makarios, pero es lo que tiene que sea un sargento. La caída de los Karling en Francia hace preveer altas dosis de border gore, pero lo que más deseo con ansia es el avance de la decadencia en las bestias islámicas. Tanto el Imperio Árabe, como los Omeya como el Califato Chii comienzan a ver como la decadencia avanza como una termita en un mueble y tiene pinta de acabar en explosión de colores.
Entre los objetivos militares, sin duda alguna deben ser los lombardos y continúo invirtiendo ingentes cantidades de dinero en aumentar las levas, aparte de en las chorradas de eventos y en ser buenos cristianos lanzando oro a diestro y siniestro. Pero cada vez ando más preocupado con el Imperio y más ahora que han quitado a Sabas, que le ha salido la revuelta más tocha que jamás he visto en un CK en esta época del juego. Por eso quiero plantear a lectores, seguidores, gente que se pase o simplemente que quiera opinar si desearía o vería bien comenzar a planear la independencia (me falta una bandera de Magna Grecia estelada) de nuestro dominios respecto al Imperio Bizantino. Ni es fácil ni a corto plazo, pues si lo hago solo o cuando el imperio esta estable me arrasan con las tropas que tienen y la guardia varega que tiene casi gratis. Por otra parte tengo que tener cuidado durante la guerra de independencia con el resto de reinos que me rodean, pues no sería nada de extrañar un ataque de los chiies o de los lombardos durante y no creo que me diese tropas para lidiar con el emperador y otro más. Lo suyo sería tener una facción poderosa que pida la independencia, pero solo está el maldito conde de Mallorca (sip), que es líder perpetuo de la facción (literalmente, muere uno y su heredero continúa XD). La otra opción es continuar con las conquistas, aparte de los lombardos (que haya independencia o no, en cuanto pueda y me sienta seguro, otro condado o ducado menos), que serían África o algún vasallo más del Emperador (Creta, Baleares ¿Épiro?)
Se que lo aventurero y arriesgado es liarse la manta a la cabeza y tirar para la independencia, pero alrededor tengo auténticos monstruos y declarar la independencia del Basileus para que me venga el Omeya, los chiies o incluso los vikingos a hacerme el 155...conlleva sus riesgos XD
#53 molaría ver el tema de la independencia pero tiene pinta más de suicidio que de otra cosa xD
IMO si quieres seguir algún tiempo más con la partida sigue como hasta ahora, para que, en cuanto haya posibilidades, pegar el golpe en la mesa. Pero creo que para eso necesitas más territorio, apoyos y tal.
Por cierto, felices fiestas y muy buen regalo
Estás en una situación delicada, demasiados imperios te rodean. Yo seguiría bajo el ala del Basileus hasta crecer un poco más.
#54 Mil gracias por las felicitaciones y si, también considero que la independencia a corto plazo es suicida. En mis mejores momentos de levas, tendré poco más de 4000 hombres, la mayoría infantería pesada, mientras que el emperador puede sacar fácilmente 8-10k, con muchísima caballería pesada (los famosos catafractos) y con el apoyo casi gratis de la Guardia Varega, que serán otros 2k de infantería pesada. A pesar de que la IA no es Anibal precisamente, simplemente por fuerza bruta probablemente me destroce incluso en un desembarco o cruzando un estrecho. Toca continuar invirtiendo en la heredad para mejorar las levas y, sobretodo, tener una flota capaz de mover todas mis tropas de un solo viaje.
#55 Los griegos además tienen bastantes opciones de ser cabrones con los prisioneros. Cegar, mutilar, castrar, las opciones son múltiples, variadas y todas hacen que tus vasallos te vean como el demonio en la tierra. La verdad que es algo que debería plantearse Paradox, hacer que las acciones crueles o sanguinarias puedan llevar a atemorizar a tus vasallos y que no se rebelen...en cierta forma funciona cuando terminas con una rebelión, pero no sirve para prevenirlas...
#56 Lo tenía preparado desde hace un día o así, pero me esperé a volver a casa para publicarlo como regalo navideño XD. A ver si me dejan continuar un poco más con la aventura y pongo otro capítulo esta noche o mañana.
#57 Pues si, sobretodo ahora que tenemos Basileus nuevo y poderoso (al menos lleva una máscara que da mal rollo XD). Por ahora la expansión del imperio ha sido limitada por las continuas revueltas, pero en general en la mayoría de partidas del CK2 el Imperio Bizantino suele aguantar bastante y en muchos casos acaba el juego mejor de lo que empezó, con lo cual hace que independizarse de la bestia sea complicado. Esperemos que la nueva familia gobernante continúe sufriendo esas revueltas y en una de esa, cuando tengamos las cosas calmadas con lombardos y chiies, le digamos adiós con el corazón a la lejana Constantinopla. Que ojo, aunque logremos ganar a los bizantinos, seguiremos siendo parte del Imperio "de iure" y no sería de extrañar que intentasen recuperar las tierras...
Rezando estoy para que los lombardos exploten, por que los distintos reinos islámicos están sufriendo decadencia y tienen pinta de acabar muy muy mal...para ellos...