Acostumbrada al riesgo que implica la aventura de la creación, la escritora Soledad Puértolas ingresa en la Real Academia Española el próximo domingo y llega a la RAE en plena revisión de la Ortografía. No le importaría que los cambios fueran más valientes, porque no dejan de ser "convenciones".
No creo que tengamos que preservar el lenguaje tal cual lo hemos recibido"Yo estaría dispuesta a meditar la supresión de la hache. No creo que tengamos que preservar el lenguaje tal cual lo hemos recibido", afirma Puértolas en una entrevista, en la que adelanta las líneas generales de su discurso de ingreso y habla de lo "atávico" que resulta la escasa presencia de mujeres en algunas instituciones.
Supone que, a la hora de trabajar en la RAE, "no será fácil el maridaje entre escritores y lingüistas". Unos y otros tienen una visión "radicalmente diferente" del lenguaje. "El escritor es más arriesgado, más intuitivo", afirma Puértolas, amiga de saltarse las normas cuando lo ve necesario.
El domingo leerá su discurso de ingreso en la Academia, y reconoce que la solemnidad de la ceremonia "es algo que impresiona mucho". "Lo mío es escribir novelas; me divierte más y es donde me siento más libre", señala esta narradora y ensayista, que se vestirá de negro para la ocasión y a la que el escritor José María Merino le dará la bienvenida en nombre del resto de académicos.
Es sano que la gente hable de estos temasDesde que la eligieron académica de la Lengua, el pasado 28 de enero, Puértolas, una de las voces más destacadas de la narrativa española de las últimas décadas, tuvo muy claro que su discurso trataría sobre los personajes secundarios del Quijote, "obra de referencia del castellano", subraya.
Galardonada con premios como el Planeta, el Anagrama de Ensayo y el de las Letras Aragonesas, Puértolas se incorpora a la Academia cuando está a punto de publicarse la nueva edición de la Ortografía que, si bien no reforma las reglas esenciales, propone algunos cambios que han levantado cierto revuelo, entre ellos llamar "ye" a la "i griega" y suprimir el acento del adverbio "solo".
"Es sano que la gente hable de estos temas. Estamos deseosos de hablar de cosas que no sean de política y de religión", comenta la escritora, que se acoge al "privilegio del creador" para tomarse estas propuestas como "indicaciones orientativas".
Estamos deseosos de hablar de cosas que no sean de política y de religiónA ella no le importaría ir más lejos en esa reforma y, por ejemplo, estaría "dispuesta a meditar la supresión de la hache". "La vitalidad de un lenguaje se demuestra con la capacidad de adaptarse", afirma.