La politica del constructor japones da un giro y Honda advierte que lo peor esta aun por llegar
La crisis de Honda no se ha solucionado con la retirada del equipo de la Fórmula 1. Otros grandes proyectos del gigante japonés también están en peligro o ya han sido cancelados. Es el caso del NSX, el superdeportivo que iba a sustituir al clásico bólido de calle japonés, cuyo proyecto ha sido suspendido cuando ya prácticamente estaba finalizado. La idea de la marca es centrarse ahora en la fabricación de coches híbridos, eléctricos y de combustibles alternativos, donde no cabe el NSX.
Pero hay más: en Honda piensan que, lejos de solucionarse la crisis mundial, lo peor está aún por llegar: "Mientras esperamos la más pronta recuperación de la economía mundial y la situación de mercado, Honda desarrollará negocios basados en el supuesto de que la situación empeorará el próximo año y llevará a la compañía hacia estos desafíos".
Honda se prepara así para los malos tiempos: dando un giro a su política de energía, con las nuevas alternativas como bastión (así como el medioambiente), el retraso en las nuevas plantas previstas por todo el mundo, la cancelación ya comentada del nuevo NSX, la suspensión de llevar su marca Acura (los coches de lujo de Honda) a Japón (estaba previsto para 2010) y, quizá, también el abandono de la American Le Mans Series. Y es que, para Honda, "es crucial para el futuro fortalecimiento nuestra habilidad para continuar avanzando la tecnología medioambiental y aplicarla a productos atractivos y originales".
Es hora de reinventar el automóvil, reza en su metafórica bandera.