"El 15-M ha fracasado como vehículo del malestar colectivo y el ?cabreo? de los españoles empieza a sectorizarse. Fuera de las estructuras ?gremiales? quedan el grueso de los ciudadanos: toneladas de indignación se consumen improductivamente faltas de un cauce por el que expresarse. Una vuelta al punto cero que coloca a la Spanishrevolution en una crisis sistémica que la obliga enfrentar preguntas fundamentales -por ejemplo: ¿se puede ir siempre de la mano? ¿Padece la SR de un exceso de democracia?- De la respuesta valiente a esas cuestiones dependerá que los indignados triunfen o que su ?revolución? naufrague en los mismos charcos que el sistema al que tanto criticaron
@Su_Urruti [SUSANA L. URRUTIA]
A 16 de enero de 2012 estar indignado en España es una pérdida de tiempo. Padecer la indignación es como sufrir a una mosca cojonera: una se enfada, rabia por dentro, clama al cielo por sus sueños violados o su dignidad repetidamente pisoteada y gana con ello poco más que la resaca que sigue a las muchas cervezas en las que tantos ahogamos el chispazo de nuestro activismo político. El ingenio y las reivindicaciones -la ?lucha?- se quedan ahí, en el fondo de una botella compartida un sábado noche entre amigos frustrados. Pediremos una copa más y espantaremos a la mosca. A regañadientes, nos tragaremos la rabia y seguiremos adelante. Algunos prepararemos las maletas. Qué otra cosa hacer, si nadie nos va a escuchar. No podemos recurrir a unos partidos que nos han decepcionado repetidamente. Ni a los sindicatos que han vendido nuestros derechos. Ni al 15-M, que quiso identificarnos a todos, pero que terminó excluyendo -informalmente- a los muchos -insisto: muchos- que creemos en una regeneración democrática del sistema desde dentro.
Que nadie se confunda, la indignación no ha muerto. Las aguas están revueltas y las predicciones son alarmantes: tsunami a la vista. El gobierno ha sembrado laboriosamente las semillas de las que tarde o temprano florecerá la ira (?acoso? a las clases medias, previsible aumento del paro, precariedad laboral, desmantelamiento de las instituciones básicas del estado de Bienestar [educación, sanidad...] etc. ). Si a ello le añadimos la indignación ciudadana que, por otros ?fallos? más sistémicos (ausencia de una ?purga? de culpables, impunidad de los corruptos, influencia desmedida de los poderes financieros que nos arrastraron a la crisis, etc) se masca hoy en todas las conversaciones de sobremesa es fácil concluir sin miedo a equivocarse que la materia prima más básica, la ?mala leche? estará ahí (ya lo está): falta el aire que la mueva: la ilusión.
La indignación, de hecho, se respira ya en las calles tanto o más que el 15 de mayo. Lo hace de una forma más sutil, sin grandes demostraciones de poder -manifestaciones masivas- y, ultimamente, muy fragmentada. El agua empieza a subir y amenaza con llegarnos al cuello. De esos miedos incipientes han surgido movimientos exitosos, como la marea verde de los profesores de la educación pública o la incipiente marea blanca sanitaria.
¿Y qué pasa con el resto de la sociedad? ¿Está dormida? No: no sabe dónde indignarse. El que fuera el 15-M de todos ha evolucionado hoy a una suerte de movimiento asambleario -muy válido, pero no representativo de las sensibilidades de la inmensa mayoría- de tinte anarquista -abolición del Estado y, por extensión, de toda autoridad, jerarquía o control social que se imponga al individuo- y reaccionario. Pese a su heterogeneidad, el movimiento se ha identificado sistemáticamente con acciones polémicas -como las ?okupaciones? u otros actos de desobediencia civil- que, si bien han abierto un debate necesario e interesante, también han contribuido a ?espantar? de sus filas a los ciudadanos más moderados -la mayoría- que salieron a la calle en masa en la ?primavera española? de 2011.
El movimiento del 99%, falto de estructuras de coordinación sólidas; un discurso claro; unos referentes capaces de generar empatía con la población y aquejado de un paradójico ?exceso? de horizontalidad que ha llevado a sus asambleas a ser ?tomadas? por quienes más tiempo tenían para dedicarles -una minoría- ; es hoy un incuestionable dinamizador social que, sin embargo, ha alejado de los megáfonos al indignado de a pie. Un fracaso que supone que, falto de una alternativa ilusionante a través de la que canalizarse, un capital tan poderosísimo como la indignación del 90% se haya vuelto improductivo. Y todo lo más motivo de dolores de cabeza.
?EL 15-M QUE SE PLANTEA HOY POR HOY ES INCOHERENTE?
¿Por qué falló el 15-M? Los motivos son muchos y no es mi intención ahora entrar en ese debate. Pero hay un factor que considero esencial a la hora de plantearse futuras alternativas. Un pensamiento iluminador -que no novedoso- que llevo días rumiando: el 15-M estaba condenado a morir (al menos, en la forma en que lo conocimos y en la que lo añoramos) porque tenía una anomalía de nacimiento. Su mayor poder. Y su talón de Aquiles: quiso integrar a todo el mundo.
El 15-M, el ?99%?, el ?todos a una? provocaron el milagro inicial y llevaron a nuestra SpanishRevolution lejos, muy lejos. Pero terminaron por asesinarla. ¿Por qué? ¡Ay! Porque es muy fácil unir a gente muy -MUY- diferente para luchar contra lo que no gusta. Pero es tremendamente difícil poner a esas mismas personas de acuerdo para remar a favor. Poco importa de qué. No se pondrían de acuerdo ni para elegir los ingredientes de una pizza. Pretender que sensibilidades tan diferentes como las de un anarquista, un comunista, un liberal o un socialdemócrata alcancen un quorum sobre un tema tan complejo como qué modelo de sistema plantearse es simplemente una locura. Y es más que eso. Supone el suicidio del discurso, obligado a quedarse en la más ramplona superficialidad para no despertar suspicacias o generar disidencias. Por no hablar de la pretensión de abarcar todos los temas sin ser especialista en ninguno de ellos, que inevitablemente se tradujo en una flaqueza argumentativa plagada de generalidades e idealismos que los medios no tardaron en señalar con el látigo (?¡qué chicos tan ingénuos!? )
Y aquí yo misma he llegado a una contradicción. La primera parte del artículo insisto en la importancia de aglutinar ese poderoso capital desperdigado -la indignación de los ?sin equipo?- . Ahora, repentinamente, me posiciono en el lado contrario: la apuesta por la fragmentación ideológica. Creo que ambos extremos son compatibles, pero por separado. Y me explico.
Bajo mi muy personal punto de vista el secreto está en hacer equipo cuando se trata -sólo- de ir contra el sistema y dejar la proposición de soluciones alternativas a la libertad creativa de los diferentes grupos de protesta sectorizados por ideologías u intereses que ya se están creando (y sí, ¡el 15-M es ya uno de ellos! Y no ?todos? ellos). En otras palabras: el 15-M, planteado tal y como lo conocemos hoy -como ?foro de ciudadanos? desde el que emerja la denuncia y la solución- es incoherente .
Ahora sí, necesitamos urgentemente una plataforma u alternativa similar -seria, legal y con potentes recursos económicos- capaz de asumir ese papel que inicialmente se le presupuso al 15-M: canalizar la indignación ciudadana que hoy se ahoga en vasos de cerveza y en el parloteo político de la barra del bar. A esa plataforma le asignaría un papel muy similar al que tuvo ?Democracia Real Ya!? (DRY) -que inspiró el 15-M y que, hoy, pese a su estructura diferenciadora, ha terminado por confundirse con el- en sus inicios.
?DEMOCRACIA REAL YA!? : CASI, CASI
Me retrotraigo en el tiempo: en mayo del año 2011 por Sol y por las redes sociales ruló hasta la saciedad el ?manifiesto? emitido por DRY, que suscribió la inmensa mayoría de los millones de personas que lo leyeron. Su éxito radicó en su generalidad: era imposible no estar de acuerdo con lo que se proponía. Consenso de mínimos + ilusión. El éxito estaba asegurado. ¿Cuándo llegaron los primeros chascos? No es difícil de adivinar. ¡Con las primeras propuestas! De las acampadas empezaron a emerger como setas todo tipo de ?soluciones? e ?ideas? que rápidamente generaron disenso (?Yo es que estoy de acuerdo con el manifiesto, PERO con esto no?). ?Democracia Real Ya!? reaccionó a aquello -que empezaba a movilizar desfavorablemente a la opinión pública (?¡Son muy utópicos!? ?¡Son de ultra izquierda!?) con un movimiento rápido y maestro: se ciñó a su manifiesto y se desvinculó de las propuestas surgidas en las acampadas a las que, por otra parte, apoyaban pero, que como dejaron claro sus portavoces, ?no somos nosotros?.
Incomprensiblemente estas brillantes primeras decisiones de DRY no evitaron que la plataforma madre de la Spanishrevolution (la ?bonita?, la que ilusionó a todos) acabase en el mismo saco que el fruto de aquellas acampadas (lo que llamamos ?el 15-M?) y duplicase sus horizontales estructuras. En la práctica ello ha llevado a que, de puertas para fuera su imagen quede ?manchada? por las acciones más polémicas promovidas por los grupos de trabajo del 15-M (como las ?okupaciones?) y de puertas para adentro DRY se haya vuelto lenta e inoperativa, mermada por las enormes dificultades que la mezcla de sensibilidades y su estructura -tomada mayoritariamente por los mismos actores de las asambleas y grupos del 15-M- le suponen para actuar como lo que un día -casi, casi- fue: el canal coordinador de la indignación del ciudadano de a pie.
EL FUTURO: JUNTOS, PERO NO SIEMPRE
Me queda la parte más difícil del artículo: las dichosas propuestas de futuro (criticar es demasiado fácil). Ya he apuntado mis ideas y ahora que llegamos al final quiero repescarlas.
España está indignada. Que nadie albergue una sola duda de ello. Pero los españoles, que además tenemos una tendencia muy acusada al ?cenicismo? (vease, un acusadísimo antipatriotismo que nos lleva a auto sabotear nuestros logros continuamente -la Spanishrevolution no iba a ser una excepción-), no sabemos dónde ni junto a quién indignaronos porque ya no creemos en nadie. De ahí nuestro mal entendido pasotismo: es mucho más fácil barrer para casa y salvar el culo -dicho mal y en plata- que gastar energías en involucrarse en algo para nada.
España necesita ilusionarse. Necesitamos -y sé que en esto muchos me negarán la mayor- ponerle caras a la indignación. No me asusta hablar de líderes (aunque no necesariamente tienen que ser tales). Pero necesitamos generar empatía. Y nada más fácil para volver a creer que ver a otro que lo hace. El optimismo y la fe se contagian con tanta facilidad como el pesimismo. A veces se nos olvida. El 15-M empezó con unos pocos locos que creyeron. Después creímos todos.
Necesitamos que una plataforma que con un discurso muy general y aglutinador y lo más desnuda posible de ideología propia concentre el poderosísimo malestar general y lo canalice de manera adecuada para hacer presión contra el sistema. Tiene que ser el germen de un lobby ciudadano fuerte. Y para eso -aunque sea triste- hace falta financiación -es necesaria para llegar a todos los estratos sociales. Los muchos que están fuera de Facebook y Twitter-. Al igual que una estrategia sólida y un mensaje claro y sin agujeros. A mi me gustaría que esa plataforma fuese ?Democracia Real Ya!?, la ?madre? del sueño que empezó el 15 de mayo y que se nos escurrió de las manos tan pronto. Si no lo es, sólo espero que haya quienes tengan el valor para dar ese necesario paso adelante.
Necesitamos compromiso. Pero no podemos pretender ir de la mano en esa complicada fase: la de las soluciones. Quizás tampoco sea necesario. ¿Para qué coartar la creatividad? Que cada uno, desde su particular foro-indignado haga su lucha (el 15-M, la marea blanca, la verde, etc). Se trata de generar debate social. De despertar el mayor número de mentes posibles. Todas las ideas son legítimas y nadie tiene derecho a afirmar lo contrario.
Y por encima de todo necesitamos quitarnos la venda de los ojos. Despertar, otra vez. Y atrevernos a retroceder este fundamental paso para dar después una contundente zancada adelante. De lo contrario el sueño del 15 de mayo morirá aquejado de los mismos males por los que hoy agoniza el ?sistema? tan largamente criticado. No puedo imaginarme una metáfora más triste. En nuestras manos está que no se haga realidad."
opinión personal:
Yo aun me acuerdo el verano del 2011 cuando todo el mundo pintaba al DRY y 15m como algo apartidista, despolitizado, algo que traía frescura al panorama político, un medio de protesta para todos. Y ya sabía desde el principio que ni es apartidista, vease que sólo los partidos de ultraizquierda pueden promocionarse, excluidos los derechas, (recordemos lo que paso con la falange en Valencia, fue invitada a irse), ni despolitizado (todo lo que hace es proponer medidas políticas) y aire fresco ( son los mismos de siempre pero con un lavado de cara). Eso fue la manera de venderse, a la gente dubitativa, era la panacea para todo aquel que quieria salir a expresar su indignación pero sólo me faltaron leer el primer manifiesto del DRY (el primero que proponia cosas que nos gustan a todos) y el segundo (empezaron a proponer medidas de tintes socialistas, jaja nacionalizar la banca). Por aquel entonces, si no salias a "luchar" con ellos es que eras euna oveja, un conformista, el que está sentado en el sofa viendolas venir. Pero claro ahora ya de eso se ha pasado todos sabemos que este movimiento es de ultraizquierda y ya los integrantes cambian el discurso totalmente. Aun recuerdo, pasar por la plaza del ayuntamiento y ver a todos sentados en la asamblea escuchando a un tipo con un pijama puesto (o algo asi) hablando sobre eco-economía o algo así (que chiste de persona), luego pintadas en sus pancartas " El capitalismo quiere esclavos" o banderas republicanas y comunistas.
Lo que pienso de la ultraizquierda o ultraderecha, y el uso de la lógica y razón me lo dice, por que piden más los que menos producen? no quiero decir que esta gente se le excluya pero ya trata los temas de manera infantil, discursos muy horizontales y nada especializados en matéria, (me recuerda a ese intento de mani contra la bolsa de madrid, enfin de chiste).
aqui teneis su libertad de expresión que ellos quieren para un mundo mejor:
ya sabeis que si no vais en la línea ideológica de estos, estas invitado a irte.