[AAR] VIC II HFM: España (1836-1936) Plus Ultra

CAPÍTULO 6: IMPERIALISMO Y CONTRARREVOLUCIÓN (1859-1864)

Carlos VI se decidió finalmente por la Expedición Indochina. Las tropas filipinas, junto con las americanas y la posible presencia aliada de brasileños y portugueses, debería bastar para eliminar aquella nación inferior y integrarlas en el Imperio Español. No solo Carlos quería las antiguas tierras, quería ser un conquistador.


Reforzaría el plan con el Ejército de Cádiz, el cual llegaría probablemente con la guerra ya comenzada contra los vietnamitas.


Por desgracia, las ansias expansionistas de Carlos se toparon con la mala prensa en los países extranjeros. Desde luego, esta infamia provocaría no pocos problemas internos, aprovechada por los enemigos de la corona.


Como la tecnología naval avanzaba lentamente, se decidió comprar algún buque de guerra más moderno a las naciones que tenían mejor tecnología. Una buena armada sería necesaria en un imperio colonial, indudablemente.


Los británicos también se movían por la zona, atacando al aliado de Vietnam, los birmanos. Con suerte, este conflicto desviaría fuerzas vietnamitas haciendo aún más fácil la conquista.


No mucho después, a finales del 1859, comenzaba la guerra hispano-vietnamita.


La expedición enviada desde Filipinas se encontró con una enorme fuerza de 33.000 vietnamitas cerca de su capital, Hanoi. Con apenas 9000 hombres, no podían arriesgarse a desembarcar, pese a la ventaja tecnológica.


El Ejército de Cádiz, se encontraba a punto de volver a embarcarse en la flota española, que recién había cruzado por el estrecho de Magallanes y había llegado a la costa pacífica de Nueva España.


Por las lejanas tierras rusas, una revuelta nacionalista logra la independencia de estonios y letones. No les duraría demasiado esa libertad cerca del ogro ruso.


Surge un nuevo movimiento neo-colonial en España, ya largo tiempo perdido. Se lanzan misiones evangélicas por todos los territorios de ultramar, buscando convertir a los nuevos súbditos de su majestad en españoles de honra y católicos.


Fruto de esas influencias, se firma el decreto de Educación Filipina, buscando el uso del castellano y de las formas españolas en los lejanos filipinos, que siempre habían vivido en una relativa independencia.


En esta década de los 60, también se afianzó definitivamente el ferrocarril, que llegaría a todos los rincones de España, menos a las provincias más montañosas.


Las tropas vietnamitas lanzan una ofensiva sobre la colonia de Macao de los aliados portugueses.


Las fuerzas filipinas, al mando de Mariano Villapol, desembarcan en las costas vietnamitas, concretamente en la provincia de Hai Phong, esperando que todas las fuerzas vietnamitas se encontrasen en Macao.


Pero los asiáticos demostraron ser más listos y astutos de lo que parecían y lanzaron una ofensiva a las tropas recién desembarcadas, buscando devolverlas a los barcos.


Aunque con cuantiosas bajas, las tropas españolas, mucho mejor equipadas y entrenadas, lograron infligir unas bajas atroces a las fuerzas vietnamitas, que perdieron casi 14.000 hombres.


Nuestros aliados prusianos nos llamaron a la guerra que tenían por el control de Alemania con sus hermanos austriacos. También estaba en esa guerra los franceses y los otomanos. Se desconoce la respuesta del monarca, pues conspiraciones de la corte hicieron que el mensaje se perdiera y se rompiese la alianza.


Las primeras tropas aliadas, los brasileños, llegaban al sur de Vietnam para apoyar la invasión carlista.


El Ejército de Cádiz, largamente esperado, se dispuso a lanzarse a asediar la capital, Hanoi, sin perder el tiempo, mientras las fuerzas de Macao habían vuelto y se mantenían precavidas.


En Japón, el shogunato termina y el Emperador Meiji se hace con el poder, comenzando la restauración de su mismo nombre. Un dragón se despierta en Asia, tendremos que vigilarlo.


Hanoi no tardó demasiado en sucumbir a la artillería hispana, que tras terminar con la resistencia en la ciudad, terminó con las últimas tropas en el norte, provocando una masacre y el final de las tropas vietnamitas.


Prusia, tras lograr una más que honorable paz blanca al verse atacada por múltiples frentes y sin apoyo español, volvió a confiar en las palabras de Carlos VI, que afirmaba que desconocía como se había perdido el mensaje. Por desgracia, el monarca no pudo ver el final de la campaña de Indochina, aunque su muerte compadeció al monarca prusiano, que volvió a firmar una alianza. Le sucedería Juan III, de tendencias liberales personales, pero que se vió arrastrado por los acontecimientos provocados por su padre.


En Febrero de 1861, en Liechtenstein, un tal Karl Marx publica un manifiesto llamando a la formación de un Partido Comunista, una utopía fantasiosa de una nueva casta de liberales. Por desgracia, estas ideas se expandirían como la pólvora, no tardando en fundarse el Partido Socialista en España, en la clandestinidad.


A la luz de estas nuevas ideas, la segunda revuelta jacobina se alza por el Levante y el Sur del país, buscando reformas políticas urgentes.


Los últimos son masacrados en Alicante, donde logran hacerse con la ciudad, pero no pueden resistir a los ejércitos carlistas que todavía se encontraban en la Península.


Ese mismo 1861, Juan III firma la paz con el Emperador del Vietnam, accediendo este a convertirse en un protectorado de España.


En una sola guerra, la monarquía carlista había duplicado el territorio en Asia y se había hecho con una zona rica en recursos de lujo y con mucha población. Lo que no sabía Juan III, es lo que le aguardaba el destino.


Sin todavía mucho manejo en el gobierno del país, decide continuar con los planes de su padre y su abuelo y forjar un nuevo avance en América, rompiendo las relaciones con Colombia y comenzando las operaciones para avasallarla.


Lo que no esperaba Carlos III era que un saqueador chino, de nombre Liu Yongfu, atravesara la nueva frontera con el Imperio Qing e instalase su banda de ladrones y bárbaros en el norte de Vietnam, desalojando a los funcionarios españoles de la noche a la mañana.


Aunque los chinos en un principio no dijeron que no mandarían tropas, rompieron su palabra y demostaron un deshonor que no sería perdonado por Juan. La guerra comenzó entre los rebeldes de Yongfu y las tropas imperiales Qing contra el Ejército de Cádiz, debilitado pero muy experimentado tras la campaña contra los vietnamitas.


Por fortuna, los aliados del fallecido Carlos VI, se mantuvieron fieles a la monarquía y apoyaron a su hijo Juan III en esta infamia de los chinos. Desde luego, su ayuda sería de agradecer, pues las tropas chinas eran innumerables.


El 4 de Septiembre de 1861, en el sur de los Estados Unidos se alzan los esclavistas y los defensores del estilo de vida dixie contra el norte yankee. A pesar de la presencia de algunas voces en los consejos de guerra sobre la posibilidad de intervenir, se veía extremadamente arriesgado con el conflicto contra los chinos por venir.


Las tropas españolas comenzaron con una ofensiva intentando penetrar en la inmensidad del territorio chino y dar un golpe de mano rápido, fuerte y que terminara la guerra pronto.


También se comenzó con las operaciones secretas para lograr una opinión internacional favorable a la intervención en Colombia. Ciertamente, Juan necesitaba un poco de suerte o la situación del país podría descontrolarse.


En la batalla de Nanning, se logró una victoria contra un gran ejército chino, pero las bajas propias también fueron bastante altas.


Demostrando una capacidad estratégica más que cuestionable, el Ejército de Cádiz continuó con su expedición, viéndose asaltados por enormes formaciones de tropas enemigas.


En Maoming, pese a inflingir numerosas bajas, tuvieron que retirarse tras la pérdida de casi 8000 hombres y rozando la extinción del propio ejército, lo cual hubiese sido catastrófico.


Se decidió cambiar la estrategia y enfocarla a la defensiva, con apoyo de tropas neo-españolas y defender las cercanías de Hanoi para inflingir la mayor cantidad de bajas a los chinos, hasta que se rindan.


Por fortuna, el mundo estaba bastante ocupado en diversos asuntos para prestar la más mínima atención a la intervención española en Colombia.


Pese a las voces precavidas que decían que la guerra en China se podía enfangar y no convenía desviar tropas neo-hispánicas, Juan demostró entereza y declaró la guerra a la República de Colombia.


Mientras tanto, las batallas en las cercanías de Hanoi demostraron ser una estrategia mucho más eficaz que la expedición anterior. Se lograron importantísimas victorias contra las fuerzas chinas, que no paraban de llegar como una riada, pero que fueron contenidas una y otra vez.


Al otro lado del Pacífico, los colombianos se disponían a atacar a sus antiguos vecinos venezolanos, leales a la corona y a Juan.


En Hai Phong, 17.000 hombres de las fuerzas chinas fueron aniquilados por solo 2000 de la alianza hispánica. El general Arsenio Álvarez demostró su capacidad de adaptación al terrero y a la guerra en tan peculiares condiciones.


Pero no todo fueron aplastantes victorias, la armada española, resultado de unir las escuadras filipinas y peninsular, se encontraba en un estado lastimoso tras las múltiples batallas contra chinos y sus aliados coreanos. Se tenía que retirar del bloqueo que ejercía sobre el Imperio Qing mientras se reparaba en Manila.


En Hanoi, otra fuerza numerosa, esta vez de coreanos, fue derrotada, pero las bajas llegaron a los 6000 hombres.


Los colombianos también avanzaron por territorio amazónico de Brasil, junto con una inesperada ofensiva peruana, que se encontraban en guerra junto con Argentina y Paraguay contra chilenos y brasileños.


Pero las fuerzas colombianas pronto se verían sobrepasadas por las fuerzas venezolanas y neo-españolas. Eran simplemente insuficientes para cubrir los frentes.


Los atrevidos coreanos se atrevían a lanzar expediciones a Brunei y a Filipinas, aprovechando la ausencia temporal de la flota española. Dichas operaciones fueron rápidamente suprimidas, pero demostró la necesidad de acabar de una vez con todas con la armada china.


Y las sabandijas isabelinas volvían por tercera vez a la carga, aprovechando la tensa situación en la que se encontraba el Reino de España. Su cobardía solo era eclipsada por su incompetencia.


Nuestro aliado brasileño mantenía sus tropas lejos, en el frente con los argentinos, que habían reunificado el país y se lanzaban a la guerra contra sus vecinos chilenos y brasileños.


Las victorias en el frente chino fueron algunas veces fuera de lo normal. Unos 30000 hombres mezcla de neo-hispánicos, españoles y filipinos repelieron una fuerza enorme de 66000 chinos.


Cansados de esperar en Manila, la flota española se lanzó a terminar de una vez por todas con las naves chinas y coreanas, aprovechando su ventaja tecnológica y su ya reparados buques.


La guerra colombiana se había estancado totalmente en las vastas extensiones amazónicas, donde las tropas sufrían más por el desgaste de la jungla que por los combates.


Casi 40000 chinos perdieron la vida en Lang Son, pero se llevaron a 12000 valientes por delante. Sin más remedio, el mermado Ejército de Cádiz se tenía que retirar al sur de Vietnam.


Pero la flota a mandos del almirante Arsenio Hernandez demostró su capacidad y terminó con la amenaza en el mar de los Qing, disponiéndose una vez más a volver al bloqueo naval total.


Confederados y Unionistas seguían batiendose el cobre en las llanuras americanas, pero en esa guerra de desgaste no tenía mucho que hacer los sureños, que aún esperaban la intervención de alguna potencia.


Los últimos rebeldes isabelinos fueron aniquilados en la siemrpe revoltosa Málaga, acabando por ahora con una amenaza del reino, interna, pero no menos peligrosa.


Sin todavía haber terminado de capturar Málaga, los jacobinos vuelven a levantarse en el norte, con cada vez más adeptos buscando cambios y reformas políticas.


Las tropas chinas avanzaban por el norte de Vietnam, pero la guerra ya estaba ampliamente decidida por el bloqueo que estaba provocando apuros a los Qing.


Incluso los neo-hispanos mandaron expediciones por la retaguardia, que no hacían sino confirmar la debilidad de los Qing.


Sin poder soportar más la situación, comienzan las relaciones para firmar la paz con los españoles, que demostraron una pericia sin igual en estas. Pues no solo recuperarían las tierras perdidas por el bandido Yongfu, el cual fue ahorcado, sino que recibirían una enorme compensación de guerra.


El primer pago fue el importante puerto de Shangai, que pasaría a manos españolas junto con la población que allí se encontraba.


El segundo fue el puerto de Guangzhouwan, en el sur de China, otro importante lugar comercial y que serviría para aumentar la presencia hispánica en el continente.


Por fortuna para los españoles, los chinos desconocían completamente el estado de las tropas del Ejército de Cádiz, que creían ya recuperado y que los generales asiáticos temían como el demonio. Arsenio Álvarez fue aclamado como un héroe y un titan de la nación, nombrándose calles con su nombre y creando estatuas en todos los rincones del Imperio Español.


Las tremendas compensaciones de guerra obtenidas en China, hicieron estallar un boom económico en el país, que vivía en la plenitud total en sus cuentas y podía afianzar nuevos proyectos de gastos y esfuerzos financieros, pues tras las guerras las arcas estaban llegando peligrosamente al vacío.


En Colombia, lo que parecía una sencilla guerra, se dificultaba por el terreno. De todas formas, las tropas colombianas no tenían que hacer frente a las numerosas presencias militares de la alianza hispánica.


Los brasileños terminaban con la ofensiva argentina mientras afianzaban Paraguay.


En Norteamérica, los Confederados resistían frente a todos los augurios, pero su destino estaba ya más que sellado, pues las tropas unionistas avanzaban por casi todos los frentes.


En todo este maremagnun de conflicto y guerra, una carta llegó a la corte de Juan III, pero iba dirigida a Carlos VI. La expedición largo tiempo atrás financiada para encontrar la fuente del Nilo, la había encontrado.


Volvían a España con gran cantidad de información científica de distinta índole y nombrando al lago, la fuente del Nilo, Lago Carlos, en honor al monarca que financió la expedición.


Como medida estrella para terminar con las revueltas y reforzar la presencia española en las colonias, se decidió establecer distintos presidios en los más remotos lugares del imperio.


De la época del abuelo de Juan, Carlos V, ya quedaban pocos o ningún oficial que le ayudaron en sus conquistas iniciales. Su abuelo se sentiría orgulloso de como sus descendientes habían afianzado y mejorado su legado.


Los discípulos del alemán loco, Karl Marx, se alzaban por todo el país, como si no tuviese suficiente con la plaga jacobina e isabelina. La Primera Revolución Española se levantó por todo el Levante y el Sur, siguiendo la estela de revueltas precedentes, pero con un apoyo social muy numeroso.


27000 hombres fueron apresados, fusilados o expulsados en Zaragoza, donde las tropas no llegaron a perder ni 2000 soldados.


En Colombia, la guerra se aproximaba al fín a su término. Las tropas neo-españolas entraban en las proximidades de Bogotá y las escasas tropas colombianas no podían ejercer resistencia alguna.


La Primera Revolución Española terminó en Badajoz, donde los rebeldes habían subido tras conquistar Cádiz y Sevilla. 34000 rebeldes fueron ajusticiados, encarcelados o masacrados en la contienda.


Mientras tanto, los puertos chinos demostraron ser una fuente de riquezas y recursos como jamás se habían esperado los cortesanos de Juan.


El 21 de Noviembre de 1963, finalmente los Unionistas se imponían frente a los Confederados, terminando con la Guerra Civil Americana y afianzando el poder de los Estados Unidos.


Poco después, Bogotá se rendía y el gobierno rebelde colombiano se dispersaba por el país, buscando el imposible.


No tardaron demasiado en comprender que la única opción, era la capitulación y, tras largos años, el Reino de España volvía a la paz.


El último grano de arena, a comienzos de 1864, fue la obtención de lo que quedaba del Sultanato de Sulu, confiando este su seguridad en el monarca y rindiéndole lealdad a Juan el Conquistador.

Bueno, como el anterior fue un poco corto, este viene bastante largo y jugosito. Decir que me cago en los chinos, que me han hecho sudar como un perro, pues pensaba seriamente que tenía bastante más ventaja tecnológica y un poco más y me mandan a la lona. Por fortuna, en el HFM están pensados para perder y solo tienes que resistir y ganarles muchas batallas y se acaban acobardando...y menos mal, pues he estado a un pelo de perder. Una pena que no pudiese participar en la guerra entre Prusia y Austria, pero le dí a Escape sin querer y me canceló la llamada...aunque visto lo visto, lo mismo me vino hasta bien XD

Eso si, he salido fenomenal del aprieto y al final el esfuerzo ha merecido la recompensa, pues Shangai y el otro puerto son una maravilla, unas minas de divisas fenomenales. Y encima volvimos a recuperar la alianza con Prusia y le quitamos una expansión a Francia y a UK. Ahora a esperar a bajar los 22 de infamia ( ) y espero haber satisfecho a ambos bandos, vietnamitas y colombianos jejeje

#183 #184 Coca y vietcongs para todos . Por cierto, creo que tarde o temprano tengo que empezar con las reformas políticas y tal, o me va a reventar el país en mil pedazos. Cada vez son más y más los rebeldes y en una de estas me van a pillar en bragas y me van a joder todo. Para eso pega tener a Juan III, el carlista liberal a mandos...para justificar lo que tenga que venir.