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"En realidad, somos tan reacios a olernos unos a otros que podemos llegar a suprimir el sentido del olfato. Es innegable que somos una sociedad superdesodorizada, y parece como si cada año los agentes de propaganda descubrieran un nuevo olor a desterrar. Vivimos temerosos del mal aliento, del olor corporal, de los olores en el hogar, de los olores genitales -a pesar de que cualquier animal que se respete sabe que este tipo de olor es agradable y resulta favorable en las relaciones sexuales-. También parece existir una tendencia decidida a reemplazar los olores naturales por otros elaborados por el hombre, es decir perfumes, lociones para después de afeitarse y otras cosas semejantes. Debemos admitir que hay algo de grotesco en el empeño que muestran las mujeres en librarse de sus propios olores biológicos y desodorizar hasta el último rincón de su cuerpo, para volver a untarse luego con un perfume elaborado con la almizclada fragancia sexual de algún otro mamífero más sabio."
Flora Davis , 1971
"El primer puerto, en la primera quincena de enero de mil novecientos treinta y cinco, fue Gijón en el mar Cantábrico, no lejos del lugar donde el desventurado Beaumont se empeñó en buscar los vestigios de una improbable capital árabe de España. El último fue Brouwershaven, en Zelanda, en la desembocadura del Escalda, durante la segunda quincena de diciembre de mil novecientos cincuenta y cuatro. Entre ambos hubo el puertecito de Muckanaghederdauhaulia, no lejos de Costello, en la bahía de Camus en Irlanda, y el puerto más pequeño aún de U en las islas Carolinas; hubo puertos bálticos y puertos letones, puertos chinos y puertos malgaches, puertos chilenos y puertos tejanos; puertos minúsculos con dos barcasde pesca y tres redes y puertos inmensos con escolleras de varios kilómetros, tinglados y muelles, centenares de grúas y de puentes-grúa, puertos hundidos en la niebla, puertos tórridos puertos helados, puertos abandonados, puertos cegados por la arena, puertos de deporte con playas artificiales, palmeras trasplantadas y fachadas de grandes hoteles y casinos, astilleros infernales que construían liberty ships por millares; puertos devasados por las bombas, puertos tranquilos donde al lado de los sampanes se salpicaban chiquillas desnudas; puertos de piraguas, puertos de góndolas; puertos de guerra, ensenadas, diques de arena, radas, dársenas, canales, muelles, montones de barriles, de cabos y de esponjas; pilas de árboles rojos, montañas de abonos, de fosfatos, de minerales; cajones pululantes de langostas y cangrejos; puestos de pescado: rubios, barbadas, cotos, doradas, pescadillas, caballas, rayas, bonitos, sepas y lampreas; puertos que apestaban a jabón o a cloro; puertos azotados por las tormentas; puertos desiertos aplastados por el calor; barcos de guerra, despanzurrados, reparados de noche por miles de sipletes; trasatlánticos empavesados rodeados de buques cistena que lanzaban sus grandes surtidores entre aullidos de sirenas y repicar de campana."
La Vida instrucciones de uso, Georges Perec.
Cuando el ocaso tenue se presente, lento y calmo, aunque imparable, y la brisa tiemble entre las ojas secas agonizando sobre la hierba, alli estare, como siempre, enemigo mio, para dar mi ultimo respeto, en ese atardecer, tuyo y de ese dia, el dia de tu muerte.
Mathew Madrib.
Exposición: los procedimienetos del pasado real y del pasado virtual pueden ilustrarse con un acontecimiento tan presente en la memoria colectiva como es el hundimiento del Titanic. El desastre, tal y como ocurrio en realidad, va cayendo en el olvido a medida que los testigos oculares mueren uno tras otro, los documentos se deterioran y los restos del naufragio se desintegran en su tumba atlántica. En cambio, el hundimiento virtual del Titanic, fruto de testimonios modificados, articulos periodisticos, rumores, fantasias - en suma, fruto de la creencia popular- se trona cada vez más "verdadero".
El pasado real es frágil y quebradizo, cada vez se vuelve mas oscuro y cada vez cuesta mas captarlo y reconstruirlo: el pasado virtual, por el contrario, es maleable, esta cada vez mas claro y cada vez se hace mas dificil sortearlo y denunciar que se trata de un fraude.
El presente se sirve del pasado virtual para otorgar credibilidad a sus mitologias y legitimar las imposiciones del poder. El poder aspira a arrogarse el derecho de moldear el pasado virtual(el que paga al historiador es el que marca el paso)
El atlas de las nubes, David Mitchell
“¡Ah, es difícil encontrar esa huella de Dios en medio de esta vida que llevamos, en medio de este siglo tan contentadizo, tan burgués, tan falto de espiritualidad, a la vista de estas arquitecturas, de esta política, de estos hombres! ¿Cómo no había yo de ser un lobo estepario y un pobre anacoreta en medio de un mundo, ninguno de cuyos fines comparto, ninguno de cuyos placeres me llama la atención? No puedo aguantar mucho tiempo ni en un teatro ni en un cine, apenas puedo leer un periódico, rara vez un libro moderno; no puedo comprender qué clase de placer y de alegría buscan los hombres en los hoteles y en los ferrocarriles totalmente llenos, en los cafés repletos de gente oyendo una música fastidiosa y pesada; en los bares y varietés de las elegantes ciudades lujosas, en las exposiciones universales, en las carreras, en las conferencias para los necesitados de ilustración, en los grandes lugares de deportes;no puedo entender ni compartir todos esos placeres, que a mí me serían desde luego asequibles y por los que tantos millares de personas se afanan y se agitan. Y lo que, por el contrario, me sucede a mí en las raras horas de placer, lo que para mí es delicia, suceso, elevación y éxtasis, eso no lo conoce, ni lo ama, ni lo busca el mundo más que si acaso en las novelas; en la vida, lo considera una locura.”
El lobo estepario, Hermann Hesse.
Por supuesto. Los búhos son sabios. Son cuidadosos y pacientes. La sabiduría excluye la audacia. -Bebió un sorbo de vino, sujetando el asa de la tacita con el pulgar y el índice-. Por eso os búhos no son buenos héroes.
El nombre del viento, Patrick Rothfuss.
Protegedme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no rie y de la grandeza que no se inclina ante los niños.
Khalil Gibrán
(citado por Rosa Jové en su libro)
Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo - En busca de la felicidad
Ama la vida que vives. Vive la vida que amas - Bob Marley
STEPHEN: ( Looks behind ) So that gesture, not music, not odours, would be a universal language, the gift of tongues rendering visible not the lay sense but the first entelechy, the structural rhythm.
LYNCH: Pornosophical philotheology. Metaphysics in Mecklenburg street!
STEPHEN: We have shrewridden Shakespeare and henpecked Socrates. Even the allwisest stagyrite was bitted, bridled and mounted by a light of love.
LYNCH: Ba!
STEPHEN: Anyway, who wants two gestures to illustrate a loaf and a jug? This movement illustrates the loaf and a jug of bread and wine in Omar. Hold my stick.
LYNCH: Damn your yellow stick. Where are we going?
STEPHEN: Lecherous lynx, to la belle dame sans merci, Georgina Johnson, ad deam qui laetificat juventutem meam.
Notas:
(1) El Estagirita es Aristóteles, digamos que era su epíteto épico ya que nació en Estagira.
(2) ad deam qui laetificat juventutem meam., "a la diosa que estimula mi juventud" (sed indulgentes con mi latín empolvado).
(3) "La belle dame sans merci" es un famosísimo poema de John Keats.
(4) Sí, lo sé, es muy difícil de traducir, y por ello me he negado a destrozarlo. Todavía me estoy rompiendo la cabeza en casa en búsqueda de una palabra para "to bit", pero mis conocimientos de hípica son patéticos, por suerte o por desgracia, no sé.
Oh, esto pertenece a "Ulysses" de James Joyce, concretamente al último capítulo de la segunda parte de la obra, "Circe", que transcurre en un burdel, a modo de alucinación estrambótica. Básicamente, Telémaco se va de putas.
"En esta sociedad, Marcus, los hombres a los que más admiramos son los que ponen en pie rascacielos, puentes e imperios. Pero en realidad, los más nobles y admirables son aquéllos capaces de poner en pie el amor. Porque es la mayor y la más difícil de las empresas."
La verdad sobre el caso Harry Quebert, Joël Dicker.
El Padre estaba a un lado de la casa poniendo una puerta para el inquilino cuando oyó los chillidos del niño y la voz alterada de la Madre entre los mismos. Pudo moverse deprisa, y el porche trasero daba a la cocina, y antes de que la puerta mosquitera se cerrara de un golpe a su espalda el Padre pudo contemplar toda la escena, la olla volcada en la baldosa del suelo que quedaba justo delante de la cocina y la llama azul del fogón y el charco de agua en el suelo todavía humeando mientras sus muchos brazos se extendían, el bebé con el pañal holgado de pie y rígido mientras le salía vapor del pelo y del pecho y los hombros de color rojo intenso y los ojos en blanco y la boca muy abierta y dando la sensación de estar de alguna manera separada de los ruidos que estaba emitiendo, la Madre apoyada en una rodilla intentando secarlo absurdamente con el trapo de fregar los platos y soltando gritos tan fuertes como los de su hijo, tan histérica que estaba casi paralizada. La rodilla de ella y los piececitos descalzos y suaves seguían en el charco humeante, y lo primero que hizo el Padre fue coger al niño por las axilas y levantarlo del charco y llevarlo al fregadero, donde tiró varios platos y accionó el grifo de un golpe para que corriera agua fría por los pies del niño mientras con la mano ahuecada recogía agua y se la derramaba o bien se la arrojaba sobre la cabeza y los hombros y el pecho, con el objeto de que antes que nada dejara de salirle vapor, y la Madre detrás de su espalda invocando a Dios hasta que él la mandó por toallas y vendas si es que tenían, el padre moviéndose deprisa y bien y con su mente masculina vacía de todo salvo aquello que estaba haciendo, sin darse cuenta todavía de la ligereza con que se estaba moviendo o del hecho de que había dejado de oír los chillidos porque oírlos lo paralizaría y le impediría hacer lo que hacía falta hacer para ayudar a su hijo, cuyos gritos eran tan regulares como la respiración y tardaron tanto en apagarse que acabaron por convertirse en una cosa más de las que había en la cocina, algo más que eludir para moverse con presteza. La puerta trasera para el inquilino, fuera, colgaba a medio atornillar de su bisagra superior y el viento la movía un poco, y un pájaro posado en el roble del otro lado de la entrada para coches parecía observar la puerta con la cabeza inclinada mientras seguían saliendo gritos del interior. Las peores quemaduras parecían estar en el brazo y el hombro derechos, el color rojo del pecho y la barriga se fue volviendo rosado bajo el agua fría y el Padre no podía ver ampollas en las suelas suaves de sus pies, a pesar de lo cual el bebé todavía tenía los puños cerrados y chillaba, aunque tal vez ahora de forma puramente refleja y por miedo, el Padre no sabría hasta más tarde que había pensado en aquella posibilidad, con la carita dilatada y venas nudosas abultándole en las sienes, y el Padre no paraba de decir que estaba allí, que estaba allí, a medida que le bajaba la adrenalina y que una furia hacia la Madre por permitir que pasara aquello empezaba a acumularse de forma intermitente en el fondo más recóndito de su mente, todavía a horas de distancia de ser expresada. Cuando la Madre regresó él no estuvo seguro de si envolver o no al niño con una toalla pero acabó por mojar la toalla y envolverlo, lo lió bien fuerte y levantó a su bebé del fregadero y lo puso en el borde de la mesa de la cocina para tranquilizarlo mientras la madre intentaba examinarle las plantas de los pies, agitando una mano en las inmediaciones de su boca y emitiendo palabras absurdas mientras el Padre se inclinaba y ponía la cara delante de la del niño sentado en el borde a cuadros de la mesa repitiendo el hecho de que estaba allí y tratando de calmar los chillidos del niño, pero el niño seguía gritando sin aliento, con un sonido agudo, puro y brillante que podía pararle el corazón y con los labios y las encías granulosas ahora teñidas del color azul claro de una llama baja o eso le pareció al Padre, gritando casi como si siguiera debajo de la olla inclinada y sufriendo el mismo dolor. Así pasaron un minuto o dos que parecieron mucho más largos, con la Madre al lado del Padre hablando en tono cantarín a la cara del niño y la alondra en la rama con la cabeza inclinada a un lado y una línea blanca apareciendo en la bisagra como resultado del peso de la puerta inclinada hasta que la primera voluta de vapor apareció perezosamente desde debajo del borde de la toalla y los padres intercambiaron una mirada y abrieron mucho los ojos: el pañal, que cuando abrieron la toalla e inclinaron a su niño hacia atrás sobre el mantel a cuadros y desabrocharon las lengüetas reblandecidas e intentaron quitarlo se resistió un poco provocando más chillidos y resultó estar caliente, el pañal de su bebé les quemó las manos y vieron dónde había caído realmente el agua y dónde se había acumulado y había estado quemando a su bebé todo aquel tiempo mientras él gritaba pidiendo ayuda y ellos no lo habían ayudado, no se les había ocurrido, y cuando se lo quitaron y vieron el estado de lo que había allí la Madre dijo el nombre propio de su Dios y se agarró a la mesa para no perder el equilibrio mientras el padre se daba la vuelta y le pegaba un puñetazo al aire de la cocina y se maldecía a sí mismo y también al mundo y no por última vez, y ahora su hijo podría haber estado dormido si no fuera por el ritmo de su respiración y por los ligeros movimientos acongojados de sus manos en el aire de encima del sitio donde estaba tumbado, unas manos del tamaño del pulgar de un hombre adulto que habían agarrado el pulgar del Padre en la cuna mientras el niño miraba cómo la boca del padre se movía al cantar una canción, con la cabeza inclinada y dando la impresión de mirar algo situado más allá, algo que hacía sentirse solo a su Padre, como apartado. Si nunca han llorado ustedes y quieren llorar, tengan un hijo. «Break your heart inside and something will a child» es la canción gangosa que el Padre vuelve a oír casi como si la mujer de la radio estuviera allí a su lado mirando lo que han hecho, aunque horas más tarde lo que el Padre menos podrá perdonarse es lo mucho que quería un cigarrillo justo mientras estaban envolviendo la entrepierna del niño lo mejor que podían con vendas y con dos toallas de mano cruzadas, después el Padre lo levantó en brazos como si fuera un recién nacido, cogiéndole el cráneo con la palma de la mano, se lo llevó corriendo a la camioneta recalentada y quemó los neumáticos hasta llegar al pueblo y a la sala de urgencias del hospital dejando la puerta del inquilino abierta y colgando durante el día entero hasta que la bisagra cedió, pero para entonces ya era demasiado tarde, para cuando la cosa fue irreversible y ellos no llegaron a tiempo el niño ya había aprendido a salir de sí mismo y ver cómo sucedía todo lo demás desde un punto en lo alto, y lo que fuera que se perdió entonces nunca más volvió a importar, y el cuerpo del niño se expandió y echó a caminar y ganó un sueldo y vivió su vida sin inquilino, una cosa entre cosas, y el alma de su yo fue en gran medida vapor en lo alto, que caía como la lluvia y luego se elevaba, y el sol subía y bajaba como un yoyó.
Encarnaciones de niños quemados, de David Foster Wallace. En Extinción (2004). Me he acordado de él leyendo los relatos del concurso y es jodidamente sublime. Por largo que sea hay que compartirlo.
¡wow, un perroflauta salvaje apareció!
un par de aclaraciones:
los posts están ocultados (100% libres de punish) bien porque no aportan nada literario bien porque la crítica o la referencia al post de holeshow no aporta nada directamente.
el indie no mola, igual que el 15-M tampoco.
#738 Foster Wallace escribe así, es parte de su estilo, separarlo en párrafos no sería mejor que cambiar a tu antojo una u otra expresión.
La última discusión me ha recordado este fragmento:
"Él era un escritor de aforismos, hay innumerables aforismos de él, pensé, hay que suponer que los aniquiló, escribo aforismos, decía una y otra vez, pensé, se trata, desde mi punto de vista, de un arte mediocre, fruto de la falta de aliento espiritual, del que ciertas personas, sobre todo en Francia, han vivido y viven, los llamados semifilósofos para mesillas de noche de enfermeras, podría decir también filósofos de calendario para todos y cada uno, cuyas máximas leemos con el tiempo en todas las paredes de las salas de espera de los médicos; y tanto los llamados negativos como los llamados positivos son igualmente repugnantes. Sin embargo, no he podido quitarme esa costumbre de escribir aforismos, en definitiva me temo que son ya millones los que he escrito, decía, pensé, y haría bien en comenzar a aniquilarlos, porque no tengo la intención de que un día se empapelen con ellos las salas de hospital y las paredes de las rectorías, como con Goethe, Lichtenberg y compinches, decía, pensé. Como no he nacido para filósofo, me he convertido, de forma no totalmente inconsciente, tengo que decir, en aforístico, en uno de esos repulsivos participantes en la Filosofía, de los que hay a millares, decía, pensé. Con ocurrencias muy pequeñas, aspirar a efectos muy grandes, y engañar a la Humanidad, decía, pensé. En el fondo, no soy otra cosa que uno de esos aforísticos que son un peligro público y, que con su ilimitada falta de escrúpulos y su incurable frescura se mezclan con los filósofos como los ciervos volantes con los ciervos, decía, pensé. Si no bebemos, nos morimos de sed, si no comemos, nos morimos de hambre, de esas sabidurías parten todos esos aforismos, a no ser que sean de Novalis, pero también Novalis dijo muchos disparates, según él, pensé. En el desierto estamos sedientos de agua, algo así dice la máxima de Pascal, según él, pensé. Mirándolo bien, de los mayores proyectos filosóficos no nos queda más que un lamentable regusto aforístico, decía, da igual de qué filosofía se trate, da igual de qué filósofos, todo desmigajado, si lo abordamos con todas nuestras capacidades, lo que quiere decir con todos nuestros instrumentos espirituales, decía, pensé. [...] A una sola frase lograda se han reducido nuestros grandes filósofos, nuestros mayores poetas, decía, pensé, ésa es la verdad, a menudo sólo recordamos un, así llamado, matiz filosófico, y nada más, decía, pensé. Estudiamos una obra inmensa, por ejemplo la obra de Kant, y con el tiempo se reduce a la cabecita prusianooriental de Kant y a un mundo totalmente vago de noche y niebla, que acaba en el mismo desamparo que todos los demás, decía, pensé. Quiso ser un mundo de lo inmenso y ha quedado un detalle ridículo, decía, pensé, lo mismo que ocurre con todo. La llamada grandeza llega al final al punto en que sólo nos sentimos conmovidos por su ridiculez, su carácter lastimoso. También Shakespeare se nos reduce a la ridiculez cuando tenemos un instante de clarividencia, decía, pensé. Hace tiempo que los dioses sólo se nos aparecen con barba sobre nuestros jarros de cerveza, decía, pensé. Sólo el tonto admira, decía, pensé. "
El Malogrado, de Thomas Bernhard
En realidad sigue dándole vueltas a la cosa, pero ya me parecía exagerar.
Como es difícil que una página contenga fragmentos de Joyce, Bernhard y DFW, quizá sea el momento de cerrar el hilo y el foro. No queda más remedio. Es un callejón sin salida. El límite.
Chupar guijarros hasta que esto termine.
"¿Dónde ahora? ¿Cuándo ahora? ¿Quién ahora? Sin preguntármelo. Decir yo. Sin pensarlo. Llamar a esto preguntas, hipótesis. Ir adelante, llamar a esto ir, llamar a esto adelante. Puede que un día, venga el primer paso, simplemente haya permanecido, donde, en vez de salir, según una vieja costumbre, pasar días y noches lo más lejos posible de casa, lo que no era lejos. Esto pudo empezar así. No me haré más preguntas. Se cree sólo descansar, para actuar mejor después, o sin prejuicio, y he aquí que en muy poco tiempo se encuentra uno en la imposibilidad de volver a hacer nada. Poco importa cómo se produjo eso. Eso, decir eso, sin saber qué. Quizá lo único que hice fue confirmar un viejo estado de cosas. Pero no hice nada. Parece que hablo, y no soy yo, que hablo de mí, y no es de mí. Estas pocas generalizaciones para empezar. ¿Cómo hacer, cómo voy a hacer, qué debo hacer, en la situación en la que me hallo, cómo proceder? Por pura aporía o bien por afirmaciones y negaciones invalidadas al propio tiempo, antes o después. Esto de un modo general. Debe de haber otros derroteros. Si no, sería para desesperas de todo. Pero es para desesperar de todo. Notar, antes de ir más lejos, de pasar adelante, que digo aporía sin saber lo que quiere decir. ¿Se puede ser efectivo si no es queriendo? Lo ignoro.Los síes y los noes, eso es otra cosa, se me volverán a presentar a medida que avance, y el modo de ciscarse encima, antes o después, como un pájaro, sin olvidarse de uno solo. Se dice eso. El hecho parece ser, si en la situación en que me encuentro se puede hablar de hechos, no sólo voy a tener que hablar de cosas de las que no puedo hablar, sino también, lo que aún es más interesante, que yo, lo que aún es más interesante, que yo, ya no sé, lo que no importa. Sin embargo, estoy obligado a hablar. No me callaré nunca. Nunca."
El innombrable, de Samuel Beckett.
#746 No, no los he leído. Me parece que hace unos años los había cogido en la biblioteca de Salamanca porque Saul Bellow hacía referencia a ellos en alguna novela que leí, Herzog, quizá. De Beckett he leído Molloy-Malone Muere-El innombrable y Esperando a Godot. Mi propósito es hacerme con Watt y Murphy.
#745 Si te gusta la prosa de Beckett (no nos engañemos, el juego con el monólogo interior prepara el terreno para Happy Days, aunque esto es a modo de falso duettino) podrías probar con sus relatos, si te interesa, vamos. No tengo el libro aquí, es una lástima, pero a lo mejor te hubiese traído un par de citas que quizá te hubiesen inspirado a leerlo.
"El hombre admira en los demas y anhela para si, el poderio, el éxito y la riqueza
mientras menosprecia, en cambio, los valores genuinos que la vida le ofrece.”
"El malestar en la cultura", Dr. Sigmund freud
"if you want to succeed as bad as you want to breath then you will be succesful"
traducido mas o menos : " Si quieres tener exito tanto como poder respirar, entonces seras exitoso"
-eric thomas
Algunas cositas que tengo subrayadas en el eBook:
¡Ah, diablos, qué seductor es el poder! ¡Cómo tienta para que lo uses! ¡Qué fácil es dejarse llevar cuando se tiene! Pero si te dejas llevar una vez, ya no se acabará nunca...
Bautismo de Fuego, Andrzej Sapkowski.
Estaba asombrada y decepcionada, pero se le olvidó pronto. Aprendió. También el que no había que asombrarse mucho ni esperar demasiado. Porque entonces la decepción es menos profunda.
La Torre de la Golondrina, Andrzej Sapkowski.
Caer ha el imperio en el que todos roban. En el egoísmo y la codicia se oculta la debilidad.
La Torre de la Golondrina, Andrzej Sapkowski.
-¿Cómo? -pregunté-. ¿Cómo podéis destruir artefactos Precursores? Son inviolables, eternos.
-Ellos entendían el universo de maneras que nosotros nunca entenderemos. Somos incapaces de descifrar sus secretos... pero ahora, aparentemente, podemos destruir todo aquello que hicieron. Esto es a lo que yo llamo progreso.
Halo: Cryptum, Greg Bear.
Allí donde hay libertad, habrá guerra -dijo-. Codiciamos, odiamos, luchamos, morimos.
Halo: Primordium, Greg Bear.
"Porque la Misericordia tiene un corazón humano, la piedad un rostro humano. Y el Amor la divina forma humana. Y la Paz el ropaje humano."
"La Crueldad tiene un Corazón Humano, y los Celos un Rostro Humano, el Terror la Divina Forma Humana, y el Secreto el Ropaje Humano. El Ropaje Humano está forjado en Hierro, La Forma Humana una Forja Ardiente, El Rostro Humano un Horno Sellado, El Corazón Humano su Fauce Hambrienta"
WILLIAM BLAKE, Cantos de la Experiencia