Condenado a 33 años por violar a su hija menor de edad y a una niña de 4 años
* La pequeña, a la que obligó a hacerle una felación, era hija de su pareja
* Se le halló numeroso material pornográfico que distribuía por internet
* El descubrimiento de sus actos se produjo de manera casual
Un pederasta que sometió a su hija a todo tipo de vejaciones sexuales cuando la chica tenía entre 12 y 16 años y que obligó a otra niña de 4 años, hija de su compañera sentimental, a hacerle una felación ha sido condenado a 33 años de cárcel por la Audiencia de Guipúzcoa.
El hombre también ha sido encontrado culpable de distribuir material pornográfico infantil, después de que en el ordenador que tenía en su domicilio se descubrieran cerca de mil fotografías y vídeos con contenido sexual de menores de 13 años que había compartido con otros pedófilos por internet y parte de los cuales grabó en discos compactos.
Según la sentencia del caso, a la que hoy ha tenido acceso Efe, las violaciones de ambas menores fueron descubiertas de forma casual, cuando el 13 de octubre de 2006 la niña de 4 años contó inocentemente a su padre, con un lenguaje infantil, que había "jugado" con el nuevo compañero de su madre a hacerle una felación.
El padre alarmado alertó a su ex mujer de los hechos, tras lo que se puso de manifiesto que el procesado había aprovechado un momento en que la madre le había dejado a solas con la niña en un velero en el que iban pasar el fin de semana para mostrar a la pequeña una película pornográfica y después pedirle que le hiciera una felación, "en lo que la niña entendió que era un juego".
En el contexto de las investigaciones por este hecho, agentes de la Policía entraron en el domicilio del procesado, donde localizaron un disco duro con un millar de fotografías y vídeos de pornografía infantil que el imputado había borrado pero que fueron recuperados por los expertos informáticos de la Ertzaintza.
Los agentes constataron asimismo que el acusado se había deshecho de una treintena de discos compactos de la misma naturaleza, que había abandonado a lo largo de una carretera que une dos localidades guipuzcoanas.
En el domicilio del hombre fue descubierta asimismo una cinta en la que él aparecía manteniendo relaciones sexuales con su propia hija menor de edad, a quien había violado en numerosas ocasiones entre los 12 y los 16 años sin que la chica llegara nunca a denunciarle "por el pánico que le inspiraba" y por "vergüenza", así como para proteger a su madre, separada del imputado y que "estaba empezando a recuperarse después de una vida de malos tratos" a manos del acusado.
A pesar de ello, cuando fue citada a declarar en el marco de este procedimiento judicial, la chica, ya mayor de edad, contó todas las vejaciones sufridas entre los años 1989 y 1993 "al enterarse de que las conductas de su padre podrían haberse reproducido con otra niña".
Así relató que, cuando tenía 12 años, tras la separación de sus progenitores comenzó a acudir al domicilio de su padre en fines de semana alternos hasta que cumplió los 16.
La joven explicó que, al poco tiempo de iniciarse las visitas, su padre le hizo ver una película pornográfica y después le mostró los genitales, tras lo que le pidió que le enseñara los suyos y le dio instrucciones para hacerle una felación, a lo que la niña accedió sin llegar a comprender el significado del acto y porque era su progenitor "quien lo demandaba".
Desde ese momento, prácticamente todos los fines de semana en los que la niña acudía al domicilio paterno, el acusado "sometió a su hija a todo tipo de prácticas sexuales, algunas de las cuales llegó a grabar en vídeo.
La sentencia precisa que "para vencer la resistencia" de su hija "y lograr su sumisión una vez que la niña hubo tomado consciencia de la situación, empleó la violencia física contra la menor en forma de golpes en partes del cuerpo no visibles, empujones, tirones de pelo y de los brazos", al tiempo que la hacía ver "siempre" que "su oposición de nada le valdría porque al final iba a hacer lo que él quería".
"Transcurrido un tiempo -añade el documento judicial-, ya no fue necesario en muchas ocasiones el despliegue de violencia por cuanto la niña, ante el temor que sentía hacia su padre y la sensación de angustia" que tenía, "sucumbía" a sus pretensiones, "convencida por propia experiencia de la inutilidad de cualquier energía física frente a los requerimientos sexuales" del imputado.
Por estos hechos, la Audiencia de Guipúzcoa ha impuesto ahora al procesado penas que suman 33 años de cárcel y le impide acercarse ni comunicarse con sus víctimas durante diez y ocho años respectivamente y a indemnizarles con 30.000 y 15.000 euros.
Fuente: elmundo.es
PD: En fin... otro enfermo mental mas para la saca. Que coño pasa en esta sociedad?