Hoy las pesadillas han ahogado mi psique. Avanzaba por un angosto camino no mucho más alto que yo, donde la tenue luz carmesí que asomaba al final solo dejaba entrever sombras diabólicas en un perpetuo baile ceremonioso. Luchaba por doblegar estas diminutas piernas para que pararan en seco, suplicándolas que no entraran en ese círculo tantas veces visitado por mis recuerdos. En mí pecho, un silencioso corazón se forzaba a vomitar savia por mis venas, dándome una razón para no desfallecer, para mantener mi humanidad en esta infinita dimensión sátirica.
Me despierto con la frente empapada mientras la señora Homstead trata de aliviarme con un paño húmedo. Desearía huir de esta cloaca invadida por procuradores de magia barata y esclavos venidos de las Áfricas. Pero un lazo invisible me ata a este pueblo. Y como hizo mi padre y a la vez su padre, yo Norg, me presento a la Alcaldía de Bocaposada.