Hace 30 años, un 23 de Febrero de 1981 irrumpían en el congreso un grupo de guardias civiles encabezados por el teniente coronel Antonio Tejero, que a punta de pistola, secuestró la cámara al grito de "...quieto todo el mundo!". Hemos visto esa escena cientos de veces, y estamos aburridos de ver documentales y reportajes donde se explica momento a momento, todo lo acontecido desde mediados de las seis de la tarde del 23, hasta el mediodía siguiente. 24 horas que marcaron para siempre la historia de nuestro país. Me gustaría aportar un punto de vista sobre este episodio que hasta ahora ha sido ignorado o pasado por alto, haciendo incapié en detalles que considero relevantes para arrojar luz sobre este tema.
Quien es quien
No todo está claro; hay muchísima información disponible, al igual que testimonios de personas presentes y partícipes de aquel episodio siniestro que dan a entender, una trama mucho más sórdida y compleja. Hagamos primero un repaso a los principales protagonistas de este intento de golpe:
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Tnte. Coronel Antonio Tejero: Teniente Coronel de la Guardia Civil, principal ejecutor del secuestro del congreso y aparente cabecilla de este intento de golpe de estado.
General Alfonso Armada: Co-partícipe del golpe junto a Tejero, que actuó como mediador de la casa real, así como coordinador con los militares Jaime Milans Del Bosch y Torres Rojas.
Teniente General Jaime Milans Del Bosch: Máximo mando militar de aquel momento y capitán general de la tercera región (Valencia).
General Torres Rojas: Gobernador militar de La Coruña. Falló al intentar suplantar al general Juste, y no pudo completar su objetivo, que consistía en hacerse con el control de la división acorazada Brunete y tomar los puntos estratégicos de la capital, incluyendo los estudios de RTVE.
General José Juste: Responsable del mando de la división acorazada Brunete. Se negativa a la participación en el golpe fue esencial, y podría ser quien con su decisión hubiera cambiado la historia de España.
General Carlos Alvarado: Jefe del estado mayor de la División acorazada Brunete, cuyo papel pasa desapercibido en primera instancia, y que nunca fue procesado. Es uno de los personajes mas misteriosos de esta trama.
José Luis Cortina: Comandante del Cesid, elemento estratégico en la organización del golpe y en dicha trama que contra todo pronóstico, nunca fue condenado.
Sabino Fernández Campo: Secretario de la Casa Real, y principal intermediario entre el Rey y el General Alfonso Armada.
José Antonio Sáenz de Santamaría: General de división y máximo mando de la policía y de Interior en aquel momento. Se opuso de inmediato al golpe, movilizando a un fuerte contingente de policía alrededor del Congreso de los Diputados, y practicando así una estrategia de interdicción ante un posible refuerzo de guardias civiles.
Aramburu Topete: Director de la Guardia Civil, y contrario al golpe, colaboró con Santamaría para dialogar y convencer a los golpistas de que cesaran en sus actos y se entregasen.
Es aquí donde recomiendo que quien esté interesado mas a fondo en cada uno de los arriba mencionados, es libre de indagar en Google y comentar lo que considere oportuno sobre lo que ya se ha citado aquí.
Cita en la cafetería Galaxia
La trama golpista fue originalmente gestada e inmediatamente frustrada en Noviembre de 1978, en una conocida cafetería de Madrid de la calle Isaac Peral, que actualmente se conoce como Van Gogh Café.
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En ella se dieron cita Antonio Tejero, Sáenz De Ynestrillas y un tercer hombre, un coronel del ejército el cual sigue siendo un misterio. Dicha trama fue revelada al gobierno por parte de unos altos mandos policiales que estaban presentes durante aquel encuentro, y tanto Tejero como Ynestrillas fueron acusados y condenados. Tal vez por un exceso de confianza paternalista o por influencia militar, ambos redujeron sus penas sin llegar a perder el rango militar. Incluso Ynestrillas fue ascendido posteriormente.
Precedentes del 23-F
Era una época complicada, ya que el proceso de transición democrática iba mas lento de lo que se esperaba, añadido a un recrudecimiento de los atentados de ETA, un poder militar excesivamente presente en las instituciones, siniestras milicias armadas en la sombra y un Presidente Suárez que se veía incapaz ante una injusta presión interna y una falta de apoyo desde la Casa Real, añadido al continuo rumor que volaba en el congreso a principios de los 80, donde se auguraba un probable gobierno de Coalición encabezado por un jefe militar elegido por todos los partidos. Suárez dimite el 29 de Enero de 1981, con una frase que no pasa desapercibida:
"…Yo no quiero que el sistema democrático sea una vez más, un paréntesis en la historia de España…"
Casi un mes después, el 23 de Febrero se lleva a cabo en el congreso la votación de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo, justo durante la cual se produce el intento de golpe de estado.
Las reuniones
De todas las reuniones que tuvieron lugar entre los mandos de la guardia civil y el ejército, las más importantes fueron la del 18 de Enero y la del 21 de Febrero:
El 18 de Enero de 1981 tiene lugar una reunión en la casa de Mas Oliver (Ayudante de Jaime Del Bosch) en la que el comandante Cortina (nombre en clave "Thor" ) recomienda aplazar el golpe, dado que el general Armada iba a ser nombrado segundo jefe del Estado Mayor.
48 Horas antes del golpe, el comandante Cortina se reunió por última vez con Tejero y Armada en el piso del nº5 de la calle Pintor Juan Gris, para ultimar los detalles de la operación. Dicho piso era propiedad de la empresa ASEPROSA, del hermano de Cortina, Antonio Prieto.
¿Cuál era el verdadero objetivo del golpe?
A priori, y tras leer detenidamente a varios de los que fuesen protagonistas de aquel 23-F, resulta curioso que todos coincidan en lo mismo; se trató de un golpe improvisado, pero que llevaba tiempo gestándose, tal como advirtió el CESID al gobierno tres meses antes.
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Se señalaba una serie de operaciones en fase de maduración para torcer el curso de los acontecimientos políticos, y en dicho documento, los autores daban una notable certeza, e incluso señalaban una inminente fecha, comprendida en la primavera de 1981. En dicho plan, se pretendía forzar la dimisión de Adolfo Suárez y asegurar el apoyo de UCD y PSOE a un general con respaldo por parte de la estructura militar, como jefe del gobierno, a fin de configurar un "Gobierno de gestión o de salvación nacional". O dicho de otra manera, restaurar la dictadura con el apoyo de los partidos políticos de ese momento. Dicho general sigue siendo un misterio, y se le definió por el nombre clave de "elefante blanco", a quien J. Alberto Perote en una reciente entrevista señala como el propio general Armada.
Curiosamente, el momento de mayor tensión con Tejero durante el secuestro del congreso, fue precisamente cuando el General Armada le propuso como opción (con la supuesta autoridad conferida por la casa real), una presidencia con un gobierno de concentración, a lo que se negó rotundamente voceando "… Yo no he asaltado el congreso para esto …". Tras una agria discusión, el teniente coronel despachó violentamente al general Armada sin dejar que se dirigiera a los diputados. Perdida toda opción sobre su "solución", Armada salió del palacio de las cortes refiriéndose a Tejero: "… este hombre está completamente loco …".
¿A quién esperaba Tejero?
Otra de las grandes preguntas que han quedado en el limbo sobre el 23-F, es precisamente, ese personaje misterioso, ese alto mando, tal vez un teniente general elegido bajo pacto secreto por los mandos golpistas, y que con toda seguridad, sería el elegido para dirigir el país bajo un gobierno de concentración. Ese misterioso militar denominado "elefante blanco" jamás apareció (o reveló), casi con toda probabilidad, al no haberse cumplido los objetivos básicos encomendados al General Torres Rojas y haber tanta discrepancia entre los mandos militares. Otro elemento clave, fue la posición del Rey como Jefe del Estado, al que también se le considera relevante; de no haber realizado el famoso comunicado pasada la una de la madrugada del 24 de Febrero, las actitudes y decisiones de los golpistas y de sus subordinados hubieran sido mucho mas firmes y con toda probabilidad, se hubiera prolongado mucho mas tiempo.
José Luis Cortina: La sombra del CESID en el 23-F
Este podría ser, según Juan Alberto Perote, el principal organizador del golpe, aunque existen teorías acerca de un elemento superior que jamás ha sido desvelado.
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Han sido especialmente reveladoras las confesiones del abogado de Antonio Tejero, quien por casualidades y circunstancias del momento, se hallaba fuera de la sala donde estaba teniendo lugar la vista oral por el juicio a los responsables del 23-F, y gracias al aviso del Comandante Arribas, pudo escuchar una conversación donde alguien, turbado y nervioso gritaba por teléfono tras una cortina. Esto ocurrió durante un receso al mediodía, y de camino al comedor del Servicio Geográfico del Ejército, escuchó tras aquellas cortinas y con total nitidez "… Que no me jodan, que saco hasta lo de Carrero Blanco…". Tras aquello, quien apareció tras terminar la conversación telefónica era nada menos que el comandante José Luis Cortina, en aquel entonces jefe de la AOME, hombre clave del CESID y principal enlace con la embajada estadounidense. Según Juan Alberto Perote, el hombre con quien habló sería casi con toda seguridad, Javier Calderón.
El comandante Cortina había estado soportando un interrogatorio de dos interminables horas, al cual se le formularon hasta 87 preguntas por parte de la fiscalía, que difícilmente supo contestar. Dichas preguntas, eran referentes a sus reuniones con Tejero y Armada antes del intento de golpe, en las cuales rehuía o se contradecía. Fue tras el receso cuando realizó la polémica llamada telefónica.
El comandante estaba acusado de un delito de rebelión militar por el fiscal, en aquel entonces el ministro togado de la Armada José María Claver, quien pedía 12 años de cárcel y retirada indefinida del servicio. La sentencia se hizo pública el 3 de Junio de 1982 y Cortina, inexplicablemente, quedó absuelto. Es de destacar, que en dicho proceso, se condenó al número dos de Cortina, el Capitán Gómez Iglesias a tres años de prisión, siendo quien condujo el autobús del asalto hasta el Congreso, y que posteriormente se aumentó a seis años y la expulsión de la carrera militar mientras su jefe quedaba impune.
Más preocupantes son las recientes declaraciones del que fuese jefe de servicio del CESID durante las 24 horas que duró el golpe, Juan Alberto Perote, quien señala directamente a Jose Luís Cortina como el principal coordinador del operativo organizado para dar el golpe de estado. Perote considera que si Tejero fue el responsable organizador de la operación, Cortina fue quien decidió la hora y la fecha, y que el general Armada era el "elefante blanco" elegido para dirigir el país.
Las conspiraciones frustradas del 82 y del 85
La conspiración golpista del 82
Era un golpe de mayor precisión que el del 23-F, en el que se encontraban implicadas mas de cuatrocientas personas, y cuyos máximos responsables eran los coroneles de artillería Luis Muñoz Gutiérrez y Jesús Crespo Cuspinera. El 1 de Octubre de 1982 tuvo constancia el ministro del Interior Juan José Rosón de que existía un plan para atentar contra el estado en vísperas de las elecciones generales, con el fin de alterar el resultado. La rápida actuación del General Manglano (CESID) y la perfecta coordinación de las fuerzas de seguridad del estado permitió detener e incomunicar a los principales responsables (Gutiérrez y Cuspinera), al tiempo que se trasladaba de prisión al teniente general Jaime Del Bosch.
El plan consistía en un golpe coordinado para sacar de la prisión de Fuencarral a Del Bosch, y liderar las acciones finales del golpe de estado. Para ello, se habían preparado una serie de atentados contra personalidades de izquierdas y autonomistas, así como un atentado de gran magnitud contra un bloque de viviendas militar de la capital. De esta forma, se culparía a ETA, acusando al actual gobierno de incompetente para la lucha antiterrorista, justificando así la intervención militar.
El golpe de estado se planificó para el 27 de octubre, víspera de las elecciones generales; en primer lugar se ocuparía la academia de artillería de Fuencarral, desde donde se liberaría a Del Bosch, y rápidamente se neutralizaría la cadena de mando, ocupando la capitanía general de Madrid y el centro de operaciones de la junta de jefes del Estado Mayor. Se declararía así el estado de guerra y unos ochenta comandos se dispondrían en tres anillos que cercarían la capital controlando todas las sedes y órganos del estado, así como las emisoras de radio y televisión. Contaban con la unidad de helicópteros de Colmenar Viejo y con las compañías de operaciones especiales de la capital.
La conspiración golpista del 85
Se organizó un complot por parte de un pequeño grupo de altos mandos militares, apoyados por un gran número de civiles, que hubiera tenido lugar en La Coruña durante el desfile oficial de las Fuerzas Armadas el 5 de Junio de 1985. El objetivo era crear un vacío de poder que justificase la intervención del ejército en la política española, como ya se había pretendido en las dos ocasiones anteriores.
Para ello, se ideó una masacre aprovechando un error estratégico en la seguridad de los asistentes, dado que todos los miembros de la cúpula del gobierno estarían presentes al mismo tiempo: Felipe González, el vicepresidente Alfonso Guerra, el ministro de defensa Narcís Serra, los almirantes Ángel Liberal y Guillermo Salas, y los tenientes generales José María Sáenz de Tejada y José Santos Peralba, a la vez que con el núcleo de la familia real, Don Juan Carlos I, la Reina Sofía, y las infantas. También asistieron el presidente del congreso, del senado, del tribunal constitucional, el del supremo y el del CGPJ, así como otros miembros del gobierno.
El diseño del atentado es calcado al perpetrado contra Carrero Blanco por ETA: Se alquilaría un local con sótano anexo a la zona donde se ubicaba la tribuna oficial, y se cavaría un túnel, para colocar cien kilos de explosivo plástico proporcionados por el empleado de una empresa constructora. La culpa del atentado se arrojaría sobre la banda ETA para justificar la intervención militar en el estado.
Dicho golpe jamás tuvo lugar, ya que fueron los propios responsables quienes optaron por abortar dicho operativo al sentirse vigilados por los servicios de inteligencia, y no hubo detenidos, denuncia o represalias por parte del gobierno.
Conclusión y opinión personal
Todos los escritores, partícipes o testigos tienden a coincidir en sus versiones de los hechos en una trama perfectamente orquestada para poner en el poder a un mando militar como jefe de gobierno, con la aprobación de todos los estamentos del país que en aquel momento, eran principalmente militares. Sin embargo, hay lagunas que no cuadran en esta historia: Si fuese cierta la teoría de que José Luis Cortina conspiró por consejo de la CIA para acabar con Carrero Blanco ¿Porqué razón estuvo de acuerdo con el golpe para promover a un general como jefe del gobierno? ¿Cuál fue la verdadera razón o motivos que abortaron el golpe de estado? Se ha llegado a asegurar que el Rey sabía que se iba a producir un golpe de estado, que todos los partidos lo sabían, y que incluso ya se había establecido un protocolo de actuación para reestablecer al gobierno con un jefe militar admitido por el rey, pero ¿Qué sentido tiene que el propio Rey permitiese un golpe que con toda probabilidad destruiría su sentido de ser como institución? ¿Cómo es posible que a día de hoy, con toda la información y los testimonios aportados, siga en la calle el principal coordinador y posible cerebro del intento de golpe?
Sea como fuere, sigue habiendo muchas incógnitas sobre este oscuro episodio de nuestra historia, donde seguimos sin conocer a los verdaderos cerebros de la trama, así como el verdadero nombre del misterioso "elefante blanco", siempre que no se tratase del general Armada.