Siguen llegando criaturas extrañas a la fortaleza. Titanes olvidados tan antiguos como el mundo. Sin embargo, el último era de agua y no ha supuesto más que un par de tortazos por mi parte.
El equipo forjado por nuestro herrero resulta ser tremendamente útil. Le he tomado cariño a un escudo de acero.
Por otra parte, la moral de la fortaleza parece que no mejora. Se montan unas grescas bastante legendarias en la taberna, y la última ha acabado con varios muertos.
Por último, hay un proyecto en el que estoy trabajando. Afortunadamente hemos tenido acceso a la adamantina, por lo que podremos comenzar una pequeña industria de este precioso metal. Uno de los libros que hemos robado en nuestras misiones habla de que la forja y fundido de monedas de adamantina puede dar lugar a un pequeño incremento del montante total del metal. Es un 10%. No es mucho, pero podremos generar más adamantina de forma lenta mediante este extraño proceso alquímico.