GW utiliza la misma estrategia en videojuegos que para sus libros y, en definitiva, todo lo que tenga que ver con la propiedad intelectual de sus franquicias: se lo vende a cualquiera por cuatro perras gordas sin preocuparse ni hacer un mínimo de control de calidad. Y a base de sacar productos uno tras a otro sin control, al final surge uno de vez en cuando que merece la pena o destaca sobre el resto.
La cuestión es que los juegos que sacan tampoco es que sean bazofias o juegos malos, simplemente son juegos del montón que no destacan en nada, o poco pulidos y cuidados aunque bien adaptados en cuanto a lore y reglas (sacaron hace poco el Warhammer Underworlds, que es un juego muy bien adaptado a las reglas del juego de mesa, pero con un apartado grafico abominable).