Diario de un cazador. 4ª noche de caza.
Padre Gacoigne, me haré más fuerte de lo que tu eres, y te buscaré, te encontraré, y... te mataré.
Slade Wilson, el valiente más cobarde del mundo se pone la capucha y comienza la caza. Pienso que lo mejor es recolectar ecos de sangre y mejorar. Mientras exploro, descubro en una de las casas un abuelete que desde su mecedora pretende darme matarile, pero oiga, yo me lo cargo antes. Para mi sorpresa, encuentro unas escaleras, y en el piso de arriba están escondidos 2 tipos (o eso supongo, porque no se ve una mierda) y les mando al otro barrio. Salgo por una puerta y me encuentro a un tipo con sombrero de copa. Hasta la vista, baby.
Derecha o izquierda, difícil decisión. Tomemos la izquierda. Un gigante y unos cuervos. Nada que sea imposible para el hacha de Slade. Continuo caminando y... otro final boss! este es Barbol, del señor de los anillos. Me aniquila sin piedad.
Retomo camino, vayamos por la derecha. 2 lobitos a los que les encanta el sabor de mi carne. O eso supongo, porque los cabrones no paran de darme triscos. Una y otra vez, y otra, y otra... oye, aquí pasa algo raro. Como que mi hacha no tiene la eficacia de antaño.
Slade Wilson pausa todo y llama a los cazadores de MV, que le advierten que no es que haya tomado una poción en mal estado, es que su hacha está hecho una caca.
Retomo la caza, colecciono ecos de sangre matando repetidamente a los bonachones que andan en solitario (el abuelete de la silla es una joya, una joya!) y vuelvo al sueño del cazador a lamer mis heridas. Estoy tan trastornado que cuando la tipa me saluda, vuelvo a verla bastante focable.
Reparo mi hacha y me decido. Ni lobos ni Barbol ni gigantes, el padre Gascoigne debe morir.
Como el camino de ida lo he visto más veces que los capítulos de los Simpsons, me ahorro su descripción.
Padre Gascoigne, ya te he fijado como objetivo con el botón L3. Un buen Mediavidero me ha dicho que las lápidas son mis amigas (si Oliver Atton es amigo de un balón, porque yo no lo iba a ser de una lápida?) y efectivamente, es el mejor consejo que me han dado en los últimos años de mi vida (el anterior fue que le entrase a una chica, y fue una pesadilla peor que el Bloodborne).
Usando las lápidas como escudo consigo que el tipo deje muchos flancos abiertos, y aunque me da buenas leshes, sigo en pie y luchando. Ya casi está muerto, ya hasta los vecinos vienen a felicitarme con lagrimas en los ojos hartos de escuchar mis improperios, pero... el padre Gascoigne se transforma en una bestia. De un zarpazo se carga las lápidas, y de otro me convierte en carne picada.
ME CAGO EN [censurado]
Otra vez el mismo camino. Tal vez ese sea el momento de gastar ciertos artilugios. Repito lo de las lápidas hasta que se transforma en lo que sea. Esquivo, esquivo, esquivo, cóctel molotov, hachazo... repetimos un par de veces y el padre se volatiliza, dejándome una preciosa llave.
Tras cruzar la verja entro en una iglesia. Un monje me llama guarro (o eso entiendo yo) y me dice que si conozco a alguien que busque refugio, se lo diga. Anda, recuerdo que Doña Fina me mandó a paseo pero comentó sobre su inseguridad. Retorno a buscarla. Lo raro es que usando yo los farolillos, ella llega antes... y aún así es una desagradecida de narices.
Salgamos fuera a ver mundo.
En una plaza encuentro cuervos que vuelan poco (gracias a RE y Bloodborne voy a odiar a estos pajaritos) y unos tipos como armarios que portan baston y candelero. Tomad candela, majos. Subo escaleras y está chapado. Media vuelta.
Tiro por otro camino y llego a una plaza donde hay varios tíos y un perrito (un perro como un san Bernardo esqueletico). Slade Wilson muere y este humilde servidor está hasta los cataplines de tanto sufrir. Y colorín colorado, la cuarta noche de cacería ha terminado.
P.D: juegazo