Arrebatarle la vida a alguien muerto no es un juego de niños
Son las 15:32 de un dia cualquiera, de un mes sin importancia y de un año del que no quiero acordarme. Aparco el coche con desgana, pues el trayecto de vuelta ha sido mas bien asqueroso. Las mujeres es lo que tienen, no saben conducir y ponen en practica los reflejos y habilidades de los machos para despues rechazarnos si las vemos en cualquier lugar de diversion una noche cualquiera. Lo peor de todo es que si te ha tocado las pelotas una tia buena con cara de no haber roto un plato en su vida, no puedes mas que tragarte tu falso orgullo y derrochar hipocresia por doquier. La naturaleza del hombre es bien extraña.
Subo las escaleras mientras noto como mis piernas flaquean, una de dolor y la otra de agarrotamiento. Soplando llego a la primera puerta, giro la llave y me dirijo hacia la segunda, la penultima.
Llego a la puerta de mi casa, y despues de haber hundido, literalmente, el timbre, aparece mi madre con una sonrisa de oreja a oreja, esta feliz por verme en casa. Ni siquiera es consciente de lo que pasa por mi mente. Tengo la comida preparada en la mesa, es una buena madre. Me dirigo a mi habitacion y me descalzo buscando una liberacion a mis pesados pasos. Con pantalones cortos y una camiseta vieja vuelvo sobre mis pasos y me siento a comer.
La comida esta buena, es de aquellas tipicas bolsas en las que te viene todo preparado. Solo hace falta calentarlo y al plato. Me lleno de liquido rapidamente tras tres vasos de agua y se me quita el hambre, de momento. Acabo de comer dejando mas de la mitad de lo que habia en principio. Mi madre refunfuña levemente pero siempre con una sonrisa.
Tiro la comida que ha sobrado a la basura, no suelo hacerlo. En ese momento pienso en los pobres negros de mierda que se mueren de hambre en los paises subdesarrollados. Luego pienso y me doy cuenta de que la comida que estoy tirando jamas podria darles de comer a ellos. Un chasqueo de mi lengua con mi paladar me despeja esos pensamientos y vuelvo a mi habitacion. La naturaleza del hombre no es ni buena ni mala, solo que dejamos que nos corrompa la sociedad de forma irremediable. Desde pequeños, antes de tener siquiera uso de razon, ya estamos intoxicados. Hablamos sobre lo que es mejor para los demas cuando realmente pensamos en lo que seria mejor para nosotros. No somos realmente asi porque queremos ser asi, sino porque nos han hecho asi.
Todo esta muy bien trazado. No hay mejor dominio sobre una persona que el que ella crea que te tiene dominado en todo momento. Asi es el pueblo, la sociedad, nosotros, yo. Creemos poder elegir a nuestros gobernantes, cuando son ellos los que se eligen a ellos mismos. La democracia no es mas que el fruto de un lavado de cerebro a base de ideas que jamas llegaremos a entender. Creemos poder elegir, pero solo seguimos las pautas que ellos nos han impuesto desde bien pequeños.
Las elecciones que realizamos en nuestra vida no son mas que momentos irreales en los que creemos tener el poder sobre algo, pero todo esta tan bien estudiado que cualquier persona que te conociese medianamente sabria cual seria tu proximo paso. De ahi que pueda predecirse el futuro si se tiene la suficiente informacion con lo que te rodea. Primero el tiempo que hara mañana, despues algo mas peligroso...
Enciendo el ordenador. Noto algo que me esta molestando. Me levanto y me veo el movil parpadeando. Se queja. "Abreme", me dice. Le hago caso. Dos mensajes nuevos y cuatro perdidas.
Lanzo el movil sobre mi cama, ahora quiero estar incomunicado, no quiero saber nada de lo que ocurra fuera de mi habitacion. Me recuesto sobre el sillon y pongo musica relajante, algo de Chillout vendra bien. Apago el monitor, la musica sigue sonando, acabo de comer y me entra el sueño. Lastima, un grito me despierta de mi somnolencia y hace que mi corazon estalle de rabia. Respiro profundamente mientras mis ojos se llenan de rabia. Mi madre me avisa de que no he puesto el plato en el fregaplatos.
"Te vas a enterar", pense. Camino con rapidez por el pasillo y veo una barra de hierro de metro y medio de largo. "¿Una barra de hierro"?, pense de nuevo. "Servira" finalice. Cojo la barra con decision, y con los nudillos blancos por la furia me dirijo con presteza a la cocina.
Ahi esta ella, gritandome de nuevo, solo que esta vez no la oigo. Levanto la barra por encima de mi cabeza procurando de que esta no tropiece con el techo y la miro fijamente a los ojos. "¿Que vas a hacer, hijo?", me pregunta asustada, con una mano intentando apartar aquella barra de su funesto camino hacia ella.
"Tranquila, todo se acabara en unos momentos", le dije sonriendo con demencia. Mi carga finaliza en su cabeza, ha sido un golpe muy sucio y ahora toda la cocina esta llena de ese exquisito liquido rojo carmesi. Desciende de las paredes y los muebles de cocina con lentitud pero con un viscoso ruido que hace que mis pelos de la nuca se ericen rapidamente. Me doy media vuelta, empiezo a correr hacia el balcon. Las puertas que dan al mismo estan abiertas. Justo metro medio antes de llegar a la altura de la barandilla brincon con soltura por encima de esta. Procurare caer de cabeza, no quiero pasarme lo que me queda de vida postrado en una silla sin poder moverme.
PD: A todos aquellos que respondan con un... "tas que me lo leo", "ladrillo spotted" y cosas semejantes, quiero que sepais que me agradan tanto vuestas respuestas como vuestras madres cuando me las follo, osea bien poco xDDD.