[AAR - Medieval 2 Total War] Corona Catalano-Aragonesa

Los insurgentes salieron de su campamento y se acercaron al puente, donde cobraban peaje a quienes pretendian cruzar, solo que en este caso no era el puente lo que se queria cruzar, sino sus cuerpos con el acero catalan. Sancho habia dispuesto que fuera en la noche cuando diera comienzo el asalto, asi los enemigos podrian estar borrachos celebrando sus valientes, aunque muy estupidas, decisiones de rebeldia.

Nuestros humildes arqueros se acercaron a la orilla del rio y realizaron algunos disparos para comprobar que sus arcos no alcanzarian a los enemigos al otro lado. Algunos de ellos se situaron en la cabeza del puente y tampoco atinaron a acertarles. Sin embargo, los insurrectos empezaron a lanzar salvas de proyectiles flamigeros empapados en alquitran y ante la nada ventajosa situacion, Sancho, harto de la incompetencia mostrada, cargaria furibundo atravesando las flechas prendidas.

Poseido por una rabia colerica, se abriria paso entre todos los campesinos, bandoleros y hombres del desierto sin compasion ninguna. Sus sargentos darian captura a quien se rindiese o muerte a quien no, mientras los hombres del rey, junto con este, perseguirian a los estremecidos rebeldes.

A la mañana siguiente regresarian a la ciudad, tras haber arrojado los cadaveres al rio, habiendo liberado el paso a su hermano que confrontaria a los egipcios al sur.

Cruzando el desierto, uno de sus exploradores informaba al Gran Cruzado Pedro, que los egipcios se encontraban al otro lado de una colina, asi que se apresuro en mandar a sus hombres formar y prepararse para la batalla que se daria en instantes. En esta ocasion serian por fin los caballeros cruzados quienes tendrian el honor de cargar sobre sus hombres la responsabilidad de la batalla. Debiamos tener presente el actuar con suma velocidad, pues contaban con gran numero de arqueros bereberes e incluso piezas de balista.

Pedro gritaria que los caballeros cruzados se desplegaran a los flancos junto a los sargentos montados, mientras el mismo y sus hombres mas leales y los de Ramiro Valero, harian la carga frontal. La infanteria se mantendria en la retaguardia para cubrir el reagrupe de tropas. Al toque de corneta, todos debian sincronizar su ataque y asi rodear al enemigo. Los egipcios a su vez tambien formaban en una linea de tiro mientras su caballeria arabe se desplegaba por el terreno.

Con el fin de evitar que los arqueros acribillasen a nuestra primera linea de combate mientras se posicionaban los caballeros cruzados, se mando realizar una pequeña carga para hacerlos batirse en retirada hasta su nucleo de tropas.

No causaron apenas bajas a los tan duros bereberes, practicamente ninguna, pero serviria para dar tiempo a cerrar el cerco y estar todos dispuestos mientras volvian a la formacion junto a Pedro y Ramiro antes de la carga final.

Con el redoblar de los cuernos de guerra, que iban desde el incial por el escudero de Pedro dando la orden de ataque hasta los otros cuernos en cada flanco confirmando la orden, nuestros caballeros acometeran al enemigo. La castigada infanteria en pasadas batallas, gritaba y vitoreaba a los jinetes, tanto por alentarlos como por jubilo al no verse involucrada por una vez en la carniceria. El capitan al-Adil permanecia impasible, comprendiendo el funesto destino que le aguardaba.

Los cruzados se hicieron merecedores totalmente de su fama, pues la carga de caballeros fue atroz en todos y cada uno de los puntos. A pesar de enfrentarse a lanceros arabes bien entrenados, estos letales hombres a caballo dieron rienda suelta a su sed de sangre contenida tanto tiempo atras.

La sangre de los egipcios pintaba la ahora humeda arena del desierto. Nuestras tropas encontraban mas dificil sortear los cuerpos sin tropezar que generar nuevos cadaveres. Llegado a cierto punto, nuestros hombres hasta debian tener cuidado a quien intentaban tajar o ensartar, pues cada flanco habia abierto brecha en su posicion y si no fuera por las cruces en los escudos se habria dado fuego amigo. En los ultimos instantes, los pocos egipcios que quedaban vivos, se replegaban para desbandarse como podian.

La mayoria seria capturada para ser vendidos como prisioneros de guerra y unos pocos desgraciados escaparian de aquel infierno que les habiamos provocado. Tal aplastante victoria seria recordada por mucho tiempo, vitoreada por los nuestros, temida por los egipcios.

( sorry por el spam de fotos pero es que Granada es preciosa :3 )

Conocedor de la delicada situacion, pues de ser repelidos por las fuerzas del castillo no tendrian posibilidad de repliegue al estar copados, daba las ultimas palabras a sus ya conocidos compañeros tras largos años de campañas en la peninsula. Ademas, quienes defendian Granada no eran simples campesinos. Aparte de las tropas leales a Tashfin, quienes alli habia compañandole era hombres muy capacitados para la guerra.

Se accedio por la parte menos escarpada de las murallas para dar asalto al porton, luchar por las murallas que la rodeaban y despues luchar hasta el final en el alcazar. Los moros reforzaban dichas posiciones mientras nos acercabamos a ellas.

Mientras nuestros arqueros, leales al señor hamai, cubrian con salvas intermitentes de flechas incendiarias a los almogavares que asaltarian las murallas, se ordeno a otro grupo de estos experimentados arqueros largos que se rodearan el asalto principal para infiltrarse en la fortaleza y buscar una posicion ideal de tiro.

Los almogavares se apresuraron a asegurar las murallas, pues sabian perfectamente como luchar contra los moriscos, incluso conocian algunos insultos en su lengua, que infundirian el miedo en las defensas alli existentes incluso antes de que los sargentos acorazados pudieran hacer su entrada. Los moros abandonaban el porton para reagruparse en el alcazar y concentrar fuerzas. Los arqueros que ya se infiltrados, daban buena cuenta de los objetivos en carrera.

Con el porton dominado, los almogavares y sargentos abrieron las puertas para dar paso a nuestro ejercito y asi poder librar la ultima batalla que seria decisiva pues los moros se concentraban y esperaban en el alcazar de Granada. Nuestros sibilinos arqueros volvian a desplazarse intramuros, dando muerte por espada a algunos guardias moriscos que encontraban en las almenas y buscaban de nuevo una posicion elevada.

Los arqueros que se encontraban al nivel del suelo, tomaron posicion en una calle anterior a la plazoleta frente al alcazar donde se reunian las fuerzas musulmanas, para castigarlos con incesantes oleadas de fuego. Los moros hacian sonar su cuerno, indicando la salida a defender el castillo o de lo contrario se verian abocados a la muerte solo por las flechas.

Martin hacia sonar tambien su corneta indicando la respuesta a su reaccion y asi daba comienzo la refriega. La lucha duro toda la noche hasta la madrugada, los fieros mauritanos presentaban un duro castigo y resultaba dificil avanzar hacia el alcazar, aunque nuestros bien posicionados arqueros causaban numerosas bajas desde su segura posicion.

Un grupo de almogavares, liderados por Martin y sus fieles acompañantes, lograron abrirse un hueco entre las edificaciones granadinas y aparecer por una calle aledaña. Antes de ser percibidos, los aguerridos almogavares lanzarian una tanda de jabalinas al tiempo que los caballeros cargaban contra el ultimo reducto defensivo. Todos el fuego de proyectiles se enfocaba en los moriscos antes de que se les rodeara y venciera frente a la puerta del castillo.

Aunque muchos hombres cayeron en esta batalla, la mayoria era por cansancio o heridas leves y pudieron ser atendidos, lo que minimizo las bajas. Ahora esta gran fortaleza pertenece a la corona de Aragon y Barcelona.

En una nublada mañana y alguna leve precipitacion, encontraron al primer destacamento y los emboscaron en el valle. Los buenos arqueros de hamai se ganaron su paga a pulso, al clavar estacas en el suelo frente a ellos y aguantar hasta el ultimo segundo disparando. Los camellos, al ser menos maniobrables y mucho mas tercos que un caballo, cayeron en la trampa a la perfeccion al ver las estacas demasiado tarde.

Los caballeros rodearon la linea de pinchos y atacaron a los restantes enemigos dando lugar a su persecucion y posterior muerte tras el asalto de nuestra infanteria.

A los pocos y tormentosos dias, encontraron al segundo destacamento en una colina y se volvieron a colocar los maderos afilados para repetir la estratagema pasada.

En esta ocasion, los jinetes moriscos no cayeron en la burda tactica y frenaron ante las estacas para bordearlos y nuestra caballeria salio al paso a combatirles.

Martin cargaria contra los ultimos moros, adjudicandose el merito de haberlos expulsado por completo, como asi quiso Carlomagno.