Con la mayoría de los ensayos sobre cómic publicados hasta ahora en España ha pasado como con las clases de Historia del instituto: se recreaban en el Neolítico y nunca llegaban a la Guerra Civil ni a la Transición, tal vez para no resucitar polémicas. En paralelo, los textos de análisis del tebeo y sus circunstancias unas veces se antojaban remotos, en otras ocasiones tendían al catálogo de caducidad casi inmediata o por último, y he aquí lo peor, colocaban el foco en cualquier ángulo menos en la posibilidad de disfrute que el género ofrece a un público de educación eminentemente visual.
Por suerte esa inclinación de los estudiosos de la historieta hacia la mera cronología, el enciclopedismo e incluso lo políticamente correcto parece que por fin queda atrás. Ya no hace falta conocer las peripecias de la escuela Bruguera para gozar la actual novela gráfica española. Los lectores se asoman a los últimos lanzamientos sin complejos y con interés, lo que no deja de ser un milagro en plena crisis económica. Se publican títulos de temática variada, en formatos insólitos y con el impulso de nuevas editoriales (Entrecómics Cómics, ¡Caramba!, Fulgencio Pimentel, Apa Apa). Se fortalece el contacto entre colegas hasta el punto de configurar algo muy parecido a un circuito. En definitiva, asistimos a una sorprendente Edad de Oro de la viñeta autóctona.
Tal es el escenario que se ha encontrado Santiago García (Madrid, 1968) nueve meses después de su última visita a España. Licenciado en Periodismo, traductor, guionista y voz autorizada en relación al Noveno Arte, es el artífice de dos títulos fundamentales para entender lo que está sucediendo: las antologías 'Supercómic' (Errata Naturae) y 'Panorama' (Astiberri), ambas recién salidas de la imprenta.
"A las dos les anima un mismo espíritu, un mismo impulso inicial: básicamente, situar el cómic en el escenario general de la cultura actual. No hacer un producto para especialistas o para coleccionistas. El cómic tiene potencial para ser un medio de expresión y artístico contemporáneo como cualquier otro", enfatiza el ex director de las revistas especializadas 'U' y 'Volumen', que vierte lecturas y opiniones a través del blog Mandorla y en su cuenta de Twitter.
García califica de "lastre" la referida tendencia a la inclusión del ensayo tebeístico. "Se intenta que se vea todo el monte y al final lo que se ve es una cosa amorfa. Es más interesante que si hay diferentes tendencias cada una intente crear su propia cara antes que dar lugar a una especie de consenso o de que-haya-un-poco-de-todo", tercia.
De lo divulgativo a lo académico
'Supercómic' y 'Panorama' son obras colectivas que se complementan a la perfección. El primero, subtitulado 'Mutaciones de la novela gráfica contemporánea', se presenta como un conjunto heterogéneo de ensayos. Reflexiones sobre la memoria, la autobiografía, la sexualidad, la reinvención de los superhéroes, el manga, el noir... ponen de manifiesto la mayoría de edad y la riqueza de unas páginas hasta hace poco consideradas de temática infantil.
Críticos, expertos en lenguaje visual y afamados francotiradores como Alberto García Marcos, Pepo Pérez, Jordi Costa y Daniel Ausente son algunos de los participantes. El veterano Max y la promesa Mireia Pérez firman a cuatro manos un metarelato sobre la búsqueda de quien se sienta frente a la mesa de dibujo.
"La idea es presentar ensayos al público general dicéndole que se puede hablar de cómic sin excusas ni intentando explicar toda su historia. Más que hablar de cómic se invita a entender aspectos de la Cultura a partir del cómic", subraya García a propósito de un libro que aspira a atraer a seguidores del escritor Roberto Bolaño, el cineasta Paul Thomas Anderson o el videojuego 'GTA', platos de un menú cultural que se menciona en el prólogo. "Hay ensayos que van desde lo divulgativo hasta lo realmente académico, cubre mucho espectro", resume el antólogo.
En 'Panorama', por su parte, 30 autores representativos de la historieta actual en España aportan un trabajo inédito para brindar un escaparate de la producción nacional de los últimos 10 años. A través de una selección difícilmente mejorable y de un capítulo final de reseñas materializado por Alberto García Marcos y Gerardo Vilches queda de manifiesto la evolución del tebeo, patrio o no: "De cine de los pobres a literatura contemporánea", en acertada síntesis de García, que dio libertad absoluta a los profesionales con los que contactó.
El coautor de la serie 'El vecino' y las novelas gráficas de próxima publicación 'Beowulf' y 'Las meninas' sí admite que en esta vista general hay "una intención promocional" de la historieta de aquí y ahora. Así, se pretende que las aportaciones de Antonio Altarriba y Kim, Max, Paco Roca, Micharmut, Miguel Gallardo, Alfonso Zapico, Miguel Ángel Martín, Santiago Valenzuela, David Rubín, Rayco Pulido y David Sánchez, entre otros, sirvan de anzuelo tanto para iniciados como para neófitos. Quedaron fuera por exigencias del guión los autores especializados en humor y aquellos otros que trabajan para industrias foráneas (EEUU, Francia, Japón).
En cualquier caso, García advierte: "Es un libro del que no te pueden gustar todas las historias. Es imposible, no está hecho para eso. Es más, sería raro y preocupante. Pero si tampoco te gusta ninguna es que no te gusta el cómic".
Nacimiento del cómic social
¿Y dónde está el origen del 'boom'? "Es un proceso que lleva mucho tiempo acumulando inercia, no se explica por un solo factor", constata quien recibió en 2011 el premio a la divulgación en el Salón del Cómic de Barcelona. "Pero si hay dos momentos que confirman este modelo en su viabilidad editorial. Uno es la publicación de 'Blankets' por Astiberri, en 2004. Era la primera vez que se publicaba un tomo de esas características. Costaba carísimo, tanto que la editorial pensó en sacarlo en tres volúmenes hasta el último momento. Al final lo sacó en uno solo y funcionó muy bien".
"El otro momento clave es en 2007, cuando salen 'Arrugas' y 'María y yo', que tienen un éxito brutal. A partir de ahí es una estampida, todo el mundo se tira detrás de ellos", reflexiona el autor sobre el impacto de dos obras de temática social, sin olvidarse de la llama que a finales de los 90 mantuvo encendida la mítica revista 'Nosotros Somos Los Muertos'.
Portada de 'Panorama', con ilustración de Javier Olivares.
García afirma que coordinar este doble proyecto ha sido gratificante y fácil. Y eso que todo el operativo se dispuso desde la ciudad de Baltimore, donde reside. "Ha sido en un 99% igual que si lo hubiese hecho desde España. Hoy en día todo se hace por mail y a través de Internet", admite. Una experiencia, la de vivir en una de las cunas del género, impagable para cualquier especialista en la materia.
"Me está aportando mucho. Abre un poco la cabeza, te hace ver que hay otra forma de hacer las cosas. Por ejemplo, he descubierto el mundo de los festivales de cómics alternativos, como la SPX de Bethesda, en Maryland, o el MoCCA Fest de Nueva York y el Festival de Cómic e Ilustración de Brooklyn, dedicados únicamente a lo que llaman ellos 'small press', que ya no es cómic alternativo, sino de autor, artístico, fanzinero... Ves cómo eso puede generar una dinámica y un circuito. Ayuda a entender mejor cómo se está articulando lo que queda de la industria americana y permite ver con perspectiva el mercado español. Al volver de estar fuera durante meses captas las cosas más destiladas: las tendencias, los sentimientos... Se ve 'the big picture'...".
¿Tendrá este momento dulce un final traumático? "Ésa es la pregunta del millón", confiesa García. "Ojalá lo supiéramos. Hay dos factores a tener en cuenta: uno está fuera de nuestras manos y es la crisis general. Y dentro de las condiciones más específicas de la industria del cómic, creo que va a depender muchísimo de lo que hagamos nosotros. Sería interesante que autores, editores e incluso distribuidoras tuviéramos la capacidad de hacer análisis generales y trazar estrategias para desarrollar a largo plazo. A veces parece que vamos haciendo la guerra por nuestra cuenta en lugar de unir esfuerzos y ayudarnos para llegar más al público", concluye.
Parece un artículo bastante interesante sobre la situación del cómic en España. Quizás os interese a los que estáis en contacto con el mundillo.