La árbitra Soraya Leiva Justicia, durante el partido recibió insultos desde la grada, los cuales no pudo aguantar y acabó derrumbada en el vestuario sin parar de llorar. Algunos de los insultos fueron "zorra, hija de puta" y comentarios por el estilo.
La mujer alega que durante el partido fue insultada "por el simple hecho de ser mujer" y habla de la oportunidad que ofrece el fútbol para promover valores sobre igualdad de género en el campo y que el público de los estadios deje de gritar insultos durante los partidos, ratificándose en que "se debe terminar con la violencia verbal en el fútbol" y que "el fútbol es un deporte que mueve masas y sería un gran aliado para promover valores como el respeto y derechos como la igualdad de género."