Esos sucios burócratas de la pérfida Albión merecen saborear el plomo de nuestro imperio.
CAPÍTULO 8 (1874-1880): LA GRAN RECONQUISTA
Tras la derrota contra Alemania, la caída en desgracia del Imperio Francés había sido tal que incluso perdieron su mayor logro de ingeniería, el Canal de Suez.
El caos en la región se propagaba rápidamente, y el Imperio Ruso aprovechó la ocasión para asestar un golpe al ya maltrecho Imperio Otomano.
(ERROR DE IMAGEN)
La Corte de Juan III decidió aprovechar un periodo de paz y tranquilidad para revitalizar la Junta Nacional de Industria y lanzar la cuarta oleada de industrias en el país. Las arcas de la nación, aunque podían soportar la inversión, vieron reducida su liquidez notablemente.
A finales de 1874 y aprovechando una serie de guerras internas entre los países del Cono Sur, los generales de los virreinatos americanos planeaban asestar un golpe notable al avance de la recuperación de América para la Corona. El Plan Magallanes consistiría en una campaña a lo largo de la costa chilena para recuperar toda la cordillera andina.
Aún a riesgo de forzar la situación internacional, Juan III autorizó los planes para continuar la Reconquista.
Una vez más, la suerte no sonreía y la campaña fue pronto conocida internacionalmente. La mayoría de la prensa extranjera criticaba cinicamente nuestros legítimos derechos de recuperar nuestro territorio.
Como buitres oliendo la carroña, los nortamericanos se lanzaron a apoyar a los argentinos en su guerra contra los chilenos. Dios sabrá con que aviesas intenciones.
La guerra terminó finalmente en Oriente y el golpe al otomano había sido abismal. Había perdido todas sus posesiones en Europa, pero no solo eso, sino que los rusos ahora controlaban Estambul y el estrecho de los Dardanelos, obteniendo su ansiado acceso al Mediterráneo.
Temerosos del peligro ruso que venía del lejano norte, los cobardes egipcios decidieron rendir pleitesía a la arpía de Albión y le cedieron el Canal de Suez y se unieron a su esfera comercial. Un acto de pura piratería.
Finalmente, el 16 de Enero de 1875, las tropas españolas y sus aliados se lanzaban a por la República de Chile.
Las primeras formaciones avanzaron tras una columna norteamericana que se disponía a combatir a los chilenos en su defensa de Argentina.
Los norteamericanos demostraban una increíble capacidad de meterse donde nadie les llama, como demostraron a los británicos al tomar territorios cercanos al importante estrecho de Malaca.
Los chilenos demostraron ser rivales más que honorables y valerosos e incluso hicieron retroceder a las primeras fuerzas aliadas, provocando severas derrotas en las montañas. Por desgracia, cada hombre suyo que caía en el campo les era vital, pues la inferioridad numérica era abrumadora.
Con la llegada de nuevos refuerzos se derrotó finalmente al grueso de las fuerzas chilenas, forzándolas a retirarse al sur del país. Aunque valerosos, su destino estaba sellado.
Una misiva llegó urgente al Palacio Real proveniente de un vapor de las colonias. Argentina, anteriormente en guerra con los chilenos, protestaba enérgicamente por la intervención española en la región.
El monarca no dudó ni un instante. Esto era un motivo más que suficiente para ampliar la campaña...
Con caracter urgente, una misiva volvía en el mismo vapor de retorno a las colonias. En aquella carta, iba la declaración de guerra a Argentina por la ofensa al derecho de recuperar el legítimo territorio de la Corona de España.
Parecía que en todo el planeta surgiese una oleada de imperialismo que invadía todos los pueblos, incluso con la aparición de imperios en lugares tan bárbaros como la profundidad del continente africano.
Nuestros siempre fieles aliados brasileños se lanzaron a combatir contra la invasión argentina de su territorio, desesperados por intentar forzar una paz rápida.
Finalmente, las mejoras mentes del país habían logrado sintetizar la primera producción de nitroglicerina para uso a gran escala. Esto abría las puertas a muchas posibilidades.
Sin dudarlo un instante, Juan III declaró como necesidad nacional la construcción de un canal entre el Océano Atlántico y el Pacífico, que ayudase a conectar las lejanas colonias asiaticas. De nuevo la inversión supuso un duro golpe a las arcas del estado, que ya había perdido todo lo obtenido con las ganancias de la guerra con los Qing.
Se eligió la provincia de Balboa, en el Virreinato de Nueva Granada, como el lugar más fácil para la realización del proyecto. Las tierras fueron puestas directamente bajo mando de la Corte y se procedió a comenzar con las excavaciones.
Los ministros se reunían en el despacho del monarca. Incrédulos, asistieron a un nuevo acto de ofensa contra la Corona. Los paraguayos también se unían a la protesta por la presencia de las fuerzas españolas en la región. Sin poder disimular su ira, Juan III volvió a redactar una misiva ya antes escrita.
La guerra, había llegado a extremos sur del continente americano. Los que una vez fueron expulsados con mentiras y traiciones, habían vuelto para recuperar lo que les pertenecía por legítimo derecho. La unidad de la Hispanidad bajo el dominio de la Corona.
Aliados de Paraguay, Uruguay también decidió intervenir, provocando que el conflicto fuese total y completo contra todo el sur del continente. Para su desgracia, su unión llegaba demasiado tarde y la presencia de las tropas aliadas era abrumadora.
Pero como la miel no está hecha para la boca del asno, algunos ingenuos protestaban contra toda esta oleada militarista. Por supuesto todo este pequeño movimiento de pusilánimes fue rápidamente disuelto.
El Kaiser mandó una expedición a la Patagonia para apoyar la campaña, demostrando una habilidad marcial que nadie en la contienda podía superar o siquiera igualar.
Las tropas brasileñas, experimentadas de tantas campañas en ayuda de la Corona, se bastaban para combatir las fuerzas de tres naciones.
Todos los reportes que llegaban de las campañas en Sudamérica eran favorables y positivos. La alegría se respiraba por todas las calles del país, donde sabían la gloriosa misión que se estaba llevando a cabo.
A finales del 1876, todo el norte estaba a punto de caer ante las fuerzas combinadas de los virreinatos hispánicos y las fuerzas imperiales brasileñas. Las escasas tropas que les quedaban a las repúblicas se retiraban futilmente sin posibilidad de tener más refuerzos.
Desde el sur, las tropas alemanas combatían provincia a provincia de forma metódica toda resistencia al avance. La coalicción ni siquiera se molestó en presentarle batalla campal, sabedores de la imposibilidad de vencerlos.
Chile fue el primer país en ofrecer la sumisión a la Corona y la vuelta al paraguas de la Hispanidad.
El gobierno paraguayo no tardó sino unas semanas en rendirse bajo las mismas condiciones.
En la primavera del 1877, solo Argentina resistía a duras penas, aunque su derrota era inminente.
Pero esa primavera también traería vientos de cambio en el país. Fruto del estrés de las sucesivas campañas, Juan III sufrió un colapso nervioso y había entrado en un profundo coma. Ante la necesidad de una figura real, la Corte decidió coronar a su hijo, Carlos María, como Carlos VII de España. De caracter más manipulable que su enérgico padre, el 27 de Abril de 1877 decidió hacer una reforma política, aclamada por toda la corte. Aunque con un censo muy limitado y un proceso electoral manipulado notoriamente, Carlos VII estrenó su mandato con unas elecciones al Consejo de la Corona, el nuevo órgano representativo de los intereses de la nación. La victoria de las elecciones manipulada fue claramente para el gobierno actual de la Unión Liberal, pero nuevas voces entraban en las esferas de poder de la nación.
Finalmente, el 30 de Junio de 1877 se presentaba la nueva Constitución de la Hispanidad. De caracter muy conservador y que dotaba de poderes casi absolutos al monarca, era la primera que había desde que se decidiese suprimirla al terminar la Guerra Carlista. Así terminaba el último reino absolutista de las grandes potencia, aunque no del todo en la práctica.
El 7 de Julio de 1877, finalmente terminaba la Gran Reconquista del Sur, con la derrota de las últimas resistencias argentinas. Todo el Cono Sur volvía a pertenecer a la Corona, menos los uruguayos, que solo habían participado como aliados de los paraguayos y ahora estaban bajo paraguas francés. Bueno, y unas islas lejanas en el sur llamadas Malvinas que los piratas británicos habían robado tiempo atrás.
Se decidieron nuevas organizaciones territoriales para las regiones recuperadas, creando nuevas administraciones como la Capitanía General de Chile.
Solo una mancha gris estropeaban los atlas de los generales hispánicos. Con la tregua con Uruguay y la imposibilidad de la contienda con los británicos a corto plazo, Bolivia era el objetivo más claro y evidente.
Había un cierto riesgo de que esto acabase por hacer que alguna gran potencia interviniese en nuestra contra y destrozar el legado de sus ancestros. Pero Carlos VII también estaba decidido a continuar con esa santa misión familiar.
En Suiza, un grupo de radicales, socialistas se hacen llamar, se habían reunido para conspirar una revuelta a nivel mundial. Sueños de peligrosos radicales.
Con la llegada de la calma de nuevo a la región y aprovechando las obras del canal, se lanzaron muchos proyectos arqueológicos para estudiar, preservar y recuperar las antiguas ruinas de los indios maya.
Pero todos esos proyectos acabaron provocando el vacío total en las arcas del estado y se tuvo que pedir, vergonzosamente, dinero de prestamistas extranjeros.
Con una reforma de impuestos y gastos, se logró de nuevo tener una cantidad de ingresos suficientes para ir solventando la deuda de forma rápida. Aunque por desgracia, el ritmo no era suficiente como para afrontar grandes proyectos de inversión a corto plazo.
Finalmente, el 7 de Enero de 1878, Bolivia veía tristemente como las fuerzas de la alianza hispánica penetraban sus fronteras por todos los frentes.
Desesperados, intentaron lanzar una campaña desesperada contra los peruanos, pero no era más que un desperdicio de buenos hombres.
No tardaron en caer y comenzar los asedios a las plazas fuertes bolivianas, incapaces de impedir la inevitable derrota.
Con la derrota de Bolivia, se decidió unirla junto con Perú en el Virreinato de Perú, como nueva administración de la región.
Por desgracia todas estas campañas sucesivas se cobraron un precio muy elevado. El Kaiser, cansado de verse envueltos en lejanas y nada rentables guerras, decidió cambiar de alianza y unirse a los británicos. Aunque una tremenda ofensa para la nación, no se veía otra salida que intentar recuperar la alianza ante el temor de un ataque externo poderoso.
Aunque visto como desesperado, se aceptó la propuesta de alianza con el Reino de Italia, que llevaba largo tiempo aislado internacionalmente desde que lograse su ansiada independencia. Lejos de las capacidades bélicas germánicas, ambos países necesitaban urgentemente un aliado.
Una nueva década gloriosa se venía por delante para la Hispanidad Unida. Una vez recuperado todo lo que se perdió, nada podía parar el nuevo ansia expansionista y colonizador que recorría la nación y la Corte.
Un par de archipiélagos del Pacífico, considerados fundamentales para la protección de la ruta Filipinas-Cádiz, fueron los primeros en ser nombrados objetivos del nuevo Programa de Colonización Territorial. En esta nueva década, España había entrado los primeros en la carrera por la colonización.
Pues hasta aquí por ahora, aunque haré doblepost para hacer un resumen de como va el país de arriba a abajo, para quien quiera compararlo con la tartana que recibimos a comienzos del juego. Lo que más me preocupa ahora es perder la alianza con Alemania justo antes del comienzo de la colonización, por los conflictos que pueden surgir fruto de esta. Por desgracia, si no consigo un aliado decente (Italia no está mal, que conste, no está Musso a los mandos), no podré arriesgarme demasiado en la colonización o me puedo encontrar con sorpresa inesperada. El plan perfecto, si todo sale bien, cosa muy improbable, sería tener algo tal que así.
Aunque si tengo que acabar enfrentándome a Francia, UK, Alemania solo, tendré que plegar velas. Del Norte de África paso, que se lo quede el gabacho y lo demás que se lo repartan Portugal, UK y Alemania. En el Pacífico me interesa tener alguna islita por allí para poder tener presencia y controlar el mar con facilidad. Aparte no se me joden las flotas con el desgaste y todo lo que sea quitar cosas a UK y Francia, es bueno. Sin más, decir que colocaré un resumen en profundidad de la situación del país para ver todo lo que ha cambiado desde comienzos, que no es poco. Y todavía estoy a riesgo de que acabe en el lado malo de una Guerra Mundial y perderlo todo.
Pdt: Y Viva Carlos VII, claro está.
#272 Currazo de post, como siempre. Menuda guarrada la vendida de Alemania ahora que se viene todo este caos. Si la colonización de África sale medio histórica, los Británicos y los gabachos te van a enseñar el dedo de enmedio ante tal proposición, aunque no es mala zona para coger.
El siguiente paso va a ser África u otra metida de hocicos en Asia?
#273 Pues pretendía que fuese África, Zanzibar probablemente algún trozo. Pero por cuestión monetaria, me puede salir mucho más rentable irme a China a estrenar las nuevas ametralladoras del ejército. Con lo que dan en compensaciones de guerra y algún trozo que me lleve (Porth Arthur o algo así) ya saneo la economía por un lustro.
De la colonización, pues intentaré tener el tiempo pendiente y jugar a velocidad baja para optimizar el asunto, pero probablemente british, franchutes o ambos me jodan el plan. A ver si Portugal colabora y une sus regiones también creando una región tapón con los dos cocos. Sin olvidar también de que seguro que Alemania vendrá a tener su pedazo, está claro.
#276 Si, lo que me faltaba, meterme en otro trozo más que encima está rodeado de Francia, Alemania, UK y los holandeses que no me tragan xD.
En todo caso, si luego acaban haciéndose con el Congo y tal, pues me interesaría quitárselo. Siempre y cuando no me supusiese demasiado jaleo.
#278 20 y algo, si no recuerdo mal. Lo habitual en mis partidas del Victoria, para que nos vamos a engañar xD.
Por fortuna, de los países sudamericanos, Argentina y Paraguay fueron gratis al hacer el imbécil por evento y darme Casus Belli de puppet sin infamia.
#279 Bueno, no es tanto, pensaba que habrías pasado de veinticinco o treinta xD
Mi miedo con Italia es una guerra con Austria si esta aliada con Alemania, por lo que he visto, austria aun tiene un trocito de Italia.
#280 No, los austrohúngaros van por libre, creo que no están aliados con ninguna potencia. Y si Italia decide meterse en follones, ya puede apañarselas por su cuenta xD
Si me pasó de 25, con lo mierda que es realmente mi país, me hacen la coalición de contención del siglo y me dejan en bragas.
La perfida albion sigue entreteniendole con papeleo burocratico!!
Malditos ingleses, se la saben todas!
#286 Peor, hace un tiempo """""""decente"""""" y no puedo evitar la tentación de hacer senderismo . Antes del próximo capítulo haré un pequeño resumen comentando cómo va el país, a ver si esta noche me pongo a ello.
Sugeriría meter las imágenes el spoiler y resaltar el capítulo, para que cargue más rápido esto y sea más fácil de leer en móviles (aparte que con cada respuesta tienes que bajar, esperar a que carguen las fotos y bajar de nuevo
#292 Sigo vivo y coleando, solo que ando un poco desganado de juegos y seguir algo forzado no me parece de recibo. Puedo prometer y prometo que terminaré el AAR (lo que no prometo es cuando )
#293 como no lo acabes te mando a Miguel el maquina a cantarte todas las noches bajo tu ventana
CAPÍTULO 9: EL CONTINENTE AFRICANO (1880-1884)
Nada más comenzar el año, nuestros aliados italianos lanzaron una ofensiva contra el debilitado Imperio Austro-Húngaro para reclamar las áreas de minoría italiana en el sur del Tirol.
Las tropas italianas se dirigían, sin saber lo que les aguardaba, a las regiones alpinas confiadas en su superioridad y en la decadencia de los Habsburgo, esperanzados quizás de un apoyo hispánico que no iba a llegar...
Los ojos del gobierno estaban enfocados en la colonización de pequeñas islas del Pacífico, preparándose para esta nueva era de cambios y de imperialismo que se avecinaba. Por desgracia, no eramos los únicos en aparecer por la zona.
La ofensiva italiana pronto se convirtió en un desastre absoluto y las tropas austriacas invadieron de nuevo Italia. Los observadores enviados por la Corona todavía se preguntaban como de inútiles eran los generales italianos para perder una guerra tan clara.
Mientras tanto, un nuevo virus recorría la península. A los enemigos isabelinos clásicos y los revolucionarios, teníamos que sumarle el surgimiento del nacionalismo vasco y catalán. Descontento con la supresión de los fueros y la centralización del estado, comenzaban a surgir voces que promulgaban la libertad de estos pueblos. Nunca bajo el reinado de Carlos VII ni de sus sucesores ocurrirá la rotura de los pueblos hispánicos que tanta sangre ha costado reunir.
A pesar de las derrotas apabullantes italianas, no les faltó tiempo para comenzar a expandirse por África, aunque en una región bastante pobre, Somalia. Sin duda, marcaría el inicio del reparto de África que vendría a continuación.
Los británicos no tardaron en tomar posiciones en las costas de África Occidental, un lugar de importantes rutas comerciales y valiosos recursos.
Los gabachos, temerosos de la posible pérdida de territorio potencial ante los británicos, lanzaron una enorme campaña de conquista en todo el territorio para apoderarse de las profundidades del continente negro. Para nuestra desgracia, nuestro nivel de infamia nos impedía lanzar algo ni remotamente parecido.
Los británicos no se dejaron amedrentar y lanzaron su propia expedición para aumentar sus posesiones. La región estaba sentenciada a caer bajo ambas potencias europeas.
El desastre italiano continuaba, ya habían perdido casi todo el Véneto y las tropas austriacas amenazaban con entrar en Lombardía y en el resto de Italia.
Los gabachos incluso lanzaron una conquista contra la ciudad de Túnez y controlaban ya todo el Magreb.
Aunque no todo eran malas noticias, las islas Marianas estaban bajo firme control de la Corona.
El comienzo de la década en paz sirvió para afianzar el sistema de ferrocarriles, lanzando un nuevo programa de modernización y expansión de las vias férreas por toda la Península y en las colonias.
También sirvió para mostrar los enormes progresos en la rama de la arqueología por parte de nuestros historiadores en todas las posesiones hispánicas. La gloria y el prestigio del Imperio Español eran de fama internacional.
En el Lejano Oriente, el territorio de Laos caía bajo protectorado español definitivamente, sumándose a las posesiones en la Cochinchina.
Y en las costas africanas frente a las Canarias, se lanzó una expedición para tomar el Sáhara Occidental e intentar parar el expansionismo amenazante francés y británico en la zona.
Los asesores de Carlos VII comenzaron también a mover hilos diplomáticos frente a estas nuevas amenazas. Fruto de la tremenda ineficacia italiana en los asuntos bélicos, se decidió terminar con la alianza y buscar una ver más el apoyo del Kaiser, que había roto la suya con los británicos ante la falta de acuerdo en el reparto africano.
A finales del 81, el avance británico y francés por el continente africano era temible. Los pocos estados africanos supervivientes se batían en retirada ante el avance occidental. Definitivamente, el ambicioso plan de unir un extremo y otro de África que se había detallado en la década anterior, tenía que ser desechado.
Las explotaciones coloniales también creaban problemas en las ciudades de la metrópolis, no solo en los territorios explotados.
Chinos y rusos también tenían sus más y sus menos por el Lejano Oriente. Aunque la presencia china era abrumadora, poco tenían que hacer ante la maquinaria bélica rusa.
Aparte de asentar sus dominios en torno a Vladivostok, también obtuvieron el puerto comercial de Port Arthur.
Aprovechando la debilidad de los Qing, los japoneses también tomaron la isla de Formosa bajo su control.
El Kaiser, deseoso de tener sus tropas y su enorme ejército preparado para posibles guerras, declaró hostilidades contra los débiles Habsburgo para despedazar aun más su frágil imperio.
Los gabachos, llenos de orgullo y prepotencia, propusieron la transformación de Tánger en una zona neutral. Les indicamos que si así lo deseaban, que llevaran sus tropas hasta Madrid si pretendían arrebatarnos Tánger.
Carlos VII, deseoso de demostrar autoridad y prestigio, decidió lanzar una ofensiva contra uno de los pocos territorios africanos que todavía no estaban ocupados: Abisinia. Una región pobre, pero cristiana, que amenazaba con caer bajo dominio italiano, británico o, peor, francés.
Por fortuna, a la opinión internacional le importaba bastante poco las campañas africanas, pues la infamia del país amenazaba con ganarse unos cuantos enemigos poderosos.
Ya en 1882, estalló el conflicto contra los abisinios. Pero no iban a ser tropas hispánicas las encargadas, se había llegado a un curioso acuerdo con el Kaiser.
Deseoso de probar la eficacia de sus tropas en lejanas tierras, mandó una expedición alemana encargada de la toma de Abisinia.
En España, como nueva arma contra las constantes revueltas y conspiraciones contra el buen gobierno carlista, se crea la Guardia Civil, un cuerpo policial militar encargado de suprimir todas las amenazas internas que amenacen a la nación.
Las tropas alemanas demostraron un desempeño fenomenal en la campaña y no tardaron en destrozar las fuerzas abisinias. ¡Gloria al Kaiser!
Así fue como terminó la campaña de Abisinia. La toma del territorio, aunque era pobre, sirvió como golpe en la mesa ante el arrollador avance en África de franceses y británicos.
En la lejana estepa rusa, los alzamientos socialistas y revolucionarios no paraban de surgir. Algunas voces hablaban incluso de una palabra extraña, soviets...
En 1884, una conferencia de las potencias se realizó para el reparto de una región africana: el Congo. Bélgica se propuso como protectora y gestionadora de la región, para evitar enfrentamientos entre potencias europeas. Obviamente, la delegación española se negó en rotundo a apoyar esta propuesta, pues por todos era sabido que Bélgica solo respondía a intereses franceses.
Las costas de África Occidental finalmente se cerraron para la colonización, esta vez, por parte de la primera colonia alemana en la región. Aunque los intereses españoles no iban a terminar...
Acuerdos antiguos firmados con distintas potencias, nos concedían una reclamación en la región. Aunque nuestras demandas eran legítimas, esto podría llevar a un futuro conflicto con los franceses por los territorios en el Golfo de Guinea. Los asesores militares de Carlos VII eran llamados a la corte...
Tras una breve () pausa, volvemos con nuestro AAR Carlista. Esta vez, comenzamos ya la colonización propiamente dicha, aunque como veréis, los eventos y la potencia británica y francesa, nos han chafado el plan africano. Ahora el último evento que tenemos nos da reclamaciones sobre varias regiones francesas, así que llamo a mis generales de salón por si apetece guerra con Francia pese al riesgo...o lo dejamos para otra ocasión.
Aviso que ya no es la débil Francia que nos encontramos al comienzo del juego, ahora tiene bastantes tropas coloniales que van a dar bastante calor y dolor. Aunque con la ayuda alemana, quizás podamos rushear en la Francia continental y llevarnos jugosos territorios africanos casi de gratis. Bueno, sin más, llamo a consultas a las masas que todavía queden leyendo este AAR. Un saludo a todos y gloria a Carlos VII.
Por un lado podemos hacer morder el polvo a esos prepotentes franceses pero no se yo si hay capacidad militar, igual si te quedas a la defensiva se puede hacer.
#298 Ese es el plan, aguantar en los Pirineos y el estrecho de Gibraltar (las posesiones africanas las doy por perdidas durante la campaña) y esperar que papá Alemania saque el látigo de matar franceses a pasear. Por nosotros solos, nos aplastan y humillan actualmente.