AAR Dwarf Fortress: Olor a tierra... y a sangre.

Oh dios mío...

Parece que tendremos que adelantar la construcción de las defensas...

¡Llegaron comerciantes!

Y efectivamente, ahora hay una pequeña milicia. Hemos comerciado para comprar un par de armas y una armadura, dando a cambio algunas galletas de huevos de pavo. Estamos planteando fundar una industria de galletas de huevos de pavo, ya que los comerciantes apreciaron en seguida el gran valor culinario de las mismas.

También han llegado más inmigrantes, y parece que nuestra industria se está volviendo insuficiente para la demanda de bienes actual... Nos hemos vuelto a doblar, y casi llegamos a treinta, ¡en menos de dos estaciones!

También hay problemas con el paro, pero a diferencia de otros gestores ineficientes, ya tenemos claro lo que haremos: aumentar la milicia y la industria.

El siguiente gran plan es la fortificación masiva a base de trampas. Necesitamos jaulas y mecanismos, y además estamos empezando con la industria del metal, por lo que las reservas de madera pronto volarán.

Ya casi huelo el aroma a madera recién cortada.

Nuevos eventos suceden inesperadamente. A nuestro forjador le ha poseído un espíritu, y se empeña en crear algo en su taller cuando ni siquiera hemos comenzado con la industria del metal... Esperemos que consiga los materiales que necesita, porque ahora mismo vamos justísimos de metales.

¡Y los ha conseguido!

Parece que el espíritu del mismísimo Armok nos ha escuchado y ha atendido nuestra necesidad de armas de calidad tras incrementar la milicia a 10 enanos. Esto sólo puede significar una cosa: Armok desea un gran tributo de sangre. Todo apunta a que se aproximan meses difíciles, el invierno está casi al llegar, y nuestros "vecinos" parecen calmados... pero no tardarán mucho en ansiar nuestras incipientes riquezas. Ya hemos ordenado crear algunas armaduras de hueso y espadas de hierro.

Escribo estas palabras mientras me dicen que ya se ven los primeros copos de nieve...

El invierno ha llegado.

Bueno, ya ha pasado el primer año desde que fundamos nuestra fortaleza Lolokdák, "árbol de granito".

Durante estas semanas hemos recibido la visita de los elfos, a los que obviamente no hemos hecho ni puto caso, y la llegada de una caravana humana, con la que hemos comerciado a cambio de algunas de nuestras famosas galletas.

La milicia cada día va mejor, lo que apenas hace dos estaciones eran unos granjeros con palos, hoy son cadetes medianamente entrenados y con algo de disciplina.

Se han preparado las primeras barreras defensivas, sconsistentes en un perro atado a una cuerda en la entrada y unas cuantas jaulas ocultas que podrán capturar algunos enemigos.

También se ha procedido a la realización de una cámara de prisioneros, que da a una arena improvisada para que nuestros milicianos puedan entrenar con objetivos vivos.

Hemos terminado el segundo gran bloque de apartamentos, con grandes comodidades como un cofre y un armarito, aprovechando la remesa de piedra que nuestros mineros traen desde las profundidades.

Ahora más que nunca nuestros mineros avisan de ruidos, gritos y cacofonías de todo tipo, además de paredes inusualmente calientes. Hay algo allá abajo, y lo descubriremos pronto...

Los enanos llegan corriendo a avisarme:

• ¡¡Señor alcalde, hemos encontrado algo!!

Mañana más ^^

Las sorpresas no se acaban.

Los mineros avisan de un gran mar de magma también en las profundidades.

Ahora podremos empezar a hacer manufacturas de metal y cristal a gran escala, aprovechando los terrenos arenosos de la superficie. Además, hemos tomado precauciones con la entrada de las cuevas, donde empezamos a ver nuevas formas de vida hasta ahora desconocidas.

Hemos tomado las precauciones pertinentes para que no se nos "cuele" nada dentro de la fortaleza: algunas trampas y un puente levadizo.

Nuestros maestros entrenadores se ven capaces de entrenar algunas de esas criaturas, estaremos atentos por si alguna cae en nuestras trampas. Por ahora no parecen demasiado hostiles, aunque estaremos vigilantes.

Los árboles de la superficie empiezan a resentirse, pronto tendremos que buscar una alternativa para conseguir más madera, aunque la presencia del magma puede cambiar drásticamente nuestras necesidades.

La población no para de crecer. Ya somos 64 enanos y en aumento, la gente parece feliz y ocupada, aunque empieza a ser necesaria una gran gestión para mantenerlos a todos ocupados y productivos... Ya se me están ocurriendo nuevas ideas.

Puse al maestro entrenador a cargo de las nuevas criaturas, y los resultados son alentadores.

Parece que vamos a poder iniciar una cría de Rutherers, ya que no paran de caer en nuestras trampas de las profundidades y tenemos ya algunos de ellos, incluso por lo que podemos observar, machos y hembras.

Son criaturas gigantes, darán buena carne, huesos, cuero y pelo. Nuestro maestro entrenador es incluso optimista: podríamos domesticar una camada si conseguimos entrenar a tiempo a las crías. Por ahora toca seguir investigando a estas criaturas, veremos qué acontece.

En otro orden de las cosas, he observado que empiezan a crecer pequeás réplicas del musgo y de los árboles-seta que hemos hallado en las profundidades, pero en los niveles arenosos superiores de la fortaleza. He estado meditando, y parece viable crear grandes espacios para que estas esporas se desarrollen, creando un peuqeño bioma controlado de donde podremos obtener alimento vegetal y madera.

Los enanos están felices, incluso han empezado a montar pequeñas fiestas. Tendremos que empezar a pensar en darles un poco más de espacio y hacer unos grandes salones enanos, llenos de mesas kilométricas y grandes columnas y estatuas, para que se puedan ensanchar al estilo enano.

De cualquier manera, parece que todo está demasiado en calma... Me da que no va a seguir así por mucho tiempo.