Me gustó mucho la primera edición precisamente porque aprendi mucho de estos personajes, echo en falta un resumen de la vida y logros de cada uno.
No soy un historiador asi que no se lo suficiente para votar y tampoco voy a aprender nada -.-.
Yo he votado al Cid pero sin un motivo serio, es por que nació (tecnicamente) en el pueblo de mi abuela, además como personaje su historia es bastante interesante, nunca entendí como se puede mencionar que el Cid fue un mercenario de forma negativa cuando esto hace de su vida una historia digna de ser narrada.
Ahora bien, Alfonso X>>...>>el Cid, su aportación en todos los niveles culturales, en particular destaco su apoyo a la astronomía y geometría con sus traducciones.
#27 esperemos que alguien haga un comentario más serio para ganar, que @hipnos se lo curró xD
Lo vio mio Cid Ruy Díaz el castellano,
se acercó a un alguacil que tenía un buen caballo,
con su brazo derecho le propinó tal tajo
que lo cortó por la cintura, la mitad echó al campo;
GGWP
#24 venía a decir lo que tú, pero ya lo has puesto mucho mejor de lo que lo habría hecho yo xD.
Adaptar el derecho fue más importante que cualquier obra que hiciera don Rodrigo Diaz de vivar, en mi opinión.
#11 A mi me gusta verlo más con un término actual pero muy definitorio: señor de la guerra. Rodrigo Díaz de Vivar vivía de la guerra, como otros tantos durante el larguísimo periodo de la reconquista. El tenía sus hombres que le seguían hasta el fin pues también vivían de la guerra y confiaban en su liderazgo en la batalla. No emplearía mercenario pues sería que pelean solo por dinero...lo aumento, digo que la guerra era su modo de vida, vivían de eso.
Tengo un problema para decidir mi voto...un señor de la guerra o un monarca...mmm...complicada elección, creo que acabaré decidiéndome por Alfonso por su aportación cultural.
Edit: El enfrentamiento de El Cid debería ser con Almanzor, la gran figura militar del Califato. Pero aquí gana el Cid sobrado...por sus logros militares muy superiores a Almanzor, claro 
#39 Y tanto, fue un dictador en toda regla que manejó el Califato como le dio la gana y metió a allegados y familiares en todos los puestos de responsabilidad y de gobierno (mmmm, esto me suena de algo...). El califa omeya ya en esta época pintaba bien poco y justamente creo que fue el principal motivo de la desintegración del califato, la pérdida de legitimidad.
#40 la desintegracion bien a raiz de que al morir Almanzor su hijo no supo seguir su sombra y se dieron cuenta que el califa no ointaba nada, es mas nadie sabiabno si estaba vivo y eso desencadeno el lio.
#41 #42 También hay que decir que los reinos o imperios musulmanes de cultura árabe tienden a buscar cualquier excusa para que cada jefecillo se monte su reino y pase ya de hacerle caso al Califa. Con Almanzor vivo no había "cojones" por que todos sabían sus buenas formas y las bondades de oponérsele. Una vez que este pasó a criar malvas, todos vieron la oportunidad. Los cristianos tenían una ventaja respecto a eso de la legitimidad para impedir las explosiones: la iglesia jerarquizada y estructurada.
El CK2 representa esto de forma magistral, sin lugar a dudas XD
El cid que con sus triquiñuelas se hacía easy a todo dios , y el Alfonso era un culturetas muy pesado con sus cantares
Bueno, para ser justo hago otro para el Cid.
Si Alfonso X era el rey justo, sabio y culto que supo ilustrar a su nación con inteligencia, el Cid fué aquel que supo aprovechar esa misma inteligencia para ganarse la vida como un señor de la guerra en una península en conflicto permanente.
Pero empecemos por el principio, pues la historia del Rodrigo Díaz de Vivar no puede entenderse sin entender la historia de los reinos cristianos de aquel siglo.
Al fallecer el rey Fernando I, en 1065, había seguido la vieja costumbre de repartir sus reinos entre sus hijos, dejando al mayor, Sancho, Castilla; a Alfonso, León y a García, Galicia. Igualmente, legó a cada uno de ellos el protectorado sobre determinados reinos andalusíes, de los que recibirían el tributo de protección llamado parias. El equilibrio de fuerzas era inestable y pronto comenzaron las fricciones, que acabaron conduciendo a la guerra.
Rodrigo el Campeador (el "batallador"), se hizo un nombre como abanderado del rey Sancho II, que venció en diversas batallas a su hermano Alfonso VI. Sin embargo, el destino quiso que nobles descontentos guiados por la hermana de Alfonso VI, doña Urraca, acabasen matando al rey Sancho II, dejando a Rodrigo sin señor y pasando a ser hombre de confianza de su antiguo enemigo, Alfonso VI.
El propio Rodrigo fué casado con una prima tercera del rey Alfonso VI, y permaneció fiel a su lado hasta que encargado de recoger los tributos del rey moro de Sevilla, estalló el conflicto:
Don Alfonso lo puso al frente de la embajada enviada a Sevilla en 1079 para recaudar las parias que le adeudaba el rey Almutamid, mientras que García Ordóñez (uno de los garantes de las capitulaciones matrimoniales de Rodrigo y Jimena) acudía a Granada con una misión similar. Mientras Rodrigo desempeñaba su delegación, el rey Abdalá de Granada, secundado por los embajadores castellanos, atacó al rey de Sevilla. Como éste se hallaba bajo la protección de Alfonso VI, precisamente por el pago de las parias (los tributos de los reyes moros a los cristianos) que había ido a recaudar el Campeador, éste tuvo que salir en defensa de Almutamid y derrotó a los invasores junto a la localidad de Cabra (en la actual provincia de Córdoba), capturando a García Ordóñez y a otros magnates castellanos. La versión tradicional es que en los altos círculos cortesanos sentó muy mal que Rodrigo venciera a uno de los suyos, por lo que empezaron a murmurar de él ante el rey.
En cualquier caso, al rey Alfonso VI no le interesaba políticamente apoyar al rey de Badajoz frente al de Sevilla, y Rodrigo cayó en desgracia y fué exiliado. Tras buscar otro noble bajo el que blandir su espada, fué rechazado por los condes de Barcelona, y finalmente optó por encaminarse a la taifa de Zaragoza y ponerse a las órdenes de su rey.
No ha de extrañar que un caballero cristiano actuase de este modo, pues las cortes musulmanas se convirtieron a menudo, por una u otra causa, en refugio de los nobles del norte. Ya hemos visto cómo el mismísimo don Alfonso había hallado protección en el alcázar de Toledo.
Al servicio del rey Almutamán, Rodrigo se enfrentó en diferentes batallas a sus enemigos. En una de las batallas, se enfrentó al asedio del castillo que defendía para el rey moro.Tras negociar infructuosamente con los sitiadores para que levantasen el asedio, Rodrigo los atacó y, pese a su inferioridad numérica, los derrotó por completo y capturó al propio conde de Barcelona. En sucesivas batallas Rodrigo salió victorioso, y también conquistó a los principales magnates del reino de Aragón.
A la muerte de Almutamán, Rodrigo se volvió contra su hijo, y volvió a obtener el favor de Alfonso VI. Fué durante este periodo que defendió Valencia y parte de la costa levantina frente a enemigos moros y el conde de barcelona, reclamando para sí los impuestos de la ciudad. La situación siguió así hasta que en una de las batallas en las que fué llamado por su rey, Rodrigo no acudió y fué desterrado de nuevo.
Entonces el Cid se autoproclamó caudillo independiente, y protegió sus territorios enfrentándose de nuevo al conde de barcelona (que acabó capturado de nuevo), y defendiéndose del rey Alfonso VI que en su furia estableció alianza con el rey de Aragón, el conde de Barcelona y las ciudades de Pisa y Génova.
Ni siquiera esa alianza pudo derrotar al Cid, que en su superioridad militar no dudó en defenderse y lanzar represalias a sus enemigos. A partir de ese momento solo las tropas africanas (los almorávides) se opusieron a su gobierno.
Los moros consiguieron que Valencia se rebelase ante su señor, y asedió la ciudad hasta que:
por fin Valencia capituló ante Rodrigo el 15 de junio de 1094. Desde entonces, el caudillo castellano adoptó el título de «Príncipe Rodrigo el Campeador» y seguramente recibiría también el tratamiento árabe de sídi «mi señor», origen del sobrenombre de mio Cid o el Cid, con el que acabaría por ser generalmente conocido.
El Cid continuó luchando y defendiendo sus reinos hasta su muerte natural, a los 55 años, en Valencia. Así acabó la historia que durante siglos sería recitada por trovadores y se convertiría en leyenda.
Bajo mi punto de vista, Rodrigo no fué solo un excelentísimo estratega, sino alguien que tuvo la suficiente inteligencia para mantenerse vivo y jugar siempre su mejor carta para beneficiarse del conflicto.
#29 Vaya huevazos tenía Roger de Flor.
Mi voto por Alfonso X aún siendo fan del Cid la repercusión no fue la misma.
