#8219 Me hice uno con el universo, a la vez que la nada. Pase a ser el todo y gané la evanescencia que me permitió fluir por el mundo observando el devenir del tiempo y su efecto en el resto de los mortales.
Alcancé el carácter etéreo levitando más allá del bien y el mal, de lo correcto y lo incorrecto. Llegué al sumun sensorial de mi ente propio apartándolo de mi y a la vez teniendolo más cerca que nunca con el fin de alcanzar cotas nunca antes soñadas y altamente improbables.
Sin ningún marco lógico alrededor que creara barreras al conocimiento, desterrando la concupisciencia del ser a emplazamientos olvidados por la razón. La mundadinad natural quedo confinada a mi ente para quedar liberado de las cadenas terrenales y proyectar el tantear aspirar a alzanzar el intelecto.
Un sendero abandonado del azar, de la gloria y de la fortuna destinado a la tentiva y cata del estoicismo, tenacidad y firmeza del que lo recorre para bien o para mal(o para ambos a la vez pues en él confluyen y amalgaman los límites profanos engendrando una aleación homogénea e imprecisa de semblante incierto)
Un sendero sin embargo, que no oculta a mi sensibilidad perceptiva la llamada a uno de mis nombres en decrépito olvido