[AAR - Medieval 2 Total War] Corona Catalano-Aragonesa

Los hombres que acompañaban al Dogo, se mantenian en formacion frente al pueblo de Rodos, realmente incredulos ante la respuesta de los isleños, que salian a su encuentro.

Las tropas al servicio de la Corona Catalano-Aragonesa a pesar de marchar a la carrera, aun se encontraban lejos en la distancia y solo atinaban a escuchar el eco de los gritos y algun cuerno de guerra que vaticinaba un combate inminente sin estar ellos aun presentes.

Como mas tarde nos contarian entre risas y algun que otra bravuconada los fieles hombres del Dogo en el banquete, los arqueros rodeses, que contaban con merecida fama de ser diestros en el uso del arco, comenzaron a acribillarlos mientras se acercaban a ellos y este los mando cargar sin dilacion para mandarlos por los aires y arrastrar a muchos clavados en sus lanzas, sembrando el absoluto caos en su primera linea de combate.

Para cuando nuestros hombres llegaron a la refriega, los rodeses casi se batian en retirada hacia sus muros y nuestra suma a la batalla decanto totalmente su decision. La poderosa caballeria y nuestras tropas les perseguirian hasta la puerta con el fin de no permitirles cerrarla. Corroborariamos las posteriores historias sobre la carga con la ristra de cadaveres que quedaban a las afueras.

Prousenos, quien lideraba la defensa del pueblo, demostro gran honor al ser el ultimo de sus hombres en volver para asegurarse que todos hubieran regresado pero ese acto honrado le supuso un altisimo precio, pues nuestra infanteria habia recorrido con gran presteza la distancia que les salvaba y forcejearon con los pocos hombres que no se habian retirado a la plaza.

Nuestro capitan Antonio sugirio al Dogo que le dejase los ultimos retales de resistencia y asi no caeria en la bajeza de tener que lidiar con chusma y campesinos, pues un lider de tal nobleza merece enemigos dignos. Asi pues, se combatio a los ultimos rebeldes por las calles, dandoles muerte.

Con el mar tras la hermosa ciudad, Martin, apodado "el conquistador" hasta que cediera ese titulo a su buena amigo el Rey Sancho, se mantenia en silencio, frio y calmado ante la situacion, aunque con total probabilidad lo que trataba era de no mostrar su estado de embriaguez a sus hombres para no desalentarlos. Muy a su pesar, ya habia librado demasiadas batallas bañado en alcohol pues era lo que le hacia sobrellevar la carniceria y perdida de sus amigos. Los pocos portugueses que guardaban la ciudad, aseguraban la zona cercana a las murallas y la puerta mientras nos acercabamos.

Los almogavares, como duros mercenarios de merecidisma fama, asaltaban la almenara derecha al porton, haciendose fuertes mientras el ariete trataba de tumbar su resistente obstaculo, lo cual no tardaria demasiado en ello.

Martin haria tocar su corneta a modo de señal para comenzar la entrada en la ciudad y que sus caballeros aseguraran los alrededores y calles aledañas mientras los arqueros apoyaban desde dentro de la ciudad bajo la seguridad de los muros a sus compeñeros almogavares que aun seguian apuñalando lusitanos arriba.

Los almogavares encontraban una fiera resistencia en las almenas, viendose rodeados por momentos pero solucionando con destreza la situacion, pues lo que impedia la matanza de portugueses no era su habilidad defensiva, ni su arte en la guerra, sino su buen equipamiento de cotas y mallas ligeras de acero. Los jinetes buscaban incansablemente soldados que quedaran por las calles antes de que pudieran darse cuenta que habian perdido los muros y reagruparse en el centro de la ciudad junto a la iglesia, donde supuestamente esperaria el rey Henrique y su pesada caballeria para el combate final.

Usando la tactica que muchos años atras le habia enseñado Sancho, cuando este aun era principe, en las conquistas de Cagliari y Ajjaccio, desplego un tercio de sus hombres a caballo para que rodeara el sur de la ciudad mientras el otro tercio hacia lo propio por el norte. El mismo mantendria la columna principal mientras los arqueros realizaban algunas descargas hacia la caballeria real enemiga.

Cuando se hizo inevitable demorar mas la situacion, hizo tocar su corneta para hacer saber a los caballeros que flanqueaban la iglesia que la contienda estaba dando lugar para que se sumasen a ella. Martin, casi en un acto suicida, se encontraria a la cabeza arriesgando su seguridad hasta no haber dado muerte al ultimo de los hombres de Henrique, junto con este.

De aquella mañana, se cantarian canciones sobre este tan valeroso hombre llamado Martin, que habia servido a la corona con absoluta lealtad, dandole las mas grandes victorias sobre la peninsula al haber no solo participado en la campaña contra Castilla y Leon, contra los Califatos en Andalucia y finalmente contra Portugal, sino habiendolas resuelto satisfactoriamente. No obstante, las perdidas de hermanos de armas siguen cargando sobre su conciencia.

El aun imberbe heredero que comandaba las huestes que pondrian fin de una vez por todas a cualquier resistencia en la peninsula, comenzaba su discurso con vehemencia pero iria escorandose hacia la lujuria propia de su corta edad, lo que provocaba las risas de los soldados, mas que los aplausos.

Nuestros valientes hombres daban comienzo al asedio y comenzaron a soportar una intensa y constante lluvia de fuego que incendiaba los ropajes y telas bajo las armaduras de los sargentos acorazados.

El ariete acompañaba a las escalas que alcanzaban la muralla para poder ser asaltada por nuestros lanceros. Nuestros hombres comenzaron con gran arrojo al aguantar contra los fieros portugueses, que distaban mucho de comportarse como indicaban las palabras de su general momentos antes pero pudieron formar un muro de lanzas e ir ensartando a los enemigos a su paso.

Milagrosamente, el ariete bañado en aceite hirviendo, lograba la hazaña de abrir un hueco en la reja justo antes de incendiarse por algun proyectil incendiario. Los portugueses, ante la dificil situacion, decidieron enviar a todos sus hombres a pie para pelear la muralla, mientras los jinetes y caballeros se retiraban hacia el castillo interior.

Los sargentos que seguian batallando por el control de la muralla, se vieron totalmente superados tras ser enviados los refuerzos lusitanos a ella. Estremecidos y poco seguros en el resultado de la batalla, ya que su nuevo general no inspiraba demasiada confianza, huyeron por donde vinieron tomando las escalas.

Alfonso, mando que el resto del ejercito entrase en la primera linea amurallada del castillo y combatieran dentro, prometiendoles que se sumaria a ellos tras haber alentado y apaciguado en persona a los cobardes sargentos. Quizas alguien con mas autoridad los hubiera hecho azotar a latigazos alli mismo pero esta accion le granjeo cierta simpatia entre los soldados que volverian a sumarse al encuentro final.

Los profesionales arqueros de hamai, aprovecharon que el combate en la primera defensa comenzaba a solucionarse para recorrer las calles de Oporto y posicionarse estrategicamente para esperar su oportunidad cuando el caos reinase en los ultimos momentos.

Dio lugar el combate cuando Alfonso se incorporaba a sus hombres que luchaban contra los leales al recien coronado Rey de Portugal. A su vez los hombres de hamai los acribillaban haciendo silbar constantemente flechas que atravesaban una calle perpendicular idonea.

La carniceria duraria horas, resultando en una absoluta masacre que dejaria un reguero de cadaveres humanos y equinos amontonados ante la plaza del castillo. Los ultimso portugueses desesperados se retirarian al castillo, para morir poco mas tarde acorralados.

No habia sido una holgada victoria, pero habia sido una victoria al fin y al cabo que tambien serviria para concienciar a Alfonso de que la guerra no es un juego de niños y las batallas han de tomarse con la responsabilidad y respeto que se merece. El castillo de Oporto apenas tenia riqueza alguna y no se procedio al saque, dejando viva asi a la mayoria de la poblacion y asegurandose que estos disfrutaran de el buen y justo reinado de la nueva corona.