Lo terminé anoche. Me siento abatido, derrotado, vacío. No me había pasado con ningún Souls ni con Bloodborne. Miyazaki ha logrado penetrar en mi corazón y desde el momento en que le di los ojos a la Guardiana y cambió la música del santuario tras haber pasado por el asolado Dark Firelink me acecha una tristeza que no puedo explicar.
Más allá de los posibles entresijos que esconde la trama lo que me ha hecho ver y sentir el juego (por no llamarlo obra de arte) es en como un lugar/zona/ mundo va cambiando con el paso del tiempo, y como lugares con vida, acogedores y con buenas personas terminan convirtiéndose en desolados parajes, inevitablemente.
Sin entrar con más profundidad en la trama, que no me veo capaz para ello el juego me ha parecido el más triste y desolador de la saga. Me ha dejado un mal cuerpo terrible y me afectará varios días.
Y por eso no puedo evitar darle un 10/10, ya que siento que tras METAL GEAR SOLID (de PSX) ningún juego me había afectado con tanta intensidad.
Solo quedan brasas...