Es, simplemente, por cuestiones psicológicas y de ego. A nadie le gusta perder el tiempo, y al competir en sociedad, como en el caso de los 'torneillos' del juego 'Day of Defeat', siempre es estimulante, reconfortante o incluso necesario saber que alguien puede afirmar, modestamente, que le has superado aunque sea, en un divertimento ocioso, creando un autoengaño para tu mente y tu psique, haciendo pensar que has aprovechando así el tiempo dedicado a ello.
En realidad, esta deformación del ego proviene al confundir un evento simplemente ocioso con algo transcendetal para tí, como es ganar, conseguir un reconocimiento o un status, sea cual sea el lugar o la comunidad, el sentimiento de 'ser mejor' que otro es muy atractivo, bastante complaciente y poderoso dentro de la mente.
Poco a poco esto deforma el ocio y acaba dejando de divertir, por lo que es destructivo si no se toma con la filosofía correcta. En algunos casos este comportamiento puede desembocar en usar trampas ('cheats' en su idioma) ante la auténtica necesidad de reconocimiento y superioridad para con el resto de competidores.
Esta degeneración del sentido de diversión es progresiva, incluso, puede pasar desapercibida para mentes jóvenes e inexpertas en el arte de la meditación, confundiendo tu propia mente, haciéndola creer que la competición es divertida, cuando realmente no lo es. Por suerte, no todo el mundo sufre esta deformación 'ociosa', pero siempre habrá una parte destinada a tu propio ego.
Este ego podrá llegar a dominarte en muchas ocasiones, las típicas rabietas cuando fallas un disparo muy claro o pierdes un partido son un buen aviso para saber qué esta deterioramiento está comenzando, o bien puede que ya esté bastante avanzado en el sujeto.
Huelga decir, que, si en algún momento, esta competición no sólo te recompensa con un status dentro de una comunidad de personas, por pequeño que sea, amplía sus miras con recompensas de índole material, la total eliminación de la diversión puede ser más acentuada, ya que el ser humano se comporta de manera bastante primitiva ante el deseo de obtener o poseer bienes materiales. Digamos que nos lo tomamos como un trabajo, nos puede gustar más o menos, pero la diversión ha sido eliminada, de la manera que la conocimientos en el ocio, si no que ahora nuestro cerebro trabaja para conseguir la recompensa material, independientemente del camino para llegar a ella, y si este reporta la tan deseada y satisfactoria diversión.
En el caso que nos ocupa, esta recompensa es etérea, aunque para muchos, bastante reconfortante.
Y esto no significa que dicha persona en cuestión no tenga vida social u objetivos en la vida, si no que por educación, moral o forma de ser considere importante el hecho de superar en alguna tarea, digamos, de habilidad a un semejante.
¿En que puede desembocar esto? En realidad, nada malo o realmente destructivo. Simplemente, yo, considero, que es más positivo mantener equilibrada la mente. Yo creo que ante todo hay que considerar las prioridades de cada cual en cada acción, si para alguien realmente es reconfortante ganar un torneo de un juego on-line, veo correcto la dedicación a ello, al igual que para otra persona mirar el horizonte puede ser plenamente reconfortante, aunque en todo momento, y para evitar desequilibrios mentales, hay que ser plenamente consciente de ello.
El problema viene cuando la comunidad es pequeña, elitista y formada por algunas personas que no tienen suficiente madurez u edad mental para establecer un bloque solido ya que el propio reconocimiento puede ser erróneo u adulterado. Creo que este texto es válido tanto como para los llamados 'tops' como para la forma de actuar de mucha gente de la comunidad de jugadores de cualquier juego on-line, donde en la mayor parte de las veces el desarrollo de la acción es bastante independiente del aspecto físico de la persona, por lo que facilita el acceso a un mayor número de gente interesadas en la competición.
Cuando juegues de manera competitiva debes de tener claro un principio de hasta donde y como quieres llegar en cada momento. Si no, las trampas del orgullo irán cegando tus miras hasta convertirte en un absoluto y auténtico gilipollas.