Doblepost: estoy contentísimo porque he sometido una revuelta con uno de los integrantes siendo mi hermano (que he desterrado) y otro un conde, duque y mariscal, que traje desde el cieno de la baja cuna.
En especial me ha jodido mucho lo de este plebeyo que elevé y en quien confié. Como tenía presos tanto a su bebé como a su mujer, primero lo que hice fue pedirle 100 de oro por rescatar a su hijo. Luego un gancho por liberar a su mujer. Después le quité todos los títulos. Lo trasladé a la mazmorra. Lo torturé y lo torturo cada 5 años. Un poco de potro nunca viene mal, aunque me suba ligeramente el estrés.
Resulta que su mujer es adúltera y tengo el secreto y el gancho. Poco me gustaría más que liberar esta información para vejar al hijo de puta este. Pero no puedo, ella fue adúltera con el arzobispo de la corte de un rey contra el que estoy intrigando. Ese arzobispo, por este gancho, es parte ahora mismo de una conjura de asesinato. En cuanto termine la conjura le diré al cabrón que es un cornudo.
Sin embargo, me imagino en las sesiones de tortura susurrándoselo al oído.
Qué bien sienta el poder.