Comparto con vosotros este pequeño texto, me ha parecido muy interesante:
http://blogs.20minutos.es/el-blog-de-lilih-blue/2016/01/14/alguna-vez-le-han-comido-el-culo/
En la última cena que he compartido con un popurrí de amigos lancé la siguiente pregunta al aire. Y tan ancha. ¿Alguna vez os han comido el culo? Se rieron, pero en muchos de sus rostros sólo pude ver incredulidad, asombro, sorpresa. La típica cara de…”yo eso no lo hago ni de coña, menuda guarrada”. No entiendo de primeras ya esta cerrazón y este privarse porque sí de tan primigenio y primoroso placer. Me suena a poca imaginación, muchos prejuicios y un sexo rutinario en la que el misionero es el pan de cada día. Amen.
Para mas información, este annilingus es mundialmente conocido como beso negro. Aunque sepan ustedes que el beso negro ni es beso ni es negro. También se le llama beso polaco o beso de colibrí, porque estimula el periné (base de la pelvis, entre los genitales y el ano tanto femenino como masculino) y de este modo la lengua penetra el ano profundamente, simulando la forma en que los colibrís succionan el néctar de las flores. El ano, ojete u orto, de ahora en adelante “culete” (que queda más fino y elegante) es una de las zonas erógenas más fascinantes de hombres y mujeres, aunque muchos de ustedes no se atrevan a que nadie se aproxime a sus partes traseras o no les seduzca lo más mínimo que nadie se le asome al culete.
Pues qué quieren que les diga, a mi me va el beso negro. Darlo y que me lo den. Para los que a estas alturas del cuento no sepan lo que es, políticamente correcta les diré que consiste saborear y acariciar con toda la boca, la lengua y los labios el esfínter de otro. Esta lúbrica práctica se remonta a los albores de la humanidad y tiene sus raíces en comportamientos solidarios y de limpieza recíproca entre distintos seres. El placer vino después. El esfínter suele estar muy irrigado y es extraordinariamente sensible. Si aún no lo saben, tóquense ustedes mismos, o mejor aun, pídanle a su pareja que lo haga por ustedes. Verán como cualquier cosita que le hagan ahí detrás obtendrá una recompensa proporcional al cariño y la pasión con que las hagamos.
Cuando se trata de beso negro confieso que soy egoísta y prefiero ser yo a la que se coman a besos. Hay uno que me atiende especialmente bien y me da unos besos negros que me muero. Primero se entretiene un buen rato acariciándome las nalgas y se pone a jugar como quien no quiere la cosa por mis alrededores perianales. Nunca lo hace directamente, ya sabe él que yo prefiero que me hagan las cosas poquito a poquito. Después de palpar bien todo lo palpable, se dirige con su mano poco a poco al ano. No puedo evitar volverme loca y poner el grito en el cielo mientras frota suavemente con el dedo corazón en movimientos circulares y envolventes. Hace lo que toca hasta que su boca entra en acción. Y es aquí cuando empieza el espectáculo, porque los que lo han probado alguna vez, no podrán negarme que a los besados nos gustan estas lamidas de culete más que a un tonto un lápiz.
Cada uno que lo haga como quiera, pero háganme caso en una cosa. El beso negro ha de darse con seguridad, con aplomo, con confianza. Con un par de huevos o un par de ovarios según sea el caso. Use la lengua para masajear y los labios para chupar. No se ande con remilgos, porque si lo hace no disfrutará plenamente de esta experiencia. Si le da asco, mejor dedíquese a otra cosa. Ya habrá tiempo.
Imagino que a muchos de ustedes no les convence nada esta práctica poco convencional entre los posibles juegos y carantoñas sexuales. ¿A qué se debe tanto ocultismo? ¿Por qué sigue siendo este beso tabú y el placer que se obtiene de él tan estigmatizado entre muchos? Está claro que es porque se relaciona directamente con aquello de caca, culo, pedo pis. Pero ya saben, como hablamos en un par de posts anteriores, si uno se da la friega correspondiente, el black kiss saldrá a pedir de boca.
A favor de esta práctica he de decir que es absolutamente indolora, sólo da gustirrinin y del bueno. Lo peor que le puede pasar a uno es que se quede con algún tropezón en la boca, si el dueño o la propietaria del ano son algo guarretes. Permítanme que insista pues en la higiene y limpeza del culete, especialmente por respeto a y solidaridad con la boca involucrada. Los más aprensivos hablan hasta de jabones antibacteriales y no se amorran sin un lavado interno con agua y los utensilios pertinentes. No olvide depilarse o rasurarse, una zona despejada y libre de molestos vellos siempre hace más agradable y agradecida la experiencia. ¿A que no le gusta acabar con pelos en la boca? Pues al otro tampoco.
Para terminar, sólo un dato más. ¿Recuerdan el sesenta y nueve verdad? Pues bien, la misma práctica aplicada al beso negro se denomina doble cero. Les advierto que requiere de una cierta elasticidad física. Por si necesitaban una excusa más (apetecible) para apuntarse este año al gimnasio, ya la tienen.
Que follen mucho y mejor.
A mí me gusta, es buena cosa y me deja relajaito. No es lo que más, pero bueno, para lo escandaloso que resulta la verdad que está bastante bien. Os animo a probarlo si no lo habéis hecho.