Coliseo de Escritores

#87 gracias, me alegro de que te guste. El texto ha sido un poco caótico porque lo he hecho en apenas 5 minutos volviendo de clase, lo de los funcionarios y el notario simplemente son elementos que he añadido para alargarel texto.

Respecto a las faltas de ortografía, tildes mas que nada, son porque ultimamente escribo casi todos mis posts desde el movil y soy demasiado vago como para revisar y corregir todas las palabras.

Me alegro que te preocupes por mi analfabetismo, te invito a que me corrijas las faltas de este post mientras me rio desde la distancia. Ánimo hay un pin en juego.

#96 Perdona, me he equivocado, me refería a 87

Camino algo confusa, no encuentro la luz en esta casa, ni siquiera se donde estoy; me tambaleo un poco hasta que dando unos pasos torpes, veo una luz tenue al otro lado del pasillo y me acerco sintiendo el frío del suelo, intento no hacer mucho ruido, poso mi mano sobre el marco de la puerta y asomo la cabeza, pero no hay nadie así que comienzo a impacientarme, un suspiro escapa de mis labios al continuar buscando algo en aquel lugar extraño: estrechos pasillos y un sin fin de habitaciones daban un aire tétrico al lugar, el no saber cómo había llegado ahí, lo era aún más; escucho una voz que me es familiar y salgo corriendo en la dirección de la que proviene, tropiezo con varios muebles y caigo al suelo, noto el olor a polvo de la madera vieja, entonces levanto la mirada... y una imagen borrosa comienza ha hacerse nítida poco a poco, reconociendo la figura de unos pies como a dos metros de mí; asustada escucho su aliento mientras mis ojos comienzan a subir intentando ver el rostro de quien allí estaba, cuando de repente se desvanece y no puedo ver nada, alargo el brazo como intentando tocar el aire, levantándome del suelo camino varios metros en las más absoluta oscuridad, palpando las pareces para encontrar una llave de luz, toco algo... parece un pomo.. me decido a abrir esa habitación y un rallo de luz ciega mis pupilas mal acostumbradas, poso la mano sobre mis ojos unos segundos para recuperar la visión y ...allí está, es una habitación totalmente blanca, sin muebles ni matices de otro color, entro en ella y cierro la puerta, mi confusión alcanza ahora límites insospechables; y es que la mente humana es el peor lugar en el que te puedes perder.

#98 bueno ya se que no ganaré por cheta, menos mal que tengo buen perder

Mi fugaz aporte. Sólo tiene un punto.

#94 No sólo sería más estimulante votar el reto semanal entre todos, sino que lo haría más divertido. Necesitamos la oportunidad del consenso por este foro, o acabaremos cada uno leyendo su mierda por su lado y escribiéndola por otro, y eso no puede ser porque compartir, en el fondo y con discrepancias, mola.

También estaría muy bien recopilar todos los relatos en #1 barrita con el nombre de la propuesta y quotes de todos los participantes en un spoiler y fuera los ganadores. Que tome cuerpo esto y no caiga en saco roto para nadie. Si se lleva bien, puede ser algo interesante que hacer cada semana.

Lo del consenso para los retos me parece un poco como si en el hilo de adivina el libro se pidiera consenso para poner el siguiente. ¿La gracia no era que quien gana elige? Supongo que tampoco puedo decir mucho porque he pasado de esta ronda pero me parece que es poco más que retrasarlo. La democracia no siempre es lo más indicado y le dais demasiadas vueltas.

#101 Me quito el sombrero porque yo no sería capaz de escribir algo así pero no es mi idea de un escrito coherente sin punto. Es decir, está claro que no lo utilizas, pero comienzas frases con mayúscula y no se mantiene un ritmo constante. Hay pausas aunque no se vean. No sé si tu idea era ésa.

#106 Hazlo como prefieras, que para eso el hilo es tuyo y es una propuesta que puede dar de sí.

Os traigo el mío, que creo que representa lo que tenía en mente cuando decidí el reto.

EL CONSOLADOR PIRATA

Podría contarles mil y una historias, historias que a muchos puede que les resultaran aburridas, a otros muchos, quizás, éstas les sonaran como inventadas, historias demasiado enrevesadas e imposibles para ser verdad, narraciones increíbles de alguien que en su día decidió echarse la mochila a la espalda, cargarse de ilusiones y salir a recorrer el mundo; experiencias, si quieren, dignas de las mayores aventuras de aquel olvidado escritor llamado Julio Verne, pinceladas en mi libreta de apuntes que sólo son un atisbo de la emoción, la tristeza, la soledad de una persona que aguardaba perdida en lo más profundo de una selva bajo una torrencial lluvia que sacudía con fuerza la naturaleza que se escondía a merced de lo que el tiempo y el destino decidieran, gravilla en los bolsillos de un hombre que les hiciera visitar con su memoria aquel templo budista que teñía sus tejados en rojo anaranjado cuando el imponente sol del atardecer moría detrás de las gigantescas montañas; todo esto podría contarles, mis fieles lectores, redactarles todo esto viendo como las imágenes se pasean libremente por mi cabeza y hacerlas explotar en estas líneas, pero hoy quiero centrarme en una aventura única y extraordinaria de la que muchas veces incluso un modesto y humilde servidor se sorprende, a esta historia me gusta llamarla “La historia del consolador pirata” y sucedió cuando me encontraba buceando en playas tropicales dignas de las mejores y tópicas postales de viajes; empiezo: siempre me ha encantado bucear, es una de esas aficiones que te surgen de pequeño y que sabes que te acompañaran toda la vida, como escribir, y fruto de potenciarla con práctica y unos grandes pulmones me descubrí, sí, yo, su narrador, explorando un extenso océano que ennegrecía las paredes de agua que me rodeaban a mí, un ser insignificante que hacía poco tiempo había escuchado hablar de un barco pirata que naufragó cuando transportaba sus saqueos a su base secreta (ya saben lo que dicen de los piratas, todos deben tener un lugar en el que esconder su alma perdida transformada en oro —al menos aquellos que no se lo gasten todo en ron—); como les comentaba, nadaba a brazada amplia, retorciendo los músculo de mis brazos, sintiendo como los hombros chirriaban a consecuencia del frío que experimentaba cada vez que descendía un par de metros, mitigando el dolor de mis oídos que vencían a consecuencia de la presión, vislumbrando en mi cabeza aquel barco que tardó poco en volverse real: madera oscura agrietada, enorme agujero en la popa que fue el verdugo de aquellos pobres hombres que en mi cabeza se dibujaban barbudos, recuerdo personal del mar que ahora servía de casa a peces y demás animales que no sabían que habían hecho de un magistral barco su casa; todo aquello se me hizo más especial cuando accedí por lo que creí que era la bodega, cuando subí por las escaleras y llegué al poco al camarote principal, donde una cama fantasmal dormía tranquila al lado de un cofre al que el agua había desgastado: realmente era muy fácil acceder a él, pues el metal de su cerradura ya era óxido que se quebró con facilidad al tirar de él, se escuchó un ahogado sonido y expresé un “¡Maldita sea!” cuando vi que no era oro ni relucientes joyas lo que había dentro de aquel rectángulo lleno de conchas marinas, no, en su interior había un consolador de época, tallado en madera y con un grosor considerable, y entonces caí en la cuenta de la ironía de todo aquel asunto: ¿quién sería el insensato de tener aquello a la vista?, ¿quién osaría, en un lugar lleno de hombres deseosos de encontrar mujer, de proclamar a los cuatro vientos su condición sexual?; reí para mí y encontré una graciosa reflexión: incluso en las épocas de los piratas muchos homosexuales tenía miedo a salir del armario, aunque en este caso había que salir de un cofre… de un cofre que para él, para aquel hombre acongojado por enfrentarse a la realidad, era su mayor tesoro.

Lo mejor del último reto fue que la siguiente en elegir es Sputnik1; a menos que os de por la democracia de bote y esas cosas.