No soy de poner pegotes que haya leido por ahí, pero este me ha gustado especialmente. Es un pequeño escrito donde se demuestra que quizás sea mejor decir las cosas con la verdad por delante que poner malas excusas a problemas que pueda tener una persona, en ese caso cuando alguien tiene sobrepeso solarte el rollo a base de cliches tipo "la belleza está en el interior" no es lo adecuado, lo adecuado es decir las cosas como son.
Lo he sacado de http://www.elsentidodelavida.com/2008/12/navaja-de-ockham.html
LA NAVAJA DE OCKHAM
"¿Te has dado cuenta de que, si no hubieran
tantas gordas el 75% de las islandesas podrían ser supermodelos?, no es normal"
Bostezo antes de responder.
"Lo es si se asume que los vikingos que se instalaron aquí tuvieron que secuestrar a sus parejas, si alguien que va huyendo hacia un lugar remoto y perdido ha de llevarse una mujer para compartir el resto de su vida con ella, va a tomar, lógicamente, lo mejor que encuentre"
"Es una lástima que coman tantas chocolatinas y beban tantos refrescos azucarados..." dice Michael
La conversación me retrotrae a mi vida en Madrid, a una noche en el centro bebiendo cerveza en "La fontana de oro".
Estoy sentado con dos chicas, Ana, por la que siento atracción y Adela una veinteañera de 90 kilos que habla sin parar de todas sus desgracias amatorias, apenas la conozco y me molesta tener que escuchar sus clichés acerca de las relaciones con los hombres.
"Nadie me ha querido nunca, nadie" dice con la voz alterada por el alcohol.
Sigue hablando mientras mi interés va decreciendo, me aburren de una manera antológica sus palabras vacías de contenido, aún así, extrañamente, presiento que algo especial va a ocurrir.
"Yo no soy una mala persona y solo me lo han pagado dándome la espalda...he tenido decenas de "amigos", que me han utilizado...."
Detiene su soliloquio unos segundos y tras hacer un amago de aspaviento rectifica y vuelve a hablar.
"Todos los hombres son iguales"
Es demasiado para mí.
Tamborileo con los dedos sobre la mesa y pregunto:
"¿Podrías imaginar que eres un empresario?"
"¿Cómo?"
"Solo contesta...¿Podrías imaginar que eres un empresario?"
"Creo que sí....." exclama dubitativamente "...pero no entiendo a qué te refieres"
Ignoro sus palabras y sigo.
"Has ahorrado 50.000 euros y decides que es una buena idea abrir una tienda de muebles, haces una inversión acondicionando un establecimiento, eliges el género que quieres comercializar y contratas a algunos trabajadores.
Se inaugura el negocio, trabajas día a día en él y sin embargo las ventas no despegan, tras meses desde la apertura siguen hundidas, los posibles clientes ven el escaparate y pasan de largo, algunos, un tanto aburridos, entran, miran un poco aquí y allá pero no compran...
La escena se repite cada jornada y el negocio se convierte en una ruína, como empresario la situación es terrible, no puedes dormir y el estrés te desborda hasta que un día, presa del pánico, comienzas a llorar delante de los empleados: gritas que eres una persona honrada, que tus muebles son de calidad, no como los de Ikea.
En ese momento entra un cliente y te lanzas corriendo a sus rodillas, sollozas y suplicas que te compre, lloras amargamente con la cabeza contra sus piernas mientras enumeras todos los esfuerzos que has tenido que hacer y lo mal que te han tratado los vecinos del barrio.
El posible comprador se siente incómodo y trata de tranquilizarte, te dice que la tienda está muy bien y que seguramente, cuando los habitantes de la ciudad se den cuenta de ello empezarán a dejarse el dinero en tus productos, ahora simplemente están confundidos porque la televisión no cesa de emitir anuncios del nuevo centro comercial.
El tipo empieza a soltarse educadamente y se marcha.
Tú te quedas sobre las baldosas frías, en silencio....."
La miro fijamente y prosigo.
"¿Tú crees que es una buena forma de reflotar una empresa pasarse el día llorando, maldecir el gusto de los clientes y hacerles sentir incómodos con tácticas victimistas?, es decir, ¿Tú crees que Amancio Ortega o Botín se hicieron ricos así?"
Tras unos segundos callada me contesta:
"¿Qué estás tratando de decir?"
"Mi argumento es muy simple, has de mejorar los bienes que comercializas si quieres que se incrementen las ventas"
"¿Mejorar los bienes?... lo que dices es horrible" exclama con voz ofendida "¿estás sugiriendo que no soy lo suficientemente buena?
Doy un sorbo a mi cerveza.
"No, no lo eres"
"Para ya Dashiell" grita Ana, interrumpiéndome, desde el otro lado de la mesa, "Para ya"
"No, no,......quiero que continue" dice Adela "¿Por qué no soy lo suficientemente buena?, ¿Por qué soy gorda?"
"Sí"
Ella suelta un pequeño grito, Ana se levanta y me pone una mano en la boca.
La aparto y continúo.
"Es decir, no eres mala en un sentido moral, no te conozco lo suficiente para opinar sobre ello, pero sé que pesas unos 35 kilos más de lo que deberías, no hablamos de unos gramos, puedes verlo desde el punto que quieras, engañarte a ti misma o dejar que los demás te suelten cuatro topicazos para hacerte sentir mejor, pero todo eso no oculta la realidad: vendes un producto poco atractivo en el mercado, hacer deporte y tener el suficiente sentido común como para mantener un peso normal, no esquelético, dice mucho más a favor del "interior" de alguien que estar todo el día delante de la tele hartándose con patatas fritas"
"La belleza física es pasajera, importa mucho más lo que hay dentro"
"Por supuesto, pero es un indicador de algo, nadie tiene una personalidad más arrebatadora porque le sobren kilos, el ser obeso muestra que se dispone de una mala genética o de una débil fuerza de voluntad, obviamente podrías decir que a tí no te importa, que eres feliz así, pero no es algo fácil de creer despúes de escuchar media hora como te lamentas"
Traga saliva pero no contesta..... por fin, mirando al suelo, susurra:
"Solo quiero que alguien me quiera....nunca he pedido más...."
Noto a Ana mirarme con ira.
Cierro los ojos, tras unos segundos en silencio, respondo:
"Si solo quieres eso has de bajar el precio, para cualquier bien la demanda y la oferta han de cruzarse en un punto, busca a un inmigrante, a veces se puede encontrar una persona tímida y aburrida o a alguien gordo como tú..."
Adela se levanta de la mesa y se va, Ana la sigue, aunque antes de desaparecer me mira con rabia levatando el dedo índice de una manera agresiva.
Me quedo solo.
Trato de sentirme culpable pero no puedo hacerlo, me resulta del todo indiferente su tristeza y su llanto, me resulta indiferente toda la retórica absurda con la que tratarán de consolarla.
La mentira no es mejor por estar al servicio de la buena voluntad.
Una semana después, al salir de clase, me encuentro con alguna de las amigas de Ana, al notar mi presencia apartan la vista.
Me siento en una butaca y abro "La conjura de los necios" mientras espero la llegada del siguiente profesor.
"Dashiell" dice Luis sentándose a mi lado "acabo de tener una interesante conversación con la chica que te gusta".
"¿Con cual de ellas?" pregunto sin levantar la mirada del libro.
"Con Ana, capullo, lo sabes de sobra..... me ha hablado de tí, dice que eres la peor persona que ha conocido jamás"
Me acaricio los labios y le miro.
"Lleva razón".